Au revoir, monsieur Kanoute
El sevillismo despide a su gran ídolo en una noche mágica llena de muy emotivos momentos que hasta hicieron temblar la voz del franco-malí. "¡Qué grande eres, Fredy!", gritó en pie el Sánchez-Pizjuán.
Algún día, cientos de miles de sevillistas, de aficionados al fútbol, podrán decir "yo vi jugar a Kanoute". Quizá las generaciones futuras no comprendan bien lo que significó años atrás la figura de este elegante y esbelto futbolista que llegó sin hacer ruido un día de agosto de 2005 a Sevilla y ayer se despidió de la que fue su afición durante siete largas e inolvidables temporadas como lo que fue, a lo grande. Esa frase de "yo vi jugar a Kanoute" es una de las preferidas por los sevillistas para presumir de una etapa gloriosa y, aún más, de haber disfrutado de la cercanía, aunque fuese en la distancia de un estadio de fútbol, de ese portento humano y deportivo que no deja indiferente a nadie.
Kanoute se puso por última vez la camiseta del Sevilla en un homenaje con muchísimos momentos emotivos, momentos que encogieron el corazón y que incluso llegaron a hacer temblar su voz, segura y templada siempre, tanto para analizar con sensatez un partido de fútbol como para pedir con humildad para los niños de su tierra de origen, Malí. Frederic, Fredy para los compañeros y amigos que deja en una ciudad en la que se queda parte de su corazón, no se esperaba tanta gente en su despedida. A las nueve de la noche apareció sobre el césped y ya había más de 25.000 personas esperándolo, pese a que el V Champions for Africa, la excusa solidaria que exigió para su homenaje, no empezó hasta tres cuartos de hora después.
Todo el estadio se puso en pie. Frederic Kanoute volvía a pisar el Ramón Sánchez-Pizjuán más de cuatro meses después de aquel último partido oficial frente al Rayo Vallecano, el pasado 5 de mayo. Entonces, Fredy se pintó en el pecho la palabra gracias. Ayer fue el sevillismo el que le dio las gracias a él por tantas tardes y noches de gloria. Y en este caso lo de las noches de gloria no es una frase hecha ni exagerada. Al grito unánime "¡Qué grande eres, Fredy, qué grande eres!", el estadio atronó para recordarle a todo el mundo que Kanoute hollaba de nuevo el césped de Nervión. Y Kanoute, el hombre templado de las causas solidarias y las miradas al cielo, el futbolista que no se puso nervioso ni en los penaltis más comprometidos, como aquel de Glasgow o aquel otro en el Bernabéu por la Supercopa, mostró su lado más humano. Le tembló la voz y apenas atinó a decir "va a ser difícil para mí hablar ahora, lo siento, no tengo palabras". Pero sí las tenía. Las había estado recitando desde su vuelta de la lejana China, siempre en una doble dirección, la gratitud hacia la ciudad de Sevilla y el sevillismo, "la mejor afición del mundo y la más solidaria" y la petición para Unicef y su Ciudad de los Niños, hacia las necesidades de la África de sus ancestros y sus genes de gigante de ébano. "¡Tú sí que vales! ¡Tú sí que vales!", gritaba con gracejo la afición.
Fue un momento mágico, el reencuentro de Kanoute con los suyos. Pero aún quedaban muchos otros. Uno a uno, fueron saltando al campo los compañeros de la vieja guardia, los veteranos de una gloriosa y soñada guerra que se abrazaban al gigante como al capitán en el que se depositan todos los miedos e inseguridades. El menudo David, uno de los capitanes que vivió el ascenso desde los campos de Segunda División al Olimpo de los títulos continentales y nacionales, fue el primero en rendirle su particular homenaje a Fredy. "¡Campeones, campeones, oé, oé, oé!", sonaba en un nostálgico coliseo. Y luego fueron saliendo Javi Navarro, el capitán que levantó los cinco títulos de aquel ciclo irrepetible; Diego Capel, quien con el dorsal 16 marcó el primer gol de aquella final que el Sevilla, el sevillismo y el propio Kanoute le debían a Antonio Puerta; Martí, otro de los integrantes del puesto de mando de la vieja guardia; como Dragutinovic, como Aitor Ocio, como el líder Pablo Alfaro. Hinkel, Jesús Navas, Palop, el actual capitán..., todos se fueron abrazando a Kanoute, mientras el estadio se unía en aplausos que eran abrazos.
Faltaba uno, pero el estadio lo recordó incluso antes de que el presentador del acto mencionara su nombre: Antonio Puerta. Se oía fuerte su nombre cantado mientras Kanoute echaba su mirada al suelo, queriendo recordar al hombre y no la tragedia. Pero El Arrebato salió para devolver la alegría al acto. La canción del popular artista es un fidelísimo reflejo de la doble vertiente del franco-malí, "Oh, Kanoute, amigo Kanoute, hermano Kanoute, conquistador de sueños, mensajero de sonrisas en la Ciudad de los Niños". Kanoute ya tiene su canción y el sevillismo ya tiene en el Olimpo de sus mitos al que quizá sea el más grande de todos, monsieur Kanoute. Au revoir.
Apuntes
Gesto Recuerdo a Puerta, Jarque y Miki Roqué
Cuando llegó el minuto 16, el Ramón Sánchez-Pizjuán comenzó a realizar el tradicional cántico que recuerda a Antonio Puerta, de forma muy cerrada. Más aún se cerró el aplauso cuando la grada vio que junto al banquillo visitante estaba Kanoute portando una camiseta en recuerdo del inolvidable dorsal 16, Iriney con otra de Miki Roqué y Capdevila con la de Jarque. Fue un momento que encogió los corazones en el estadio nervionense.
Estreno 'Oh, hermano Kanoute', una emotiva canción
Javier Labandón, El Arrebato, estrenó a pie de césped y antes del partido una emotiva canción dedicada a Kanoute. El artista quiso dedicársela por todo lo que ha significado en la historia del Sevilla y por su faceta humana, de ahí que el estribillo lo describiera como "amigo Kanoute" y "hermano Kanoute". El Arrebato le dio las gracias a Kanoute: "A veces no hay una buena canción, sino una buena inspiración", y anunció que todos los derechos irán destinados a su fundación.
Ex capitanes Javi Navarro y David no se vistieron
David Castedo y Javi Navarro, dos de los capitanes históricos, estuvieron presentes en el homenaje y recibieron a Kanoute en el césped en el homenaje previo al partido. Sin embargo, ninguno jugó. El lateral se cayó a última hora de la alineación. El central ya avisó que faltaría.
Único Primera medalla de oro de la RFAF a un foráneo
Eduardo Herrera le entregó a Kanoute la Medalla de Oro de la Real Federación Andaluza de Fútbol. El presidente del organismo explicó que era la primera vez que un futbolista no andaluz recibía la mayor distinción de la RFAF. "Kanoute es sevillano, es sevillista, es andaluz, es todo. Como dice la canción, hermano Kanoute, amigo Kanoute".
Ausentes El Barça no dio permiso a Daniel y Adriano
Finalmente, las gestiones de José María del Nido para convencer a Sandro Rosell del permiso a Daniel Alves y Adriano no dieron frutos. Seguro que influyó que el sábado hay un partido clave en Nervión.
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