Ases con corazón cajista
Anderson o Turner, García o Doblado, Raúl Pérez o Jackson, Bingenheimer o Middleton y Lockhart o Kidd, distintas alternativas para conformar un quinteto ideal en los 25 años de la historia del club.
Una lista amplísima de jugadores pasaron por Sevilla en esta maravillosa travesía durante un cuarto de siglo. Unos fueron referencias en ataque, otros se dejaron el alma en defensa, en el rebote, lideraron el vestuario... Hicieron, en definitiva, cajismo en una ciudad tan futbolera. Estos 25 ases tienen el corazón sevillano.
Bases
Chinche Lafuente. Llegó para quedarse en el debut en la ACB. Sobrio y gran director de juego, echó raíces en Sevilla, donde compitió cinco campañas antes de retirarse en el Estudiantes.
Michael Anderson. Bote, anotación, rebote, robo... Completísimo en todas las facetas, lideró aquel equipo de Petrovic que logró el segundo puesto en la Liga ACB de la 95-96. Siguió otra campaña más en San Pablo. Los aficionados veteranos no lo olvidan.
Andre Turner.Uno de los principales iconos del cajismo. Estilete de los subcampeonatos de la 98-99, aunque si no se hubiera lesionado en la final copera ante el Tau, otro gallo hubiera cantado. No se borra de la memoria cuando se pasaba las palmas de las manos por la suela de las zapatillas.
Matt Santangelo. Una eminencia en Gonzaga, apareció por aquí en 2002. Tuvo actuaciones estelares, aunque quizás no terminó de explotar el potencial físico que tenía. Aun así, rindió a buen nivel y estuvo tres años.
Earl Calloway. Otro americano que cumple tres campañas por estos lares. Estuvo muy bien en su estreno, con Copa y play off incluidos, una lesión lo frenó y ha vuelto a deleitar con partidos sobresalientes. Defiende, suma, asiste. La única pega, quizás, el juego estático.
Escoltas
Javier García. Excelente tirador que aterrizó en el proyecto iniciático, participó en el ascenso a la ACB y le metió nada menos que ocho triples al Fórum de Sabonis en San Pablo.
Benito Doblado. El lebrijano es historia del Caja, donde militó desde júnior hasta el 98. Lanzador de rachas, una vez Petrovic le besó la mano después de decidir con sus lanzamientos el partido.
Carlos Montes. Sevilla se convirtió en su nueva casa. Comprometido en defensa, una lapa en toda regla, el madrileño hizo carrera aquí durante cinco temporadas.
Donatas Slanina. Cuatro años en el Caja. Con una mecánica de tiro perfecta, a veces se arrugaba en momentos decisivos, pero dio tardes de gloria con los triples, amargando una vez al Joventut en Badalona.
Clay Tucker. Jugó sólo 11 partidos en la temporada 2008-09, pero salvó al equipo del peligro del descenso. 37 puntos en Valencia, una verdadera ametralladora.
Aleros.
Mark Crow. Formó con Terry White la pareja yanqui del Caja recién nacido. Tenía una muñeca de seda, pese a ser un alero alto para la época. Jugó sólo una campaña, pero no se le olvida y vino al homenaje de los 25 años.
Quino Salvo. Ayudó el corpulento alero a asentarse al club en sus primeras temporadas en la ACB (90-91 y 91-92). No daba un balón por perdido, ejemplo de garra.
Raúl Pérez. El buque insignia del baloncesto sevillano. Triplista nato, fue subcampeón liguero, emigró a Valladolid cinco años y volvió desde 2002 a 2006. Sigue en el club como responsables de relaciones institucionales.
Brian Jackson. Tras pasar por el Madrid y Huesca, exhibió en San Pablo su clase, siendo seguramente el alero con mejor tiro que jugó aquí. En ataque tenía miles de recursos: triples, lanzamientos de dos jugando de cara y de espaldas, penetraciones...
Mike Smith. Este saltarín fue decisivo en el exitoso primer ejercicio de Imbroda. Espectacular en ataque, echaba una gran mano en el rebote en el ocaso de su carrera. Jugó dos cursos más por estos lares.
Ala-Pívots
Dan Bingenheimer. Impresionante. Otra de las piezas esenciales de este proyecto. Cuatro espectacular, con aptitudes para el salto y para la anotación. Los sevillanos difrutaron de su talento durante tres años (89-92).
Darryl Middleton. Un ejemplo. Con 45 años ha competido en el Girona, desde donde vino a Sevilla. Atlético, listo, profesional y anotador, vivió dos años en Sevilla (92-93 y 93-94).
Richard Scott. Siempre sonriente, el ala-pívot disfrutó de las dos etapas gloriosas de los 90. Tenía una muñeca prodigiosa y un movimiento de pies veloz. Entró desde el equipo de la EBA para suplir a Alexander y ya no paró. Volvió en el 98 para participar activamente en los éxitos de aquel curso.
Lou Roe. A la segunda convencieron al cuatro yanqui para fichar por el Caja, haciendo disfrutar a San Pablo en cada partido. Demasiado egoísta por acaparar mucho juego, tuvo sus más y sus menos con Manel Comas.
Dusko Savanovic. Atrancado en la primera temporada en la ACB, la llegada de Plaza le dio la oportunidad de demostrar sus mil recursos ofensivos, tanto en el tiro exterior como bajo el aro con un enorme movimiento de pies.
Pívots
Abdul-Jeelani. ¿A quién se le puede olvidar este hombre? Jugadorazo de primer nivel, era alérgico a entrenar, pero después solucionaba los partidos. De hecho, fue el artífice del ascenso.
Darrell Lockhart. Suplió al alero Durham en el 89 y el acierto fue total. Pívot inteligente y muy anotador. A pesar de sus kilos, se movía muy bien dentro de la zona y también tiraba de larga distancia. Compitió cinco años aquí.
Warren Kidd. Una campaña nada más le bastó para hacerse dueño y señor de los aros en San Pablo, aprovechando los balones sueltos para machacar el aro en aquel primer subcampeonato liguero con Petrovic.
Nacho Romero. El cinco titular en la 98-99. Peligrosísimo desde el triple, intimidaba por su estatura. Fue internacional con España y estuvo aquí cinco años. Sigue jugando en Melilla cerca de los 40.
Paul Davis. Determinante en el juego del actual Banca Cívica por su facilidad para lograr puntos tanto con su tiro de cinco metros como dentro de la pintura. El más cinco puro.
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