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Armstrong se quiebra: "Me siento desacreditado, humillado y avergonzado"

El ciclista casi llora en la segunda parte de la entrevista con Oprah Winfrey al recordar cómo confesó su mentira a su hijo de 13 años. Con todo, no se rinde y manifiesta su deseo de "volver a competir".

Armstrong asegura haber perdido una fortuna tras desvelarse su dopaje
Daniel García Marco (Dpa)

19 de enero 2013 - 09:10

Casi lloró, y se le hizo un nudo en la garganta al recordar cómo confesó su mentira a su hijo Luke, pero Lance Armstrong también se rebeló contra la "pena de muerte" que a su entender le impuso la Usada por doping. Tanto es así, que dejó en claro que desearía volver a competir. La segunda parte de la entrevista con Oprah Winfrey se tornó el viernes más personal y familiar. Fue ahí cuando el estadounidense se quebró y estuvo a punto de llorar, el momento más emotivo de las dos horas y media de charla emitida entre el jueves y el viernes con las que Armstrong confesó que se dopó durante toda su carrera ciclista.

Volvió a autoflagelarse: "Me siendo desacreditado, humillado y avergonzado". Reconoció que necesita terapia psicológica continuamente, habló de la existencia de dos Armstrongs, negó un intento de soborno a la Usada (Agencia Antidoping de Estados Unidos) y consideró excesivo un castigo que definió como "pena de muerte". Y es que dejó claro que desearía volver al deporte, por ejemplo para correr un maratón, porque es un "competidor". No lo puede hacer por la sanción de por vida que le impuso en octubre del año pasado la Usada. "Creo que lo merezco (competir de nuevo)", dijo al comparar su sanción con la de otros ciclistas dopados, que es mucho menor. "Merezco ser castigado, pero no estoy seguro de que merezca tanto, de que merezca una sanción tan dura", dijo sobre la suspensión. "No estoy diciendo que sea injusta, pero es diferente" a la de otros a los que se sanciona por meses o años.

El supuesto nuevo Armstrong afirmó que le pone "enfermo" ver al Armstrong anterior. "Ese tipo se sentía invencible. Sigue allí. No voy a decir 'Estoy en terapia y me siento mejor'. Está aún ahí. ¿Es necesario que siga existiendo durante el proceso? Sí". El ex campeón de siete Tours de Francia habló en ese momento de sí mismo en tercera persona. "Estoy en terapia, he tenido una vida desordenada, no hay excusa, pero esto va a ser un proceso largo", dijo al revelar que lleva años haciéndola esporádicamente, pero admitiendo también que la requiere de forma continua. "Soy el tipo de persona que la necesita constantemente", reconoció. "Estoy enfrentándome a mis demonios, es un proceso, el principio del proceso", dijo sobre su confesión.

El ex ciclista reveló que el primer momento humillante fue cuando la firma de artículos deportivos Nike le llamó para decirle que lo dejaba de lado como patrocinador, pero "el peor momento, el más humillante" fue en el daño que haría a la fundación de ayuda contra el cáncer Livestrong, que él ayudó a fundar, debido a las acusaciones de doping. "Lo último que pensé es que la fundación también me dejaría", señaló el ex ciclista de 41 años sobre Livestrong, a la que considera su "sexto hijo".

Precisamente hablar de sus niños generó el momento más humano. El ex ciclista casi lloró y tuvo que interrumpir su discurso al hablar de cómo su hijo Luke, de 13 años, le defendía en las redes sociales sin preguntar si eran ciertas las acusaciones. "Hay muchas dudas sobre la carrera de tu padre", le dijo a su hijo. "Quiero que sepas que son ciertas. No me defiendas más. Si algún chico te dice algo, no me defiendas. Simplemente di: 'Mi padre lo siente'". También habló de cómo su madre está "destrozada" y aseguró que se siente arrepentido y que sabe que debe pedir disculpas a muchas personas, entre ellas a todas las que lo acusaron durante 13 años y a los que él intentó intimidar.

Sobre su situación financiera, aseguró que ha perdido "ingresos futuros" y cifró en 75 millones de dólares lo que se esfumó en los dos días en los que le abandonaron los patrocinadores tras la sanción de la Usada. "Probablemente" no volverán, dijo. "No es un buen momento en mi vida, pero no es la peor parte de mi vida, no se puede comparar con el diagnóstico (del cáncer que sufrió), con el 50/50 (de posibilidades de vida). Eso marca la medida. Esto está cerca, pero soy optimista".

"¿Todo esto le ha hecho mejor persona?", le preguntó Winfrey. "Sin duda", dijo Armstrong. "Cuando me diagnosticaron el cáncer me convertí en mejor persona, en más listo. Luego, perdí mi rumbo. Esta es la segunda vez. No puedo perder el rumbo de nuevo". Winfrey concluyó la entrevista con la frase que le dijo a Armstrong su ex mujer Kristin en 2009: "La verdad te hará libre".

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