Aristas de un bache avisado
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El equipo verdiblanco enciende la luz de alarma tras cinco partidos sin ganar El bajón de Rubén Castro o de Beñat, reflejos de la mala planificación invernal
Cuando Pepe Mel señaló tras la eliminación copera ante el Atlético que el equipo podría bajar diez puestos en caso de no reforzarse, el Betis ya había ofrecido síntomas de su agotamiento, aunque muchos tildaron de victimista el discurso del entrenador. "Si no queremos bajar diez puestos tendremos que tener más opciones, si no a los 15 que tenemos los vamos a matar", afirmó sin tapujos el técnico el pasado 24 de enero. Diez días después, el bajón del equipo verdiblanco se asoma como evidente a los ojos de cualquier analista y también repasando los datos tanto individuales como colectivos.
El Betis acumula cinco encuentros sin ganar, dos en la Copa del Rey y tres en la Liga, y sólo ha sumado un punto, con el empate logrado ante el Athletic en el Benito Villamarín. Curiosamente, tres de esos cinco encuentros han tenido como rival al Atlético de Madrid, que esta temporada se ha convertido en una bestia negra del equipo bético y no sólo por los resultados.
Los registros goleadores también se han venido abajo. Con únicamente dos tantos en los cinco últimos partidos, y ambos desde el punto de penalti, lo que ha provocado que el Betis haya descendido cuatro puestos en la clasificación de los equipos con mayor acierto. Y es que Rubén Castro, que marcó un penalti ante el Athletic, no ha encontrado recambio hasta ahora, después de que el fichaje del delantero solicitado se retrasara hasta el último día del mercado, cuando se anunció la incorporación de Pabón.
Si los datos muestran la menor eficacia goleadora, también el rendimiento del centro del campo ha disminuido. Beñat, ausente en la última victoria del equipo ante el Levante, ofrece síntomas de agotamiento e incluso ha sido sustituido en los dos últimos encuentros liguero antes de llegar a la hora de partido. Cañas, protagonista durante el mes de enero ante la oferta del Swansea rechazada por el club y su adiós anunciado para junio, también ha bajado su nivel, que se ha visto perjudicado por algunas molestias que han mermado su capacidad física. Incluso en el club surgen voces que apuntan que hubiera sido más rentable haber aceptado la propuesta de un millón de euros antes que mantenerlo en la plantilla.
Con este panorama, la planificación deportiva del equipo verdiblanco ha sido deficitaria, teniendo en cuenta el previsible bajón físico en el mes de enero, debido a la acumulación de esfuerzos que obligaba la presencia en la Copa del Rey. A este aumento de los partidos se le añadía la falta de jugadores debido a las lesiones, algunas ya conocidas como las de Álex Martínez o Juan Carlos y otras previsibles como las de Mario o Ángel. Los fichajes de Molins o Pabón ejemplifican que en el club también se vislumbró esa falta de efectivos, aunque las apreturas económicas impuestas por el club llevaron a que la dirección deportiva sólo pudiera fichar con el plazo muy avanzado.
No sólo los avisos de Mel debieron poner en alerta a los dirigentes béticos, sino que el Betis ya sufrió hace dos temporadas, cuando militaba en Segunda, un bache parecido tras competir al máximo en la Copa del Rey. Otros equipos como el Zaragoza o el Levante, con el mismo objetivo inicial que los béticos, también están sufriendo las consecuencias de la acumulación de partidos en el mes de enero.
Con 35 puntos en la clasificación, el Betis tiene a su alcance el objetivo de la permanencia, pero la racha negativa le ha otorgado una especial relevancia al encuentro del próximo lunes ante el Valladolid, una situación que ya se vivió en la primera vuelta. Entonces, el equipo verdiblanco se midió a los pucelanos tras tres semanas sin competir después de la derrota ante el Rayo y con la polémica originada con Fabricio, que había enturbiado el ambiente en el vestuario. La victoria bética cambió la dinámica, algo que ahora vuelve a ser necesario para salir del bache.
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