Adiós a Antoniet, un ilustre y el primer Iborra en Nervión

Ayer falleció en Alicante, donde nació hace 82 años, Antonio Iborra Iborra, conocido futbolísticamente por Antoniet, un jugador que dejó un sello imborrable en el Sevilla de finales de los 50 y principios de los 60 y que firmó 58 goles en 158 partidos a lo largo de seis temporadas.

Pero más que sus goles, Antoniet dejó huella en el fútbol de la época por su polivalencia, virtud siempre apreciada y hoy bastante común, pero que entonces suponía un as en la manga. Dotado de una velocidad endiablada, solía jugar de extremo derecho, pero también se desenvolvió bien en otros puestos de ataque en una delantera que compartió con mitos como Juan Arza, Domenech o Pepillo y, más tarde, con Agüero, Szalay, Pereda o Diéguez. Llegó al club en 1957 procedente del Jaén y avalado por el mismísimo Helenio Herrera y rápidamente formó parte de un gran Sevilla, el que debutó en competiciones europeas. No en vano, marcó en el primer encuentro de la Copa de Europa ante el Benfica (3-1) e hizo un doblete contra el Aarhus danés (4-1), ostentando durante muchos años el honor de ser el máximo goleador del Sevilla en torneos continentales. Fue hasta 1983 cuando Magdaleno, con 4 tantos, lo destronó.

Antoniet, que sumó 15 dianas en la Liga 58-59 jugando sólo 20 partidos, fue partícipe del subcampeonato de Copa del 62 y disputó dos encuentros con la selección española B, un empate sin goles en Portugal y un triunfo ante Italia (3-1) en la Copa Mediterráneo. En 1963 cerró su etapa en el Sevilla y firmó en el Granada, para acabar su carrera deportiva en el Calvo Sotelo.