"Los cánones se están desdibujando"
MANEL LOUREIRO | ESCRITOR
Tras triunfar con el 'thriller' sobrenatural se pasa a la novela negra con 'La Puerta', que al igual que otros libros anteriores suyos ya tiene ofertas audiovisuales
-Primera novela negra y se codea con Lorenzo Silva o Alicia Giménez Bartlett.
-Cuando haces un cambio de género siempre tienes muchas dudas, y de repente descubrí que no solo me sentía extraordinariamente cómodo sino que además me gustaba lo que estaba haciendo y a los lectores. Ha sido una sensación muy extraña, de repente darte cuenta de que has llegado al sitio al que perteneces.
-¿Es lector del género?
-Me gustan muchos tipos de género pero creo que cada vez más estamos tendiendo hacia una hibridación. Los cánones se están desdibujando. Aunque escribas novela negra hay unos elementos identificables -ha ocurrido algo, quién ha sido y por qué-, y unos protagonistas que tienen que recorrer ese camino con sus dudas personales, pero después hay muchos elementos que puedes cambiar. No se trata solo de crear una buena historia o unos buenos personajes sino un estado de ánimo en el lector que le arrastre dentro de la novela.
-Últimamente habría que añadir el dónde. En La Puerta la Galicia rural es un personaje más, como el Valle del Baztán para Dolores Redondo o el bosque vasco en Alaitz Leceaga.
-Se juntan muchos factores, el clima, el paisaje, el trasfondo cultural porque hay un sustrato que bebe en el caso de Galicia de esas tradiciones celtas que están desapareciendo, ayudan a envolver este tipo de historias. Todo ese sustrato, unido al clima, da una forma de ver el mundo más opaca, menos abierta que la que se puede dar en Andalucía donde el propio clima y sustrato cultural da pie a relaciones mucho más distendidas.
-Susana Martín Gijón ambienta sus casos en la calurosa y vacía Sevilla de agosto, no sé qué da más miedo.
-El dónde ayuda pero no es fundamental, lo que sí es fundamental son las emociones, que es lo que nos atrae de la novela negra. Por una parte lo terrible, la muerte, el crimen, y necesitas desesperadamente saber quién lo hizo y por qué y es en ese camino de descubrimiento con los personajes, que normalmente suelen tener problemas, donde tú te sientes identificado. Una de las grandes claves de la novela negra es que los protagonistas nunca son superhéroes por encima del bien y del mal, son personas que tienen sus profundas grietas emocionales o morales. La Puerta (Planeta) comienza cuando unos operarios de un parque eólico encuentran a una chica joven sacrificada de forma ritual, es horrible, le han sacado el corazón y se lo han puesto en la mano, pero al mismo tiempo te fascina, quién ha hecho eso y por qué. El ser humano es curioso por definición.
-El problema de su protagonista, la guardia civil Raquel Colina, es su hijo enfermo, recuerda a la jueza interpretada por Candela Peña en la serie Hierro.
-Yo ya tenía el manuscrito prácticamente finalizado y estrenaron Hierro y se me cayó el mundo encima, después empecé a verla y afortunadamente no tiene nada que ver. Sí en la idea de una mujer arrancada de su zona de confort, la diferencia es que Raquel va porque no le queda otra opción, porque su hijo se muere. Parte de la Unidad Central de Investigación Criminal de la Guardia Civil, es una unidad de élite, acostumbrados a creer solo lo que se puede ver, medir, tocar, la ciencia en estado puro. Son los mejores de los mejores y renuncia a ello para pedir un traslado a un pequeño puesto rural perdido en medio de la nada porque es el único sitio donde su hijo puede tener una esperanza, aunque eso suponga un salto profesional que nadie entiende, porque no le puede contar a nadie que va en busca de una solución fuera de la medicina.
-Un salto profesional y de convicciones.
-De la ciencia a la creencia, un salto al vacío que implica desarraigarse. Acostumbrada a trabajar con las mejores técnicas está en un puesto donde la luz se va, un sitio en que no entiende la mentalidad de la gente, super reservada, donde todo el mundo parece guardar un secreto, atrapada en un mundo de leyendas que para ella eran puro folclore, y de repente descubre que hay gente que cree firmemente en ellas.
-Dio el salto a la novela negra buscando la evasión para tiempos de pandemia.
-Venía del thriller con elementos sobrenaturales y me apetecía hacer algo más accesible al público porque entendía que en estas circunstancias los creadores de contenidos teníamos una responsabilidad, en un momento en el que la gente estaba encerrada en sus casas, de generar espacios de fuga, dar elementos para que leyendo una novela puedas viajar.
-Dada la importancia del escenario en La Puerta, ¿imagina una versión audiovisual?
-Hay movimientos. Tengo sobre la mesa varios proyectos sobre distintas novelas mías [elude confirmar si La Puerta es una pero la risa le delata]. Uno está a punto de salir. Los autores somos cada vez más transmedia. Cada vez es más complicado que un autor novel sea capaz de publicar algo que llegue al gran público, los que estamos dentro lo tenemos más fácil pero a su vez estamos tendiendo a ser creadores transmedia. En la literatura comercial los textos son cada vez más un storyboard. Pero yo voy más allá. Hoy la industria que más público tiene son los videojuegos y dentro de pocos años el lector ya no solo va a querer leer la historia y ver la película, va a querer estar allí, participar.
-Apocalipsis Z partió de un blog y hay quien publica tras hacerse viral con hilos de Twitter ¿puede ser una vía de darse a conocer y captar nuevos lectores?
-Hoy se lee más que nunca, mensajes, redes sociales, la cuestión es estar leyendo en un formato incompatible con contar historias de desarrollo largo. Para contar historias complejas necesitas espacio. Yo empecé en un blog porque en 2007 no había redes sociales, ahora son la punta de lanza que está haciendo que mucha gente conozca a creadores de contenidos. Si van a ser capaces de dar el salto a crear contenidos complejos no lo sé, ojalá, porque implicaría arrastrar a un montón de nuevos lectores.
¿Y para cazar talentos? ¿es más efectivo que mandar manuscritos?
Sí. En el año 2000 la única manera de que se publicase era coger tu manuscrito bajo el brazo e ir a las editoriales. Y la crítica literaria era vertical, o salías en Babelia o no existías. Ahora las redes sociales hacen que un montón de booktubers puedan recomendar un libro y tengan infinita más fuerza. Ese proceso de tener que crear manuscritos con la autoedición también salto por los aires, el problema es que es tan masivo que corres el riesgo de pasar desapercibido. Para mí fue muy fácil en el año 2007 porque no había demasiada gente. Hoy hubiese sido imposible, tienes que buscar otra manera de hacer ruido, creando a tu alrededor una masa crítica lo suficientemente grande de gente interesada en lo que tú haces.
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