Libertad bajo palabra
AL AMPARO DEL FEMINISMO | CRÍTICA
Amparo Rubiales y Octavio Salazar entregan en el sello Renacimiento una ágil y viva reflexión sobre la conquista de la igualdad y los retos que unas nuevas relaciones equitativas provocan
La ficha
'Al amparo del feminismo'. Amparo Rubiales y Octavio Salazar. Editorial Renacimiento. Sevilla, 2021. 532 páginas. 24 euros
Al amparo del feminismo es una intensa, rigurosa y feliz conversación entre dos generaciones y una mujer y un hombre: Amparo Rubiales y Octavio Salazar. Este libro que acaba de editar Renacimiento -en tan bella como primorosa edición- es una rara avis y no sólo por la personalidad de sus coautores. Se trata de un, poco transitado y hasta reinventado, género: algo más que una entrevista dialogada, algo más que un ensayo escrito a cuatro manos, algo más que una biografía comentada, algo más que un ensayo. Es precisamente la agilidad de su estructura la que convierte estas reflexiones sobre el feminismo en una narración viva, diferente, tremendamente ágil.
Amparo Rubiales ya había escrito una suerte de autobiografía hace unos años, Una mujer de mujeres, donde compartía experiencias personales con documentos y reflexiones sobre el feminismo, un libro que venía a dejar negro sobre blanco su intensísima actividad no sólo política sino como habitual en los medios de comunicación. Ya sea ocupando cargos institucionales o a título propio, Rubiales ha sido presencia frecuente en radio y televisión, desde las primeras tertulias de Jesús Hermida o Teresa Campos a los programas de Carlos Herrera o Tom Martín Benítez, siempre dispuesta a colaborar , sin remilgos ni distingos. Activista practicante es una tuitera hiperactiva con una larguísima nómina de seguidores y ningún empacho en participar en debates o en difundir ideas o artículos propios y ajenos. Por su parte Salazar, catedrático de Derecho en Córdoba, es un polifacético autor, habitual también en medios de comunicación donde toca todos los palos: crítica de cine o reseña de libros, artículos de opinión o, también, intervención en las redes para el debate. Y es un prolífico escritor. De hecho, ambos coincidieron por primera vez cara a cara en la presentación de su Autorretrato de un macho disidente, en aquel caso unidos por alguien a quien los dos estiman, el exdirigente de Izquierda Unida Antonio Maíllo. Antes, Octavio Salazar había publicado hasta nueve ensayos, tocando, bien tangencial bien directamente, el feminismo, la igualdad y el papel de los hombres en la búsqueda de una nueva masculinidad lejos de los estereotipos del machismo y el patriarcado. Amparo Rubiales le volvió a presentar el siguiente, Los hombres que no deberíamos ser, y ha vivido cómo al tiempo que se embarcaban en este Al amparo del feminismo, su compañero publicara La vida en común, reflexiones sobre los hombres, la convivencia y los cuidados escritas en pleno confinamiento.
En realidad leyéndolos da la impresión de que llevan media vida juntos o, lo que resulta más estimulante, que ambos se andaban buscando como almas próximas dispuestas a aprender y crecer el uno con el otro. Estas dos vidas unidas por la curiosidad y, sí, también el afecto, confluyen en este tan inteligente como entretenido libro que ha tenido que esperar a la superación de la peor fase de la pandemia para presentarse finalmente al público. Con absoluta sinceridad una y otro hablan de la vida, de la privada y de la pública y lo hacen desde el yo pero construyendo un nosotros que incluye a los lectores. Dos cartas, al principio y al final de la conversación, contextualizan el momento en que el libro se ha editado, tras el periodo más duro del confinamiento y con todas las interrogantes y retos que la pandemia y sus amenazas suponen y han supuesto. Ambos coinciden en señalar las costuras rotas de los cuidados, el olvido de los mayores en una sociedad cada vez más, afortunadamente, envejecida y el papel de las mujeres durante y después de la crisis sanitaria. Los dos acusan el peligro de desandar cuanto -aun no suficiente- llevamos andado.
Los dos comparten el universo del derecho, los dos son feministas, ella un referente de la historia de la emancipación de las mujeres contra y tras la dictadura, él en construcción como se define a sí mismo. Si lo personal es político Rubiales y Salazar repasan, desde la vida de esta veterana política, luchadora desde que tiene memoria, la protohistoria de la conquista de la igualdad y al mismo tiempo los retos que unas nuevas relaciones equitativas nos provocan. No es un libro diacrónico aunque los recuerdos, el ruido de la memoria -en homenaje a Teresa León- al que alude Rubiales, van dando forma a una conversación que Salazar ha ido primorosamente ordenando en capítulos cuyos títulos resultan estimulantes en sí mismos.
Es un libro feliz. Y lo es aunque ninguno de los dos se muerda la lengua ni pretenda edulcorar una realidad que a veces se tiñe de negro con la violencia, el acoso o el desprecio. Pero huyen de la victimización y afrontan el pasado, el presente y el futuro como una oportunidad y sin dejar un rincón sin barrer: la amistad, el amor, los hijos, las leyes, el poder, los espacios propios. Todo les sirve y todo sirve a su lectura porque, siendo un ensayo rabiosamente crítico, contagia alegría, coraje para cambiar el mundo y, por tanto, una férrea voluntad de esperanza.
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