Este es el mejor método para controlar el consumo del agua

El sistema más eficaz es la reducción de forma proporcional del agua disponible a los usuarios

Expertos piden medidas para frenar el impacto de la agricultura intensiva

Aguas regeneradas: el gran reto de Andalucía ante la sequía

Sistemas de riego para la agricultura

En pleno verano y con las temperaturas disparadas no hay nada como darse un baño en el mar o lanzarse de cabeza a la piscina para aliviar el impacto del calor. También es importante beber agua, más cantidad de la habitual para tener el cuerpo bien hidratado.

Todo esto dispara el consumo de este bien tan preciado como escaso por momentos. Ya lo advierten los diferentes estudios que llevan ejecutándose en los últimos tiempos. El cambio climático, la sequía, el aumento de población y los hábitos de consumo están multiplicando la escasez de agua disponible, tanto para los hogares como para la agricultura. Andalucía es, en este caso, una de las comunidades autónomas más castigadas.

Hace unos meses el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se planteaba la opción de presentar restricciones de agua en provincias como Sevilla o Córdoba en caso de que no lloviera todo lo deseado en invierno. La lluvias llegaron y esa 'amenaza' se disipó, pero eso no es óbice para que sobre la mesa se encuentren diferentes opciones para conseguir controlar el consumo de agua en un territorio con grandes terrenos como Andalucía. El debate fluctúa entre limitaciones, imposiciones y reducciones.

Un estudio llevado a cabo por el grupo 'Weare' de la Universidad de Córdoba, publicado en la revista Water Resources Management, lo tiene claro: Este es el mejor método para controlar el consumo del agua.

La Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), cuyos embalses están al 40% de media, lleva varios años limitando la cantidad de agua disponible para el regadío. Es la única manera de ayudar a reducir el consumo y gestionar el agua destinada a los cultivos...¿o no? Desde la Unión Europea proponen imponer un impuesto adicional al agua, incluye una nueva directiva dentro de la norma que regula el uso de este líquido para labores agrícolas, pero este grupo de técnicos de la Universidad de Córdoba, compuesto por estudiantes y profesores, dicen haber comprobado que el sistema más eficaz es la reducción de forma proporcional del agua disponible a los usuarios. ¿Por qué? Estos son sus motivos.

Más pérdidas económicas para los agricultores

La primera razón de peso es que se puede desligar la decisión de la realidad diaria de un agricultor y cómo afectaría cada decisión en su producción. Poner un impuesto adicional al agua más allá del precio que ya se paga por el uso que se hace de ella para regar los cultivos es más perjudicial que la asignación de una cantidad de agua porque quienes gestionan la agricultura tienen más pérdidas económicas con la tasa adicional al agua que con la asignación de una cuota y además se pierde ese dinero que podría repercutir en otros fines.

Investigadores de la UCO consideran que con el impuesto al agua se pierde más de lo que se consigue

La investigación ha estudiado la mejor manera de gestionar el agua disponible para la agricultura en la cuenca del Guadalquivir comparando dos políticas de gestión, la asignación por cuotas (reducción proporcional de asignaciones de agua) y la tarifación, y desde dos puntos de vista, el social y el privado. Para ello han usado un modelo basado en programación matemática positiva (PMP) que, con datos de ingresos, costes y superficie cultivable, reproduce el comportamiento del agricultor. La conclusión es clara: "con el impuesto al agua se pierde más de lo que se consigue". Y, lo que puede ser aún más importante, el modelo permite conocer, en función de la dotación de agua de la que dispone, cuál será el plan de cultivo que aplicará el próximo año.

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