¿Cuándo bajará el precio del aceite de oliva?
CONSUMO
Empezó duplicando su precio en un año (de 3,50 a 7 euros el litro) y ha terminado alcanzando unas cifras sin precedentes este año 2024. Lo del aceite de oliva sigue siendo insostenible para muchos hogares. Uno de cada cinco españoles ha dejado de comprar aceite de oliva por su alto precio y eso que en origen ya se paga 1,21 euros menos que en enero. ¿A partir de cuándo bajará el precio del aceite de oliva? Olvidarnos de buscar alternativas más baratas como el aceite de girasol alto oleico, de cacahuete, de aguacate, de soja, de coco, la margarina o la manteca. Algunos expertos ya empiezan a ver luz al final del túnel.
Es el caso del presidente y consejero delegado de Deoleo, Ignacio Silva, que apunta a que los precios empezarán a bajar progresivamente a partir de septiembre, apoyados en una buena cosecha de 2024 y terminará de afianzarse esta bajada el año que viene con otra cosecha normal en 2025.
Porque el principal motivo de esta destacada subida de los precios está en que no hay producto en el mercado desde hace dos años (sequía, guerra en Ucrania, coste de energía...), pero pronto se espera recuperar los volúmenes de 2021 y 2022.
Pendientes de las próximas cosechas
De momento, el aceite de oliva sigue siendo el producto que más ha aumentado de precio respecto al año anterior, registrando un incremento del 32,6%, según los últimos datos de la consultora NIQ, compañía líder mundial en inteligencia del consumidor, que proporciona el más completo entendimiento del comportamiento de compra del consumidor y abre nuevos caminos de crecimiento. El aceite de oliva virgen extra se ha convertido en un artículo de lujo. Pero todo apunta a que pronto se producirá el esperado giro de guión.
Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, están convencidos de que la próxima campaña de aceite en España será bastante buena, superándose el millón de toneladas, pero tampoco quieren lanzar las campanas al vuelo respecto a un posible notable descenso de su precio en el mercado, sujeto siempre a la ley de oferta y demanda. Porque la esperanza está ahí, en que las condiciones meteorológicas sean favorables y con una gran cosecha el sector salga reforzado, algo que terminaría afectando sí o sí al precio del producto final en los lineales del supermercado, favoreciendo tanto al consumidor como a la industria.
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