Las claves para que los niños puedan aprender y divertirse este verano

La lectura, los juegos y las actividades sociales son las mejores herramientas para que los más pequeños de la casa disfruten plenamente del verano

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Tres niños leyendo en la playa / M. G.

Las vacaciones suponen un descanso para todos los miembros de la familia, la vida más tranquila y relajada se apodera de la rutina durante los meses de julio y agosto y muchos niños llegan a aburrirse en estas jornadas tan largas. Durante los primeros días de interrupción de la vida diaria, los pequeños aprovechan para realizar actividades que a lo largo del año no pueden hacer, por el escaso tiempo que pasan en casa. No obstante, conforme va avanzando el verano, muchos de ellos se aburren de hacer todos los días lo mismo y no saben cómo entretenerse.

Uno de las mejores maneras que tienen los más jóvenes de divertirse es seguir aprendiendo de manera más distendida en el periodo estival, para ello hay que fomentar diferentes hábitos y rutinas que ayudarán a los niños a mantener su cerebro activo, de la misma manera que se ejercitan más físicamente.

La lectura es un hábito fundamental

En cuanto a la lectura, se ha observado un impacto positivo en la fluidez del lenguaje al explorar diferentes géneros literarios. Por ello, hay que alentar a los niños y jóvenes a explorar su biblioteca local, intercambiar libros con amigos y sumergirse en novelas que los transporten a lugares exóticos durante las vacaciones.

En el ámbito de la escritura, la práctica constante de la ortografía y la gramática contribuye al desarrollo de habilidades comunicativas sólidas. También se ha observado que la creatividad se ve estimulada al escribir cuentos o guiones teatrales. Asimismo, se ha evidenciado que la creación de un periódico local y el envío de postales fortalecen el desarrollo lingüístico y la capacidad de expresión, con mejoras promedio en la expresión escrita y el dominio del lenguaje.

Actividades con otros niños

La interacción social también desempeña un papel clave en el aprendizaje. Trabajar en equipo y participar en eventos como mercadillos solidarios, obras de teatro, grupos de música o carreras fomentan habilidades sociales, el espíritu emprendedor y la autonomía en los niños y jóvenes. También se ha observado que aquellos que participan en actividades sociales y de grupo durante el verano experimentan un incremento en su capacidad de colaboración y resolución de problemas.

Los juegos forman parte del proceso de aprendizaje

Por otro lado, la gamificación puede ser una estrategia efectiva para aprender mientras se disfruta. Se ha demostrado que los juegos de mesa que incorporan elementos educativos, como el aprendizaje de idiomas, números y colores, mejoran el proceso de aprendizaje. Además, se ha constatado que la creación de juegos de vocabulario en otro idioma, como por ejemplo basados en búsquedas del tesoro locales durante las vacaciones en entornos diferentes a lo habitual, aumenta la motivación y la retención de conocimientos, con una mejora promedio en el dominio de vocabulario y habilidades cognitivas.

Explorar la creatividad

Por último, se ha observado que el aprendizaje práctico a través de actividades como manualidades, tocar un instrumento musical, cocinar en familia y experimentar con la pintura promueve el desarrollo cognitivo, emocional y creativo, fortaleciendo así la capacidad de pensamiento crítico y la expresión artística.

Estas actividades no solo entretienen, sino que también estimulan y fortalecen las competencias académicas adquiridas durante el curso escolar, asimismo preparándose para el comienzo del siguiente.

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