Un experto lanza un aviso sobre los pollos asados envasados
Alimentación
Sevilla/En el mundo de hoy, la comida precocinada está a la orden del día y es una opción popular para muchas personas. Sin embargo, un reciente aviso por parte de expertos en seguridad alimentaria ha puesto de manifiesto una preocupación crucial relacionada con el manejo de estos productos, específicamente en el caso de los pollos asados envasados.
José Manuel Gil y Jon Zubía, profesores del máster en Seguridad Alimentaria, Gestión de la Calidad y Tecnología Industrial del CESIF, han advertido sobre algo importante que podría cambiar la forma en que los consumidores manejan y consumen estos productos. En una entrevista en la Cadena Ser, destacaron un peligro potencial que a menudo pasa desapercibido: calentar los alimentos y dejarlos fuera de la nevera durante un período prolongado.
Uno de los aspectos más importantes que resaltaron los expertos es que los restaurantes no están obligados a conservar muestras de sus comidas para su posterior análisis. No obstante, algunos fabricantes y distribuidores sí mantienen testigos de sus productos. Este procedimiento se lleva a cabo con un onjetivo: demostrar que un problema relacionado con la seguridad alimentaria no es atribuible al producto en sí, sino a una manipulación incorrecta por parte del consumidor.
Una situación que se han planteado los profesores Gil y Zubía es el siguiente: imaginemos que adquirimos un pollo asado envasado, una opción que se ha vuelto cada vez más popular en la industria alimentaria. Siguiendo las instrucciones del envase, lo calentamos adecuadamente y nos los comemos. Sin embargo, nos queda un trozo de pechuga que ha sobrado, y en lugar de guardarla inmediatamente en la nevera, la dejamos en la encimera durante unas dos horas.
En este punto, los microorganismos comienzan a multiplicarse de manera exponencial debido a las condiciones de temperatura ambiente. En palabras de los expertos, "los microorganismos crecen de forma logarítmica", lo que significa que su población se duplica repetidamente en un corto período de tiempo. Un ejemplo que mencionaron fue el de la salmonela, un patógeno común en alimentos crudos o mal manipulados. Si inicialmente había solo unos pocos microorganismos presentes, en tan solo dos horas, podríamos encontrarnos con una población mucho más grande y potencialmente peligrosa.
La temperatura ambiente, que ronda los 38 grados, es el ambiente perfecto para que estos microorganismos se multipliquen rápidamente. Esto significa que, incluso si el alimento en cuestión no contenía una cantidad peligrosa de salmonela al principio, el tiempo que pasó fuera de la nevera permitió que esta bacteria se reprodujera de manera significativa, lo que podría poner en riesgo la salud de quien lo consuma.
Los profesores Gil y Zubía enfatizan que este proceso puede ocurrir sin que el alimento muestre ningún signo aparente de deterioro o cambio en su sabor. Esto significa que, aunque el pollo asado envasado no tenga un aspecto diferente ni huela mal, podría estar albergando una carga invisible de microorganismos que podrían causar graves problemas de salud si se consume de manera descuidada.
En pocas palabras, el aviso de estos expertos en seguridad alimentaria es claro y contundente: el manejo adecuado de los alimentos, especialmente de aquellos que están envasados y precocinados, es importantísimo para garantizar la seguridad y la salud de los consumidores. Calentar un alimento y dejarlo fuera de la nevera durante más tiempo de la cuenta puede ser un riesgo para la salud, ya que permite que los microorganismos se reproduzcan a un ritmo alarmante. Es fundamental seguir las instrucciones de almacenamiento y manipulación de los productos alimenticios, incluso cuando parezca que no hay ningún problema evidente.
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