Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
CON CUCHILLO Y TENEDOR
Es de conocimiento general que un consumo excesivo de sal puede ser perjudicial para la salud. Sin embargo, erradicarla por completo de nuestra dieta sería un error considerable, ya que la sal aporta sodio, que, en su justa medida, es un mineral esencial para el mantenimiento del equilibrio de pH y la retención de agua, aspectos cruciales para garantizar una hidratación adecuada. Dicha hidratación juega un papel esencial en la regulación de los procesos corporales. Una hidratación insuficiente puede tener consecuencias significativas, desde un descenso en el rendimiento físico hasta mareos o incluso situaciones extremas que podrían llevar a la muerte.
Se establece que la ingesta mínima de sal recomendada es de alrededor de 3 gramos al día, mientras que la máxima se sitúa en 5 gramos, cubriendo así los requisitos básicos del organismo. Sin embargo, en términos generales, la mayoría de las personas consumen más sal de la necesaria. Esto se debe a que no solo se debe tener en cuenta la sal que conscientemente se añade a los platos, sino también al exceso que se oculta, especialmente en productos ultraprocesados y comidas preparadas. En estos casos, la sal se utiliza no solo como método de conservación, sino también para identificar su palatabilidad. Es fundamental estar atentos a estas fuentes ocultas de sal para mantener un equilibrio adecuado en nuestra ingesta diaria.
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