Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
Cine
Emeryville (EEUU)/Pixar cambió la historia del cine de animación hace casi 25 años con Toy Story, un viaje al que ahora la compañía añade una cuarta etapa con Toy Story 4, de nuevo con Woody y Buzz Lightyear al frente.
En un encuentro con periodistas en su sede californiana de Emeryville los responsables del proyecto abordaron una de las grandes dudas que suscitaron las primeras noticias de esta cuarta entrega: ¿tiene sentido tras el brillante y emotivo cierre de Toy Story 3 (2010)?
"Es la madre de todas las preguntas", admitió el director del nuevo filme, Josh Cooley. "Nos encanta el final de Toy Story 3: termina la historia de Woody y Andy perfectamente. Pero nos dimos cuenta de que había más que contar para seguir la historia de Woody. Y encontramos algo que merecía la pena contarse", añadió.
Como adelanto, los periodistas pudieron ver unos 40 minutos de Toy Story 4, que incluye a favoritos del público como Woody, Buzz Lightyear, Jessie o Rex, pero también algunas novedades.
Una de las más destacadas es el regreso de Bo Peep, la pastora de porcelana por la que Woody se sentía atraído y que ahora se ha convertido en una mujer independiente y muy segura de sí misma.
Además, Toy Story 4 presentará nuevos personajes como Forky, un juguete creado por la pequeña Bonnie a partir de desechos como un tenedor-cuchara de plástico o plastilina. La sorpresa, casi digna de un debate existencialista, llega cuando este frágil y bobo artilugio toma conciencia de sí mismo y de su propia vida como un juguete más.
El productor Jonas Rivera explicó que Forky es un reflejo de lo imprevisibles e imaginativos que son los niños cuando, por ejemplo, "abren un juguete y se quedan jugando con la caja". "Pensamos que, si fueras un juguete, eso sería el peor insulto", bromeó.
Otra notable incorporación de Toy Story 4 es la de Gabby Gabby, una escalofriante muñeca que vive en una tienda de antigüedades y cuyos guardaespaldas son ventrílocuos de lo más siniestro.
Al margen de los nuevos personajes, el adelanto del filme llamó la atención por la extraordinaria perfección digital alcanzada por Pixar. Por ejemplo, la secuencia inicial, con una emocionante conversación entre Woody y Bo Peep, es un prodigio tecnológico a la hora de bordar una lluvia tan real que por poco no alcanza a mojar a los espectadores.
El polvo y las telarañas de los rincones, el diseño mucho más avanzado de los seres humanos y los animales o la complejidad de la iluminación y la fotografía son otros ejemplos del gran desarrollo que Pixar ha logrado desde que lanzó en 1995 su primer largometraje, Toy Story.
"Era una película de 81 minutos. La producción más larga hasta entonces de Pixar duraba cinco minutos. En muchos aspectos, no sabíamos realmente lo que estábamos haciendo (...): nos metimos en la piscina y aprendimos a nadar sobre la marcha", recordó sobre Toy Story Bill Reeves, supervisor tecnológico y uno de los veteranos que ha trabajado en las cuatro cintas de la serie.
Desde entonces, Pixar, una de las joyas de la corona de Disney, ha encadenado maravillas como Monstruos, S.A., Buscando a Nemo, Ratatouille, WALL·E, Up, Del revés o Coco, pero sus fans siempre han guardado un rincón muy especial para los locuelos y entrañables juguetes de Toy Story.
No todo han sido momentos felices en Pixar, puesto que en 2017 John Lasseter, el gran cerebro de la compañía, abandonó su puesto por comportamientos indebidos y por haberse propasado con su personal.
Con la ausencia ya asumida de Lasseter, la palabra que se repite constantemente en el equipo de Toy Story 4 es "responsabilidad": la de estar a la altura de las gigantescas expectativas de sus seguidores e incluso de ellos mismos.
"Hay gente trabajando en esta película que ha dicho: 'La primera cinta que vi fue Toy Story así que no quiero echarla a perder'", contó Rivera. "Es una mezcla real de veteranos y gente nueva con el mismo sentido de responsabilidad. Así que simplemente hacemos todo lo posible para tener lo que nos gustaría ver", concluyó.
También te puede interesar
Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
Orquesta Bética de Cámara. Concierto 1 | Crítica
El regreso de Turina a Sevilla