Una ejemplar historia real digna de ser conocida
LA PROMESA DE IRENE | CRÍTICA
Ficha
**** 'La promesa de Irene'. Drama, Canadá, 2023, 121 min. Dirección: Louise Archambault. Guion: Dan Gordon. Fotografía: Paul Sarossy. Música: Maxime Navert, Alexandra Stréliski. Intérpretes: Sophie Nélisse, Dougray Scott, Andrzej Seweryn, Eliza Rycembel, Tomasz Tyndyk, Maciej Nawrocki, Aleksandar Milicevic y Nela Maciejewska.
Basándose en las memorias de Irene Gut Opdyke publicadas tras un largo silencio en 1975 como respuesta a los neonazis negacionistas, el guionista y dramaturgo Dan Gordon escribió la obra teatral Irena’s Vow estrenada en 2009 en Broadway e interpretada por Tovah Feldshuh, gran actriz televisiva, cinematográfica y sobre todo, también como cantante, de Broadway (estrenos o reposiciones de Yentl, Gypsy, Hello Dolly, Funny Girl). En 2023 Gordon convirtió su obra teatral en guión cinematográfico dirigido con discreto pero eficaz oficio por la canadiense Louise Archambault (Familia, Y llovieron pájaros -su mejor película-, Merçi pour tout, One Summer). No carecía Dan Gordon de experiencia cinematográfica: suyos fueron los guiones de Wyatt Earp, Huracán Carter o Rambo: última sangre.
Irene Gut Opdyke (1922-2003) fue una enfermera católica polaca reconocida como Justa entre las Naciones que escondió a 12 judíos en el sótano de la villa ocupada por un comandante de la Wehrmacht para el que fue obligada a trabajar como ama de llaves. Las tensiones que la situación provocaba, las relaciones entre Irene y el comandante y la permanente amenaza de la bárbara crueldad racista de los nazis crean las líneas de tensión dramática, incluso de suspense, de la película.
Louise Archambault opta por un tono contenido y clásico, salvo un par de pavorosos estallidos de dolor y crueldad, que restan fuerza a la película. En todo caso la increíble historia está bien contada y cuenta a su favor con una poderosa interpretación de Sophíe Nelisse (a la que descubrimos como la adolescente de La ladrona de libros), que logra plasmar la bondad, inocencia y valor de la protagonista con gran y conmovedora intensidad. A lo que se debe sumar un inteligente uso claustrofóbico del espacio en el que desarrolla la acción: dos mundos -el superior de los militares nazis y el inferior de los judíos escondidos- que coexisten siempre al borde de que todo estalle si el primero toma conciencia de la existencia del segundo.
Las limitaciones del estilo excesivamente académico de Archambault quedan compensadas por este uso dramático de los espacios, la gran interpretación de Sophíe Nelisse y el descubrimiento de una persona admirable y de una historia, real pero increíble, no muy conocida y más que digna de conocerse.
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