La edad de plomo de un genio
Estrenos de cine
La película 'Buñuel en el laberinto de las tortugas', que llega este viernes a los cines, recrea desde la animación el rodaje de 'Las Hurdes. Tierra sin pan'
Sevilla/Cuando Luis Buñuel estrenó La edad de oro, en noviembre de 1930, el director aragonés no intuía que le aguardaba un tiempo no precisamente esplendoroso, una cura de humildad que la arrogancia de su juventud le impedía vislumbrar. El autor al que la intelectualidad de París había admirado por Un perro andaluz sería tratado de improviso como un apestado: el sonado escándalo que suscita su nueva película, una polémica que llega hasta las dependencias del Vaticano, provoca que los productores le den la espalda; además, su estrecha amistad con Salvador Dalí, con el que ha tramado hasta entonces sus aventuras cinematográficas, vive ahora un notable y definitivo distanciamiento.
En esa desesperación, Buñuel encuentra en la lectura de Las Jurdes : étude de géographie humaine (1927), una obra del hispanista Maurice Legendre, el impulso con el que puede recobrar el vuelo. La suerte no parece respaldar en esos años al creador que más tarde filmará obras maestras como Viridiana o Belle de jour, pero un golpe de fortuna inesperado le facilitará la financiación que hará posible Las Hurdes. Tierra sin pan.
El rodaje de ese mítico documental, que denunciaba la miseria en la que vivían los habitantes de esa comarca extremeña, centra Buñuel en el laberinto de las tortugas, una película de animación que se estrena este viernes en los cines, que dirige Salvador Simó y que adapta una novela gráfica de Fermín Solís. Un retrato inesperado y estimulante del genio en una etapa en la que aún era un joven que, lejos de las certezas de la consagración, se buscaba a sí mismo.
"Asombra que no sea el personaje más simpático de la película", asegura el dibujante e ilustrador sevillano José Luis Ágreda, director de arte de este proyecto que ha triunfado en los festivales de Los Ángeles (el Animation Is Film) y Málaga y que Variety ha celebrado como "un guión cautivador que no deja de sorprender". Una propuesta que, prosigue Ágreda, retrata a Buñuel en toda su complejidad.
"Es un personaje al que deseas querer, porque te gusta su obra, porque es el protagonista de la historia [ríe], pero que no siempre te lo pone fácil", comenta el dibujante sobre un tipo al que han trazado "con su aspecto duro, con una cara difícil, pero también con algo dentro interesante que está por salir", analiza. En la película, Buñuel es un joven sumido en una crisis existencial que anhela deshacerse de dos pesadas sombras: la de Dalí, cuya influencia teme excesiva, y la de su severo progenitor, "a quien quiere demostrarle que vale para algo", señala Ágreda.
La parte "más emotiva" de esta ficción recae en la amistad que mantienen el cineasta y el artista Ramón Acín, que produciría Las Hurdes. Tierra sin pan después de que le tocara un premio en la Lotería de Navidad de 1932. Acín, el personaje más jovial y bondadoso de esta película, "ha sido una revelación para el propio equipo de este filme", admite Ágreda. "Es muy conocido dentro de Aragón, pero su figura no es suficientemente valorada fuera. Y es un personaje reivindicable, interesantísimo, con unas ideas muy avanzadas. Nosotros nos hemos movido en la superficie, buscamos que la gente se pregunte: ¿Quién es este hombre? y que busque más información sobre él", explica el dibujante sobre una "buena persona que en este sentido proponía un contrapunto a su amigo, que era más cínico".
No se ocultan en Buñuel en el laberinto de las tortugas las decisiones discutibles que tomó el cineasta durante la filmación, especialmente las que conciernen a distintos animales –cabras, gallos o mulos– que el autor sacrifica sin piedad para conseguir un mayor impacto en los espectadores. "Es curioso, porque ellos llegan a La Alberca y se escandalizan al ver a un tipo arrancándole la cabeza a un gallo, y al día siguiente ellos lo están haciendo por el bien de la película... Cuando leí el guión", confiesa Ágreda, "pensé por eso que iba a costar vender este proyecto fuera, a Estados Unidos. Pero se entiende que hablamos de un tiempo en el que había una sensibilidad distinta", opina el ilustrador, que también cree que "a Buñuel le habría costado hacer hoy el cine que hacía, tan libre y atrevido: los tiempos han cambiado también para eso", considera.
Ágreda, que presentará Buñuel en el laberinto de las tortugas este viernes a las 20:00 en el cine Avenida de Sevilla junto con el director Salvador Simó, se enfrenta aquí tras varios trabajos de animación al "proyecto en el que más responsabilidad tengo y que tiene más difusión". La película ha logrado una acogida en las antípodas de la perplejidad y el espanto con que los espectadores respondieron a La edad de oro. "En Málaga comprobé que la gente se reía, se emocionaba, se olvidaba de que estaba viendo a un Buñuel animado y conectaba con la historia. Fue muy bonito".
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