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A propósito de Elly. Drama, Irán, 2009, 115 min. Dirección y guión: Asghar Farhadi. Fotografía: Hossein Jafarian. Intérpretes: Golshifteh Farahani, Taraneh Alidousti, Mani Haghighi, Saber Aba, Shahab Hosseini, Merila Zarei, Peyman Moadi, Rana Azadivar, Ahmad Mehranfar.
El cuarto largometraje de Asghar Farhadi (Bailar en el polvo, La bella ciudad, La fiesta del fuego) propone una interesante variante cinematográfica para hablar del Irán contemporáneo, más concretamente, del lugar de la mujer en la sociedad iraní. Ahí donde Abbas Kiarostami (Ten, Shirin) o Jafar Panahi (El círculo, Offside) han apostado por una vuelta de tuerca al realismo de las apariencias a partir de inteligentes retos formales o reflexivos, este filme entronca con cierta tradición moderna para organizar un abigarrado e intenso drama de raíz teatral a partir de una estética directa, fluida y transparente en la que despunta el sobresaliente trabajo de todos sus intérpretes.
Como en La aventura (1960), de Antonioni, la clave de esta A propósito de Elly reside en la desaparición incierta y misteriosa de un personaje femenino a mitad del metraje, una mujer que acompaña a varias parejas a pasar un fin de semana en una casa en la costa del norte de Irán. Si hasta ese instante hemos asistido a un retrato más o menos costumbrista en el que, de paso, descubrimos el perfil de una clase media urbana que no suele aparecer en el cine iraní que sale fuera de sus fronteras, la película se ve radicalmente escindida por el encadenamiento de dos incidentes que la disparan hacia un nuevo territorio en el que las apariencias, la superficie, la trama si quieren, va filtrando poco a poco ese substrato de hipocresía, mentira y relatividad moral que relega a la mujer a una situación en la que no puede ejercer su libertad en el seno de una tradición que la obliga a interpretar un rol secundario.
Una cometa volando en el cielo se convertirá así en una imagen poderosa y cargada de sentido que da paso a una segunda parte en la que se ponen encima de la mesa, aun dentro de la lógica del suspense y el drama realista, cuestiones esenciales sobre la falta de libertades de la mujer. La habilidad de Farhadi, que consiguió con su película el Oso de Plata a la mejor dirección en el Festival de Berlín de 2009, reside en haber sabido articular un filme que funciona perfectamente en sus dos niveles, gracias a un elenco coral en estado de gracia y a una puesta en escena capaz de capturar la energía y la intensidad trágica de lo real y el eco de una sociedad injusta y desequilibrada, sin necesidad de aspavientos ni de excesos metafóricos.
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