La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
La aldaba
Nunca imaginamos que hubiera algo más intenso que los motivadores de cada final de agosto, que nos dan consejos para sobrellevar la reincorporación al trabajo. Son una plaga, un castigo, un suplicio que se nos cuela en la radio por la mañana, en el informativo de televisión de mediodía y de nuevo en las correspondientes ediciones nocturnas. Lo mejor es cuando nos recomiendan una "reincorporación progresiva, una buena hidratación y mantener un espíritu positivo porque ya queda menos para el próximo puente festivo", aunque este año el 12 de octubre caiga en sábado. Tururú. Son unos cantamañanas, engañabobos y comerciales de crecepelo. Este año ha habido variantes peores, como la estupidez de la piña del revés en el carro de la compra a las siete de la tarde. Y en versión local hemos tenido hasta en el gazpacho al emergente empresario del pádel que, como personaje de moda con jurdeles, tiene ya una corte de aduladores y aspirantes a validos deseando ayudarle a montarse en el caballo, abrirle el paso en la caseta, subirlo a la carroza de rey mago y otras formas hispalenses de dar ojana. Nos sorprendió José María del Nido Carrasco alertando de que el millonario del pádel quiere meterse en el Sevilla F. C. “para darle notoriedad a sus negocios”. Cáspita. Veremos cuánto dura el empresario en el complejo escaparate local que devora rostros y coloca etiquetas de obsolescencia programada. Aquí somos aficionados a elevar a la gente con palmadas en la espalda y jaranas para condenarlos después al ostracismo en cuanto sufran el primer traspiés. Se me vienen a la memoria varios nombres de pujantes emprendedores que lo fueron todo. Alguno hasta la espichó sin una mínima referencia en la prensa. Silencios crueles de Sevilla tras adulaciones atronadoras. ¿Y qué me dicen de nuestros camareros de moda? Los señores Bandera Luna y Cristian Venturas nos han alegrado el verano con sus videos sirviendo copas con el dedo meñique alzado. "Con permiso, buenas tardes". Son profesionales de formas barrocas y con movimientos de brazo que dibujan verdaderos candelabros de cola. La mejor lección es que usan las bandejas, no como ahora que hay camareros sin oficio que dan un viaje con un solo vaso en la mano y regresan sin haber recogido nada sucio.
¿La canción del verano? Eso tiene ya menos fuerza que las galerías de fotos de gente sudando en las Carreras de Caballos de Sanlúcar. Los personajes emergentes estivales son ya otros y llegan por otras vías. La clave en cualquier caso es una buena hidratación... Una mirinda de limón fresquita es una gran opción. Que queda verano por delante, días de septiembre con humedad... Pena que no juguemos al pádel. No somos nadie.
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