Icono de la libertad

Pineda | Crítica

Patricia Guerrero como 'Mariana Pineda' en el Teatro de la Maestranza
Patricia Guerrero como 'Mariana Pineda' en el Teatro de la Maestranza / Juan Carlos Muñoz

La ficha

*** 'Pineda. Romance popular en tres estampas'. Ballet Flamenco de Andalucía. Baile: Patricia Guerrero, Alfonso Losa, Eduardo Leal, Álvaro Aguilera, Agustín Barajas, Ángel Fariña, Araceli Muñoz, Claudia Calle 'La Debla', Hugo Aguilar, Lucía Fernández 'La Bronce', María Carrasco, Pablo Egea, Sofía Suárez, Jasiel Nahim, Blanca Lorente, Cristina Soler. Cante: Amparo Lagares, Manuel de Gines, Sergio el Colorao. Guitarra: Jesús Rodríguez, José Luis Medina, Dani de Morón. Percusión: David 'Chupete', Agustín Diassera. Soniké Esemble: Clarinete: Isabel Junquera. Violín: Gustavo Abela. Violonchelo: Rosa García. Coro Femenino de la Asociación Cultura 'Cruz de mayo' del Albaicín. Dramaturgia y adaptación de las letras: Alberto Conejero. Composición y dirección musical: Agustín Diassera, Dani de Morón. Composición y adaptación de las letras: Sergio el Colorao. Coreografía: Patricia Guerrero, La Venidera (Albert Hernández e Irene Tena), Eduardo Leal, Alfonso Losa. Dirección: Patricia Guerrero. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Lunes, 23 de septiembre. Aforo: Lleno.

La atracción de la obra de Lorca por parte de los flamencos es tal que no es esta la primera vez que una misma obra sufre un segundo acercamiento. Hace veintitantos años Sara Baras hizo su propia Mariana Pineda y ahora es la granadina Patricia Guerrero la que, al frente del Ballet Flamenco de Andalucía ofrece esta Pineda sobre la obra estrenada en 1927. Guerrero ha elegido para su debut al frente del Ballet Flamenco de Andalucía una obra próxima en lo geográfico y en lo emocional, ya que es paisana tanto del autor como de la protagonista y, por tanto, conoce la obra y al personaje, cuya estatua aún preside la plaza homónima de Granada, desde su infancia. Guerrero sigue de cerca el original lorquiano, incluso en la división de escenas, pero le añade nuevos escenarios a la obra.

Hay un profundo trabajo de estilización de los estilos tradicionales, empezando por la mariana que es el motivo musical de la protagonista de esta tragedia. A diferencia del de Sara Baras, este es un trabajo fundamentalmente de grupo, no solo del cuerpo de baile, también de los músicos y adaptadores. Así, se ha sometido a un profundo proceso a los versos lorquianos para adaptarlo a la métrica de los estilos jondos, estilizados al máximo como digo: hasta malagueñas del Mellizo y hasta tarantos suenan conteniendo las palabras de Lorca. No obstante, la protagonista brilla en sus solos, especialmente en el último, el de la inmolación. También Alfonso Losa deslumbra en cada una de sus apariciones. Pero es en su solo en donde está magistral, poderoso, categórico, absoluto, como a los que representa. Ya saben que cuanto más malo, es decir, bueno, es el malo, mejor es la historia. También está soberbio en el paso a dos con Guerrero, el del prendimiento de Mariana, que tiene asimismo un dúo lírico con Eduardo Leal. Uno de los escasos momentos en que el lirismo se adueña de la escena ya que se ha indagado más en los aspectos épicos de la trama lorquiana, subrayada por una partitura y una coreografía muy rítmica, densa, frenética en ocasiones, en línea con los anteriores trabajos de su autora. Marcial, maquinal. Así, la batalla del Albaicín, uno de los momentos más destacados del trabajo grupal, y del espectáculo, con algún momento naturalista, como el de los fusilamientos. Por suerte, el naturalismo no llegó hasta el extremo de utilizar el garrotín en la partitura y Mariana queda en la última imagen como icono de la libertad.

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