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El muro de sonido

Asta Regia | Crítica

Jesús Méndez, izquierda, Alejandro Cruz Benavides y María Terremoto, por zambra. / Laura León/Archivo La Bienal

La ficha

*** 'Asta Regia'. María Terremoto y Jesús Méndez. Cante: María Terremoto, Jesús Méndez. Guitarra: Nono Jero, Pepe del Morao. Palmas: Manuel Cantarote, Juan Diego Valencia. Piano: Alejandro Cruz Benavides. Dirección: Hugo Pérez. Lugar: Auditorio La Cartuja (Pabellón de Canadá). Fecha: Miércoles, 2 de octubre. Aforo: LLeno.

En las primeras bulerías se intercambiaron los roles: Terremonto cantó por Francisca Méndez y Méndez por Terremoto. Se trata de dos de las grandes voces jerezanas de hoy, miembros además, como decimos, de eminentes familias cantaoras. Voces poderosas, con la capacidad para crear un muro de sonido que envuelve al espectador.

Méndez es un superdotado. La naturaleza le ha concedido una voz poderosa que él ha sabido trabajar hasta convertirse en uno de los intérpretes más destacados del cante actual. Perfila las melodías clásicas a la perfección, como pudimos comprobar en la rotunda seguiriya, austera y directa, feroz, uno de los momentos más emotivos de la noche. María Terremoto, por su parte, es la cantaora de lo grandioso, espectacular. Desbordante, poderosa, enérgica. Siempre en mayor, siempre en modo heroico. Siempre para arriba. Terremoto recurre habitualmente a lo espectacular, a lo grandioso. A proyectar la voz al máximo, a sacar todo el partido de sus enormes facultades vocales.

 

Me gusta más cuando cae el muro de sonido. Por ejemplo en la malagueña. Ahí pude disfrutar más de los matices de la voz de María Terremoto, que tiene unos bajos deliciosos que le pueden servir para explorar otros lugares del cante flamenco. Ahí pudimos apreciar una voz mate, mesurada, contenida, plena de matices y de colores. Es una intérprete muy jonven. Tiene toda la vida por delante para explorar por ahí, si le interesa. Al público, a buena parte del público, le encantó la energía que derrocharon estos dos artistas y se levantó de sus asientos en varias ocasiones, ovacionando a los intérpretes. Para que se viera cuál era la intención del concierto, reservaron dos de los temas más conocidos de sus venerables ancestros para el final, temas que interpretaron a dúo. La zambraMaldigo tus ojos verdes que fue el primer éxito de La Paquera, y que interpretaron excepcionalmente con el solo acompañamiento del piano. Y Luz en los balcones uno de los temas más conocidos de Fernando Terremoto, padre de la cantaora. También en las bulerías de apertura, en el fin de fiesta y en los fandangos estuvieron juntos en el escenario, mostrando una enorme complicidad. Los fandangos se escenificaron como uno de esos antiguos "mano a mano" de las casetes de expositor.

El grupo estuvo fenomenal, con unas palmas muy compenetradas y dos guitarristas, también de tradición familiar, que disfrutan del cante y se nota.

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