Una jornada entre la ortodoxia y el baile más rompedor

Sevilla/El domingo de este segundo fin de semana de Bienal de Flamenco propondrá al espectador un recorrido que abarca desde las expresiones más canónicas de la tradición hasta la osadía más aventurera, llamada incluso a generar los consabidos debates sobre los límites de lo que cabe llamar con propiedad flamenco.

Exponentes del primer extremo de este arco de la sensibilidad jonda son los cantaores Segundo Falcón y Paco del Viso, El Sopi, que llevarán al majestuoso escenario de la iglesia de San Luis de los Franceses la esencia del cante más ortodoxo, para de paso homenajear a la familia de los Janega. La actuación comenzará a las 12:00 y participarán en ella también Salvador Gutiérrez a la guitarra y Javier Trigo, como artista invitado, al clarinete.

El otro extremo lo encontramos en el bailaor y coreógrafo sevillano Andrés Marín, que tras estrenar la obra en París, y tras su paso además por la última edición del Festival de Nimes, presenta por fin su D. Quixote en el Teatro de la Maestranza a las 20:30. Electrónica, skate, grandes pantallas vídeo e incluso recursos propios de la ilustración se dan la mano con el flamenco en esta obra de vocación indisimuladamente heterodoxa y desafiante que se inspira en el protagonista de la obra inmortal de Cervantes, el gran mito de la literatura hispánica.

Y se encargará de cerrar la jornada de este domingo, a las 23:00 en el Café Alameda, la joven María Terremoto, ganadora del Giraldillo a la Artista Revelación en la anterior edición de la Bienal. La cantaora jerezana presentará en esta ocasión La huella de mi sentío, su primer disco, un compendio de formas clásicas avalado con el que buscará revalidar su éxito cosechado en Sevilla hace dos años. Por lo pronto, el álbum se ha ganado ya el favor de los medios especializados.