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Israel Galván se inspira en "el gesto mínimo" de los seises

Bienal de Flamenco

El bailaor presenta este sábado en el Central su nuevo espectáculo, en el que busca su "cara de niño" y se aleja de "esa cosa sufridora que a veces tiene el baile"

Israel Galván, este viernes en el Teatro Central. / Raúl Caro / Efe

Tal vez sólo habría que reparar en todas las instituciones que coproducen este espectáculo -el Grec de Barcelona, el Théâtre de la Ville de París, las Bienales de Flamenco de Sevilla y de Holanda, el Teatro della Pergola de la Toscana, el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque, el Théâtre de Nîmes, entre otros- para comprender la admiración y el asombro que Israel Galván despierta en el mundo. Pero el bailaor no quiere darse importancia: hoy le sobra la tentación de la grandilocuencia y le interesan los ademanes modestos, los "gestos mínimos". En la coreografía de los niños que bailan en la Catedral de Sevilla, en los semblantes serenos de esos chavales, ha encontrado el intérprete la inspiración para su nueva propuesta, Seises, un montaje que presenta este sábado en el Teatro Central, dentro de la programación de la Bienal de Sevilla, y que lo devuelve a la inocencia sin pretensiones de sus primeros años.

Galván reconoce que no estaba entre sus elecciones más obvias un espectáculo así: no veía esa liturgia que se repite cada año en el Carnaval, el Corpus y la Inmaculada "y no sé tocar las castañuelas". Pero un día, el coreógrafo se sintió atraído por el relevé, uno de los pasos que ejecutan los seises en su baile, y quiso incorporarlo. "En los movimientos mínimos se abren las posibilidades de universos", sentencia el sevillano, que ha tendido con los años a la sencillez, ha ido virando hacia la esencia. "Yo siempre he sido de coger tradiciones y darles un giro, pero es verdad que ha habido un cambio en mis planteamientos. De joven lo que me motivaba era algo tipo Michael Jackson, esa espectacularidad, pero ahora me gusta más lo sutil, lo pequeño. Yo creo que a medida que pasa el tiempo nos sucede a todos lo que al protagonista del 2001 de Kubrick: que viajas hacia el niño que eras", opina Galván, "feliz" de volver a la normalidad de los escenarios tras la pandemia. "Con el parón del virus eché mucho de menos a ese hermano gemelo que baila. Me di cuenta ahí de lo que me importaba esto", confiesa.

Galván quiere recuperar en su actuación "la cara de niño" que encontró en los seises cuando por fin los vio bailar en la Catedral. "En el flamenco, en el baile, tenemos esta cosa sufridora y violenta que ya me aburre, y yo aquí no quiero eso", adelanta sobre una obra en la que se acompaña de las voces blancas de la Escolanía de Los Palacios y en la que sonará la música de Domenico y Alessandro Scarlatti, "que a mí me recuerda a la guitarra flamenca". Preguntado sobre si en el vestuario, un apartado en el que cuenta con la colaboración de Micol Notarianni, emulará el vistoso atuendo de los seises, rematado con un sombrero de plumas, el bailaor desvela que "algo habrá de eso".

Galván participa también estos días en 'Gimnasio', una residencia artística junto al Ballet Flamenco de Andalucía

El bailaor participa también estos días en una singular aventura junto al Ballet Flamenco de Andalucía, Gimnasio, una residencia artística en la que Galván compartirá su experiencia con los intérpretes de la compañía y montará cada día un espectáculo que se podrá ver del 19 al 22 en el parque de San Jerónimo, con entrada gratuita hasta completar aforo. "Sí, un espectáculo, no un work in progress, que haya presión", bromea. El artista aceptó la oferta de Úrsula López, directora artística, para volver al Ballet como maestro, y Galván animará a los integrantes del BFA a "descubrir cosas que tienen escondidas" y "sacar su propia personalidad". La iniciativa, defiende Galván, "me recuerda a la experiencia del gimnasio clásico de la antigua Grecia, es decir, una institución dedicada a la instrucción física y espiritual, un espacio de reflexión y aprendizaje. Mi idea es preparar un ejercicio que se trabaje el mismo día y que este día lo ofrezcamos al público, que es nuestro espejo, así que se vea el movimiento que sale de dentro y no es tan trabajado". Otro modo, tal vez, de que Galván saque a ese niño que lleva dentro.

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