El flamenco abre los barrotes de Sevilla 1
Bienal de Flamenco de Sevilla
Un grupo de internos del psiquiátrico penitenciario salen por primera vez de prisión para subirse al escenario en 'Detrás del telón', un proyecto dirigido por José Galán que se estrena este miércoles en el Café Alameda
Sevilla/¿Y yo cuándo canto?, pregunta Johnny mientras se retoca el flequillo y pone caras frente al espejo del aula, a falta de un móvil que tiene "terminantemente prohibido" entre no se sabe cuántas cosas. A su lado, Francisco insiste como un martillo pilón si le estará bien el pantalón de la talla 50 que le han dado para el estreno y Marcos va sacando su guitarra de una funda tan gastada como su voz, que suena a grito de supervivencia. "En mi casa tengo otra más buena, pero ésta la dejo aquí", cuenta honroso refiriéndose a la sonanta.
Ellos son sólo algunos de los internos del psiquiátrico penitenciario de Sevilla que participan en el Taller de Flamenco Inclusivo que imparte allí desde enero el bailaor y coreógrafo José Galán, con la coordinación de Solidarios para el desarrollo. Un proyecto pionero con el que pretende mejorar el día a día de estos enfermos mentales a través del baile, el cante y el toque y acercar la cultura a quienes están privados de libertad. Y que, además, les va a permitir este miércoles 12 salir de prisión para formar parte de uno de los espectáculos de la programación paralela de la Bienal de Sevilla, "algo que les da la vida", destaca Inmaculada Giráldez, subdirectora de tratamiento del centro.
"En general, les encanta salir siempre y por eso organizamos salidas culturales al cine o a monumentos de la ciudad, además de otras lúdicas, a la playa o al campo", explica. Pero, al verles las caras no hay duda que este día es especial "porque por primera vez serán ellos los protagonistas", apunta Giráldez.
Ante lo inminente del estreno, por tanto, los nervios son inevitables. Es el último ensayo que tendrán antes de ponerse delante del público, entre otras cosas porque las horas del permiso no les da para más. Así que todo son dudas y preguntas y sólo los compases que pacientemente va marcando Galán sirven para poner algo de orden en esta bendita locura en la que las pataitas y los cantes nacen espontáneamente y sin prejuicio.
En realidad, lo que busca el artista, que atesora una amplia experiencia en la formación con discapacitados, es que cada uno desarrolle al máximo sus capacidades, ver qué les gusta y qué pueden hacer y "tratar, sobre todo, que disfruten". El flamenco, de este modo, es el vehículo que les sirve para dejar salir las emociones, canalizar los problemas y también para la protesta, como canto contra las injusticias. La llave que abre las puertas para que "el corazón se llene de luz y se llene de amor", como reza la bulería del emotivo flashmob flashmobcon el que el bailaor ha abierto este año la cita jonda y que estos internos cantan a coro como un himno. "Éste es el mejor tratamiento", apostilla el bailaor.
Del resto importa poco y, de hecho, aquí dentro, una vez superadas las medidas de seguridad, no se pregunta ni por los delitos, ni por las enfermedades mentales que tienen, ni por los motivos por los que hay ausencias. "Sabemos que tienen días, y días", cuenta José Manuel Tudela, el guitarrista que los acompaña y que los sigue como puede.
La clase sigue y el bailaor anota en la pizarra las partes en que se divide el número con el que abrirán la noche -rumbas, vídeos y fandangos- y les marca los pasos, que cambian sobre la marcha si a alguno le apetece o le sale improvisar. "A ver, qué letras cantamos...", advierte para hacerlos partícipes y dejar que quienes apenas tienen ya cosas que elegir puedan tomar decisiones. Gana Libre quiero ser, entre otras pocas, reflejándose el estrecho vínculo que históricamente ha tenido lo jondo con la marginalidad y el significativo papel de este arte en la proclama de la libertad.
En uno de los momentos Marcos se pone en el centro y entona el Dicen de mí con la profundidad del que canta lo que ha vivido. "Camarón es para mí el mejor cantaor", confiesa sin dudar. Mientras tanto, el entusiasmo y la ilusión va creciendo en la sala, como lo ha ido haciendo durante los nueve meses que Galán lleva acudiendo al módulo psiquiátrico lunes sí, lunes no, "Es muy gratificante ver los vínculos que han creado, la confianza que se ha generado y la cohesión. En tan poco tiempo la evolución ha sido increíble. El flamenco les ha ayudado a deshinibirse, sociabilizarse y mejorar su autoestima", asegura orgulloso.
Para Johnny, por ejemplo, es el día más esperado. "A mí el flamenco me encanta de siempre, ¿no ves que soy gitano?", declara dando como más que suficiente la respuesta. También lo es para Francisco, que acaba la clase extasiado y pidiendo que anotemos en el cuaderno la de chicas que se ligaba en su barriada cantando y bailando.
La puerta se cierra y a José Galán le queda por delante dos días frenéticos de ensayos con el resto de colectivos en exclusión social -discapacitados sensoriales, físicos o mentales- que pisarán las tablas del Café Alameda en este Detrás del telón (20:00), que dirige junto a Danzamobile, ganadora de un Premio Max por su Caráctar Social. Más de 50 participantes que, con más o menos dificultades, afrontarán el reto y superarán los nervios para dejar "momentos únicos" y demostrar que el flamenco es apto para todo aquel que siente y ama. Eso y que "la discapacidad no está ajena a ninguno de nosotros", matiza Galán en el coche camino de vuelta. "No imaginas las historias que esconden muchos de ellos. Los palos que da la vida".
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