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Andrés Marín: “La raíz popular es lo más vanguardista”

BIENAL DE FLAMENCO

El bailaor sevillano prepara junto a Ana Morales su peculiar conquista del edén en 'Matarife/Paraíso'

Un estreno absoluto para la Bienal con la Divina Comedia como telón de fondo, para el que ya han agotado las entradas

La Bienal recupera el pellizco de las sevillanas

Los bailaores Andrés Marín y Ana Morales durante el ensayo de ‘Matarife/Paraíso’, hoy miércoles por la mañana. / Julio Munoz/efe

Si Dante hubiese sido macareno habría escrito coplas sencillas pero profundas, y su lectura resultaría más sensual, amoral y hedonista. Pecaría de chovinista, pero seguiría siendo igual de universal, porque la muerte, el amor, el dolor y todos los otros misterios de la vida pueden contarse perfectamente con el eco ronco y el compás marcial de la banda de la Centuria; o más en corto con unos tientos de El Mellizo.  

Estas son solo algunas impresiones que pueden extraerse del ensayo abierto de Matarife / Paraíso, la propuesta de los bailaores Andrés Marín y Ana Morales para la Bienal de Flamenco, que estrenarán el 14 de septiembre en el Teatro Central, ya con entradas agotadas. En el estudio del bailaor en la calle Divina Pastora expusieron en la mañana del miércoles un fragmento significativo de esta obra, en un encuentro con medios de comunicación, al que asistió el director del festival, Luis Ybarra, quién celebró la unión de dos referentes de la vanguardia bailaora. Una pieza de diez minutos en los que estos sendos Premio Nacional de Danza compartieron la genética de un espectáculo que, en palabras de Marín, “da una vuelta a la cultura popular para que explique otros conceptos”. En este caso la búsqueda de un paraíso propio, a la que todos los humanos parecemos entregados.  

Un argumento cimentado en el esquema narrativo de la Divina Comedia, “que actúa aquí como negativo”, y que incluye el personaje disruptivo del matarife, un oficio estrechamente ligado a la gitanería andaluza en los orígenes del flamenco, recuperado para la ocasión como símbolo del sacrificio necesario para la conquista del edén. “Los matarifes fueron los primeros sacerdotes sagrados”, por lo que resulta pertinente que Ana Morales baile “ofreciendo mi cuerpo como carne, como Virgen, como Beatriz”.  

Un recital que “va al grano, lo rebuscado no nos interesa”. El reto consiste aquí en ser lo más naturales posibles, tal y como explica Marín, quien asegura sentirse “cada vez más apegado a mi cultura popular”. Un espíritu que, como ya hiciera en La pasión según se mire (2010), se sirve del imaginario cofrade, tanto en la iconografía perfectamente reconocible que recrean los bailaores, como en el apartado musical, que incluye un dúo de cornetas de los Armaos de la Centuria Macarena. El vestuario diseñado por Roberto Martínez ahondará en esta estética. El cante y el toque correrán a cargo de Antonio Campos, que interpretará malagueñas, soleá o romance con textos compuestos ad hoc por el poeta y autor teatral Laurent Berger, quien ya colaboró con Marín en D.Quixote para la Bienal de 2017.  

Ante el reto de conjugar su baile, Morales asegura “sentirse muy orgánicos. A estas alturas de nuestras carreras velamos sobre todo por conservar nuestra personalidad”. Por su parte, el director del festival se ha congratulado del éxito de público que augura esta XXIII edición de la Bienal “con entradas agotadas para 22 espectáculos y el resto en su mayoría al 80% del aforo”.  

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