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Frescura y memoria

Flamencos de la Tacita | Crítica

María Moreno inventando un lenguaje nuevo para la bata de cola. / Óscar Romero/Bienal De Flamenco.

La ficha.

****Famencos de la Tacita

Cante: David Palomar, José Anillo, Juan Villar, Anabel Rivera, Samara Montáñez. Baile: Rosario Toledo, Edu Guerrero, María Moreno, El Junco, Juan José Villar, Ana Salazar. Guitarra: Rafael Rodríguez, Óscar Lago, Niño Jero. Palmas: Roberto Jaén. Dirección: Rosario Toledo. Lugar: Hotel Triana. Fecha: Viernes 13 de septiembre. Aforo: Lleno.

No podía faltar una noche dedicada a Cádiz en ese espacio de los territorios flamencos que es el Hotel Triana. De flamencos gaditanos y jóvenes. La veteranía la puso Juan Villar convirtiendo de esta manera la cita en un homenaje al cantañor viñero. Se trata de un grupo en el que cada uno de sus miembros es un solista, algunos con espectáculos en solitario en esta Bienal. Así María Moreno que paró el tiempo en la falseta de la Canastera inventando nuevas formas para el mantón y la bata de cola, imponiendo el silencio en la madrugada. O Edu Guerrero con unas seguiriyas poderosas para el cante de mujer, muy técnicas y plenas de fantasía, como su traje de raso verde. Rosario Toledo, que dirigía también la función, se dio el gusto de bailarle por soleá a una de las grandes voces gaditanas de todos los tiempos, Juan Villar, que también tuvo espacio para su lucimiento en solitario por bulerías. Al viñero le acompañó la guitarra tensa, juguetona e íntima del Niño Jero. Se trata de una pareja clásica, con cientos de noches a sus espaldas, en la que la compenetración es absoluta. Portentoso también Rafael Rodríguez con su imaginativa sonanta para el baile y el cante. El cante de hombre lo pusieron dos primeras figuras de hoy. José Anillo se acordó del Mellizo en una portentosa malagueña, muy emotiva, introducida por la granaína a la manera de Aurelio Sellés. Y David Palomar, no podía ser de otra manera, por alegrías luminosas, pulcras, exactas, plenas de colorido y sabor. El Junco hizo un fragmento de su espectáculo por tientos y tangos sabrosos. Ana Salazar se cantó y se bailó en tanto que Anabel Rivera dio muestras de su poderío en el cante para el baile. Samara Montáñez se desgañitó emulando a La Chaqueta en un cuplé por bulerías. Villar le bailó al cante por soleá de su padre. La cosa se remató con fiesta de la tierra para abrir y cerrar donde no faltaron ecos de La Perla, Chano, Mariana Cornejo, etc. Es decir que esta generación de intérpretes gaditanos es toda desparpajo y frescura y no olvida de dónde viene.

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