¿Qué hacer si tengo la presión intraocular alta?: Atención al riesgo de glaucoma

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¿Qué hacer si tengo la presión intraocular alta?: Atención al riesgo de glaucoma

28 de julio 2024 - 00:00

Tener la presión intraocular alta es uno de los principales factores de riesgo del glaucoma, una patología ocular que tiene la particularidad de manifestarse, normalmente, de forma silenciosa. Es decir, no da síntomas en las primeras fases y el paciente no nota nada hasta que el daño ya está avanzado. 

Esto es especialmente grave en el caso del glaucoma, ya que la pérdida de visión que provoca es irreversible. Por tanto, el objetivo es detectar la enfermedad lo antes posible, tratándola a tiempo y evitando que avance. 

Para ello, del mismo modo que chequeamos periódicamente nuestra tensión arterial, también es importante que nos controlemos la tensión ocular y nos realicemos una revisión en el oftalmólogo, sobre todo a partir de los 60 años o de los 40 si tenemos factores de riesgo de glaucoma.

Tener hipertensión ocular y glaucoma no es lo mismo, pero está muy relacionado

Para poder hablar de glaucoma debe existir un daño en el nervio óptico del ojo, que se traduce en una pérdida de campo visual. Uno de los principales desencadenantes de este daño es la presión intraocular alta, motivo por el cual los tratamientos para el glaucoma se orientan a bajarla y mantenerla dentro de unos niveles controlados. 

El aumento de la presión intraocular suele ser lento y progresivo, pasando desapercibido si no es el oftalmólogo quien lo detecta en un examen ocular. No obstante, hay algunos casos en los que la presión intraocular puede dispararse de manera brusca y repentina y, cuando esto ocurre, el paciente puede notar las siguientes señales de alarma:

Cómo afecta la presión intraocular según el tipo de glaucoma 

Hay muchos tipos de glaucoma, con múltiples causas. Sin embargo, podemos distinguir dos grupos principales: los glaucomas de ángulo abierto y los glaucomas de ángulo cerrado. Nos referimos al ángulo camerular o iridocorneal que se forma entre la córnea y el iris, a través del cual se filtra el líquido que circula por la parte anterior del ojo y que, consiguientemente, desempeña un papel crucial en la presión intraocular. 

También hay un tipo específico de glaucoma de tensión normal o normotensivo, que tiene lugar sin que haya hipertensión ocular. Aún así, se ha demostrado que la mejor estrategia para tratarlo también es incidiendo sobre la presión intraocular, disminuyéndola todavía más. 

Cómo prevenir la pérdida de la visión y cuándo acudir al oftalmólogo

La prevención siempre es la mejor alternativa, acudiendo periódicamente al oftalmólogo aunque no se noten síntomas. En las revisiones rutinarias, la toma de tensión ocular es una prueba básica fundamental y, además, se examinan las distintas partes del ojo, entre ellas, el nervio óptico.

Ante cualquier sospecha de anomalía, el doctor puede indicar pruebas diagnósticas complementarias que, por ejemplo, permitan ver más en detalle las estructuras intraoculares o estudiar el campo visual para analizar la posible pérdida de visión.

En caso de tener factores de riesgo de glaucoma (como antecedentes familiares de la enfermedad, edad avanzada, hipermetropía o miopía altas, traumatismos oculares, otras patologías visuales o sistémicas…) el paciente deberá ser especialmente constante con su control anual y no posponerlo.

Si en una visita el oftalmólogo detecta hipertensión ocular o ángulo estrecho, a partir de aquí el seguimiento también se intensificará, según la periodicidad que indique el doctor o, como mínimo, anual.

Cuando hay un glaucoma ya diagnosticado, debe tenerse en cuenta que, al ser una enfermedad ocular crónica, el seguimiento resulta fundamental. En este caso, el especialista indicará el tratamiento adecuado para controlar la presión introacular (ya sea con gotas, láser o cirugía) y pautará las visitas necesarias para cerciorarse de una correcta evolución.

La implicación del paciente en el cuidado de su salud ocular es un elemento muy importante que, en el caso del glaucoma, cobra especial relevancia para proteger algo tan preciado como la visión. Como recuerdan los oftalmólogos especialistas en glaucoma, no hay que bajar la guardia aunque aparentemente no se note ningún cambio visual ni ningún dolor o síntoma extraño en los ojos.

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