¿Se acabará el mundo este miércoles?

El CERN pone en marcha este miércoles su gigantesco acelerador de partículas. El proceso se podrá seguir en directo en su web.

Fax Press

09 de septiembre 2008 - 18:00

El fin del mundo llegará algún día, eso es una certeza. Pero no ocurrirá pronto y es muy probable que no sea con un repentino y estrepitoso cataclismo este miércoles, día en que se pone en marcha el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), un colosal instrumento de investigación nuclear en el que han trabajado unos 5.000 físicos e ingenieros y que constituye el mayor proyecto científico de los últimos años. La mayoría de físicos considera que este proyecto, cuya puesta en marcha podrá verse en directo en la web del Laboratorio Europeo para la Investigación Nuclear (CERN), con sede en Ginebra, es totalmente inofensivo. Pero cuando uno ve un titular en el periódico que dice "¿Vamos a morir el próximo miércoles?", no puede dejar de preguntarse sobre esa fascinación con la idea del fin del mundo.

Se trata de uno de los conceptos más poderosos y antiguos de la humanidad, llámese escatología (teoría religiosa del fin del mundo), milenarismo, el fin de los días, el Apocalipsis o el desastre final.

"Es un patrón muy antiguo del pensamiento humano, incluso anterior a la Biblia y presente en la mitología de Oriente Próximo, el caos final, la última batalla entre las fuerzas del orden y el caos", explica el historiador cultural Paul S. Boyer, autor de Cuando el tiempo ya no exista: Creencias proféticas en la cultura moderna americana.

"Es un concepto profundamente arraigado desde el punto de vista psicológico ya que la idea de una existencia sin sentido es muy amenazadora", dice. "Las sociedades humanas siempre han tratado de crear una especie de marco conceptual para dar significado a la historia y a nuestras propias vidas personales", añade.

La idea del fin del mundo es clave en el cristianismo. Aunque la idea del fin del mundo figura en muchas religiones, las occidentales están más ligadas a la escatología cristiana. En los primeros días de la Iglesia se daba por sentado que la Segunda Venida y el fin del mundo eran inminentes. La corriente principal del cristianismo se alejó de este tipo de ideas, pero grandes grupos de creyentes las adoptaron nuevamente en varias ocasiones.

"No es sólo un grupo marginal de lunáticos, es una parte integrante de toda la cristiandad. Pero en la rama más general de la cristiandad esto se pone en perspectiva como algo que podría ocurrir algún día", dice Stephen J. Hunt, sociólogo religioso y autor de El Milenarismo cristiano: Desde la iglesia temprana hasta Waco. "Pero ciertos grupos y movimientos creen que esto le pasará a su generación", agrega.

Muchos grupos que habían predicho la fecha exacta del fin del mundo, como la Gran Tribulación o la teoría del Arrebatamiento de la Iglesia, pero lo reconsideraron cuando llegó el momento y no pasó nada. Luego vinieron nuevas teorías.

Los Testigos de Jehová han hecho interminables predicciones sobre posibles cataclismos que nunca sucedieron, y tan sólo en los últimos años han decidido abandonar tales profecías.

Sin embargo, estos augurios fallidos no han desanimado a los más creyentes. No pasó lo mismo con los seguidores del Movimiento Millerista, liderado por William Miller, quien no sólo predijo el fin del mundo sino que dijo que ocurriría el 22 de octubre de 1844. La fama de la secta aumentó a medida que se acercaba la fecha, se vendieron miles de periódicos y sólo una cosa pudo dar al traste con su popularidad, la llegada del 23 de octubre de 1844.

Este fallo fue conocido como la "gran contradicción" y los seguidores se fueron a raudales. "Las actuales profecías son mucho más astutas", dice el profesor Boyer. "Dicen que ningún hombre sabrá el día o la hora, pero que ocurrirá pronto", explica.

Carlos Roa está convencido de que sabe la hora. El guardameta argentino, más conocido por sus heroicos penaltis contra Inglaterra en el Mundial de 1998, rechazó renovar su contrato con el Real Mallorca a medida que el año 2000 se aproximaba, ya que creía que el mundo se terminaba y tenía que prepararse. Cuando esto no pasó, no dudó en regresar al Mallorca.

Un tema de poder

Para muchos es fácil burlarse de los que creyeron y erraron, pensando sobre el modo o el momento en que el mundo se acabará, quizás respondiendo a una mera necesidad humana. "Tiene que ver con un tema de poder", dice Michael Molcher, editor de la revista The End is Nigh (El fin está cerca). "En tiempos marcados por guerras o hambrunas, en tiempos generalmente malos, florecen las predicaciones e ideas apocalípticas".

"Es la forma en que la gente controla el modo en que el mundo funciona. Lo único que no podemos predecir es el momento y modo en el que moriremos", señala. Los grandes periodos de este tipo de ideas -Europa en torno al año 1000, la Guerra Civil Inglesa, la Revolución Industrial en ambos lados del Atlántico y el siglo XX- han sido momentos de grandes e intensas turbulencias. "Un gran número de fundamentalistas están 'buscando señales'. Si hay otro tornado en Florida, son los que dicen que debe ser un castigo", dice Hunt.

Un tema común en algunos reductos cristianos milenaristas es el renacimiento de un Imperio Romano liderado por el Anticristo y conformado por diez naciones europeas. El tema procede de la descripción de la bestia con diez cuernos del Libro del Apocalipsis. Hasta hace relativamente poco esto se relacionaba con la Unión Europea, pero ahora que tiene 27 miembros la idea se ha enfocado más en sus diez integrantes de la parte occidental del continente.

Cultura popular

La idea del fin de los días parece tener cabida en la cultura popular. De la serie de novelas The Left Behind (Los dejados atrás) se han vendido millones de ejemplares y gente de todo el mundo acudió en tropel a las salas de cine para ver las tres secuelas de La profecía.

Pero sería erróneo decir tan sólo la gente religiosa cree en el fin del mundo. En tiempos de la Guerra Fría el fin del mundo cobró la forma de armas nucleares, y hoy en día se habla de una catástrofe climática que daría paso a un mundo intacto pero sin seres humanos.

La predicción favorita de Molcher es la de una mujer convencida de que los planes chinos de construir una base en la Luna alterarán su órbita y la enviarán peligrosamente hacia la Tierra. Religiosos o no, los creyentes de estas teorías tienen en común que el mundo terminará algún día y aún hay muchos que quieren determinar la fecha. Un predicador estadounidense, Ronald Weinland, predijo en su libro God's Final Witness (El último testigo de Dios), que Estados Unidos será destruido en los próximos dos años. Lamentablemente, cuando uno trata de averiguar más y le envía un email, recibe una respuesta automática. Será que está demasiado ocupado preparando el final de los tiempos.

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