El Consultivo tumba el Parasol

El órgano jurídico superior de Andalucía desautoriza un nuevo aumento presupuestario. Monteseirín tendrá que decidir si continúa adelante con el proyecto haciendo caso omiso a su informe

El arquitecto berlinés Jürgen Mayer, autor del Parasol, y Alfredo Sánchez Monteseirín.
El arquitecto berlinés Jürgen Mayer, autor del Parasol, y Alfredo Sánchez Monteseirín.
Carlos Mármol

15 de julio 2010 - 05:03

El Consejo Consultivo de Andalucía ha desautorizado el segundo modificado presupuestario del contrato de obra del proyecto de renovación "Metropol-Parasol" de la céntrica Plaza de la Encarnación de Sevilla, que supondría un nuevo aumento de la inversión del Ayuntamiento en hasta 30 millones de euros más.

Este informe "desfavorable" del Consultivo a la propuesta del Gobierno municipal de Sevilla "no es vinculante" y "deja la decisión en manos del Consejo de Gobierno de la Gerencia de Urbanismo", ha informado hoy en una nota el Ayuntamiento, que, a raíz de este dictamen, valorará ahora "si es más caro parar la obra o seguir adelante".

El dictamen no tiene carácter vinculante. Este factor permitiría al alcalde, si lo considera oportuno, continuar con su plan para desviar más fondos públicos con objeto de terminar el proyecto diseñado por el arquitecto berlinés Jürgen Mayer. El problema, sin embargo, es que si optase por esta alternativa -ignorando por tanto la opinión formal del principal órgano asesor de Andalucía- tendría que asumir el coste político de dicha medida en solitario, con independencia de arriesgarse además a que prosperase en los tribunales ordinarios de justicia cualquier recurso que pudiera presentar a partir de este momento un particular o un colectivo ciudadano solicitando al juez la suspensión cautelar de las obras.

Hasta ahora, el 95% de los dictámenes emitidos por el Consultivo han sido acatados, a pesar de su naturaleza no vinculante, por las distintas instituciones públicas regionales. Hacer lo contrario daría lugar a una situación política realmente anómala. Inaudita.

El borrador del dictamen, que es previo a la resolución formal del plenario del Consultivo, donde lo habitual es que los informes que llegan para su discusión se aprueben por unanimidad, viene a dar por buenos sólo una mínima parte de los argumentos municipales, aunque el grueso de su propuesta -de la que depende la inyección económica necesaria para poder terminar el Parasol- no está bien valorada debido al hecho de que la justificación oficial no se sostiene. En general, el Consejo suele validar los encarecimientos de los contratos si éstos se producen por circunstancias objetivas de fuerza mayor o razones sobrevenidas, y siempre que el interés público quede salvaguardado. En el caso de la Encarnación, a pesar de que el discurso oficial discurre justo por esta vía, la opinión de los juristas del Consultivo es que el sobrecoste del Parasol no responde en realidad a ningún imponderable, sino -tal y como además argumentan expresamente los informes de los servicios técnicos de la Gerencia de Urbanismo- los problemas de ejecución que han disparado el coste de las setas obedecen a "un defecto, error o insuficiencia técnica tanto en el proyecto básico como en el proyecto de ejecución". El arquitecto alemán Jürgen Mayer, autor del diseño, es el único que sostiene que el encarecimiento de la estructura de madera -pendiente aún de armar en su mayor parte- se debe a "causas imprevistas". Ni siquiera los técnicos de la Gerencia de Urbanismo le dan la razón.

Con estas evidencias, difícilmente el Consultivo puede hacer un dictamen favorable al Consistorio hispalense, sobre todo teniendo en cuenta el criterio que ha venido aplicando en otros casos análogos o simulares. Una parte de los argumentos municipales sí serán, sin embargo, estimados: las mejoras necesarias en materia de seguridad y ciertas reformas menores. Su impacto sobre el sobrecoste global es mínimo. Por poner un ejemplo, las mejoras de seguridad incluidas en la propuesta municipal sólo han alterado el presupuesto original en 1,3 millones de euros. Teniendo en cuenta que el montante total del segundo reformado suma 30 millones de euros, la validación de este aspecto u otro similar por parte del Consultivo no solucionaría el problema esencial: si Sacyr no recibe una nueva inyección de dinero público la obra no podrá continuar salvo que el alcalde decida contravenir el consejo del máximo órgano consultivo de Andalucía. La norma legal que suele aplicar esta institución no admite excepciones: los encarecimientos de obras por encima del 20% del coste inicial obligan a resolver el contrato vigente y, en su caso, plantear un nuevo concurso, ya que las previsiones originales de la obra han sido alteradas. El sobrecoste del Parasol sobrepasa dicho límite.

El presupuesto real del Parasol sigue siendo además una incógnita. Oficialmente el Ayuntamiento ha reconocido una desviación de 38,4 millones de euros, consecuencia de los dos reformados aprobados en el ámbito municipal. El presupuesto inicial era de 51,2 millones de euros. Sin embargo, al citado desfase presupuestario deben sumarse otros conceptos: los 25 millones entregados a modo de subvención a Sacyr durante las obras para que la explotación del complejo reportase suficiente rentabilidad y otras cantidades procedentes de la indemnización al anterior adjudicatario de las obras. La cifra global oscilaría entre los 90 y los 123 millones de euros, dependiendo del criterio de cálculo que se aplique.

Tal y como publicó en su día este diario, el Parasol se inició sin que existieran suficientes garantías técnicas de que su construcción era viable. La cimentación hecha en origen no aguantaba el peso de la estructura de madera. En el año 2007, la ingeniería encargada de los trabajos -Ove Arup- informó que el proyecto era inviable desde el punto de vista técnico. En lugar de parar y replantear las obras en vista de dicha situación, el gobierno municipal optó por ocultar este informe y seguir adelante con los trabajos.

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