Dos mil taxistas colapsan Sevilla

Atasco monumental, tráfico desviado, conductores enfadados y más de dos horas de retención. Ésta es la estampa que dejó ayer en Sevilla la manifestación de casi 2.000 taxistas que secundaron el paro convocado por las dos asociaciones del sector para reclamar al Ayuntamiento diversas mejoras, entre las que destaca la retirada de las licencias por exceso de cupo, una medida prometida hace cuatro años por el gobierno de Monteseirín dentro del II Plan de Mondernización del taxi y que, según los manifestantes, sólo se ha cumplido en un 50%. La movilización se desarrolló de forma pacífica, aunque provocó un gran colapso en la ciudad, con especial incidencia desde las 13:00 a las 15:00, cuando se disolvió la protesta.

El paro parcial de ayer estuvo convocado por la Asociación Solidaridad del Taxi y por la Unión Sevillana del Taxi, que tras varios meses de discrepancias sobre las mejoras en el sector llegaron a un acuerdo, bautizado con el sobrenombre de "unidad de acción", y decidieron emprender un calendario de movilizaciones, la primera de ellas fue ayer y se inició a las 9:00. A esa hora partían de la sede de la Unión Sevillana del Taxi, en el Polígono Industrial Carretera Amarilla, los primeros manifestantes a los que luego se unieron, ya en la Avenida de Andalucía, los convocados por la Asociación Solidaridad del Taxi. La comitiva empezó entonces a extenderse y provocar molestias, sobre todo entre los conductores que pretendían entrar en la ciudad por la A-92 a hora punta.

No obstante, el paso de la caravana por esta zona fue bastante ligero, ya que el grueso de taxistas se sumó en la confluencia entre Luis Montoto y Menéndez Pelayo. A las 11:00 las dos asociaciones convocantes habían contabilizado ya 1.900 participantes, lo que supone casi el 90% de los taxistas sevillanos que cuentan con licencia. El presidente de la Unión del Taxi, Fernando Morales, aclaraba al respecto que faltaban aquéllos que tenían el vehículo en reparación o los que se encontraban cubriendo los servicios mínimos, unos 400 taxistas que continuaban con su trabajo en las paradas de los hospitales Virgen del Rocío, Macarena, Valme y el aeropuerto, principalmente.

Las consecuencias de la manifestación de los taxistas no la sufrieron sólo los conductores. Los usuarios de este medio de transporte se vieron también afectados por el paro, que perjudicó a varias líneas de Tussam, en cuyas paradas hubo colas que rozaron el kilómetro de extensión. A la Isla de la Cartuja era imposible llegar en autobús urbano, ya que las líneas C1 y C2 tenían obstaculizado el paso por Luis Montoto.

Otros servicios públicos que se vieron perjudicados por la manifestación fue el Metrocentro, que tuvo que ser interrumpido durante varios minutos a las 11:30 mientras avanzaba por la Pasarela la cabecera de la movilización. Tras el corte, los taxistas permitieron el servicio del tranvía al dejar espacio suficiente entre los vehículos para que pudiera circular por los raíles.

Los mayores problemas de colapso se originaron al llegar la protesta a la Plaza Nueva. Los taxistas que encabezaban la movilización se detuvieron delante del Hotel Inglaterra, lo que provocó más de cuatro kilómetros de retención, con vehículos parados en las calles Zaragoza, Reyes Católicos, Paseo de Colón (sentido Arjona) y Avenida de María Luisa hasta llegar al Prado. La Policía Local, que en todo momento escoltó a la comitiva, desvió el tráfico en las confluencias del Paseo de Colón con Marineros Voluntarios y Arjona con Torneo, donde los agentes obligaron a los conductores a girar por el puente del Cristo de la Expiración.

Los principales atascos, con circulación bastante lenta, se registraron en la avenida de la Palmera, desde el Costurero de la Reina hasta el campo del Betis, y en Torneo desde la estación de Plaza de Armas hasta la confluencia con la Resolana, según informaron fuentes de la Delegación de Movilidad. La situación mejoró a partir de las 15:00 cuando se disolvió la concentración frente al Ayuntamiento.