Intrahistoria delcrimen de la Juliana

Asesinato en bollullos de la mitación Las claves del caso

El asesinato del ejecutivo del BBVA puso fin a un matrimonio marcado por las riñas, los insultos, los celos y el maltrato

Fernando Pérez Ávila

18 de agosto 2008 - 05:03

Detrás de la muerte de Andrés Toro Barea hay una vida marcada por el sufrimiento, por un matrimonio que se había convertido casi desde el principio en un tormento diario y que terminó de la peor manera posible. Celos, peleas, soledad, discusiones, insultos, maltrato... Todo eso sufrió, según fuentes cercanas a la familia, el ejecutivo del BBVA asesinado presuntamente por su ex mujer en su chalé de la urbanización la Juliana, en Bollullos de la Mitación. La tramitación del divorcio hizo insostenible una situación que se había empezado a envenenar 32 años antes, cuando Andrés contrajo matrimonio con Natividad Cantero Sánchez.

LA ACUSADA La ex mujer del ejecutivo del BBVA se encuentra actualmente en prisión preventiva acusada de ser la autora material del crimen. El juez de instrucción 1 de Sanlúcar la Mayor, Javier Carretero, considera que fue ella quien disparó dos veces contra su ex marido el pasado 15 de junio con una pistola que compró hace años a su tío político, Juan Jiménez. Quienes la conocen dicen que es una persona a la que sólo le interesa lo material, que no ha trabajado nunca y siempre ha vivido de su marido, quien llegó a adquirir una posición importante en el banco. Es muy celosa. Tanto, como para golpear a Andrés en la herida abierta de una operación de apendicitis porque una compañera lo llamó por teléfono a casa para interesarse por su estado. Aunque no ha confesado el crimen, el juez le imputa cuatro delitos: homicidio, tenencia ilícita de armas, allanamiento de morada y revelación de secreto. Estos dos cargos sí los admitió. Natividad entró en casa de Andrés y rebuscó entre sus documentos.

EL MATRIMONIO Andrés Toro y Natividad Cantero se conocieron muy jóvenes, cuando él tenía 17 años y ella 15. Ella vivía en la Plaza del Pelícano y cuentan que era una mujer de belleza insuperable. Sin embargo, el matrimonio se fue convirtiendo en un infierno desde el principio. Andrés era un hombre prácticamente sometido a su mujer. Incluso una vez que sus hermanos quisieron mediar en una discusión se dirigió a ellos diciendo: "Oídme todos, ésa es mi mujer. Yo la quiero y la tenéis que respetar". El matrimonio se instaló en una vivienda de la calle Pascual de Gayangos, donde ahora reside la hija de la pareja. Hace dos años construyeron el chalé de Bollullos, donde Andrés pasaba la mayor parte del tiempo desde que dejó de vivir con su familia.

LA HIJA Natividad Toro Cantero podría ser imputada por coacción a testigos. En los juzgados de Sanlúcar la Mayor intentó evitar que el tío político de su madre declarara que le había vendido la pistola con la que supuestamente se cometió el crimen. El juez decidió abrir diligencias por coacción al principal testigo del caso, el hombre que delató a la presunta autor del asesinato. Natividad Cantero tiene 31 años y trabaja en una notaría del centro de Sevilla. Su marido regenta una cafetería en la calle Baños, frente al conservatorio de música, en un local que era de Andrés y pasó a ser de su ex mujer tras la separación. Este periódico se puso en contacto con ella, pero declinó hacer declaraciones.

EL HIJO Andrés David Toro Cantero se encuentra actualmente en el centro de reforma de menores de Carmona, según fuentes próximas a la familia. A este joven le faltaban sólo dos semanas para cumplir los 18 años cuando murió su padre. La Fiscalía de Menores podría imputarle como colaborador necesario, es decir, la persona sin cuya participación no se podría haber cometido el crimen. El martes antes de la muerte, tras meses sin ver a su padre, acudió al banco para pedirle dinero para sacarse el carné de conducir y hacer un curso de tatuajes. Andrés le hizo una transferencia de 3.400 euros a su cuenta. Fuentes de la familia dicen que el hijo sólo veía a su padre cuando quería dinero. Si no se lo daba, era la madre quien malmetía. "¿Ves cómo tu padre no te quiere?", cuentan que Natividad le decía a su hijo a menudo y afectaba profundamente a Andrés.

EL ARMA Todavía no se ha encontrado, pero el análisis de balística realizado por la Guardia Civil confirmó que se trataba de un arma del mismo modelo y calibre que la Natividad compró a su tío unos años antes por 40.000 pesetas. Se trata de un arma ilegal. Después de adquirirla, Natividad llegó a amenazar a la mujer de su tío con el arma tras discutir por la altura de unas plantas.

LA VÍCTIMA Andrés Toro Barea, de 59 años, era el director del centro especial de recuperaciones del BBVA en Andalucía y Extremadura, la sección del banco que se encargaba de ejecutar los embargos por impagos. Nació en Puerto Serrano (Cádiz), era hijo de un peón caminero y se crió en el campo. Cuidaba vacas y no pisó una escuela hasta los 14 años. Cuando terminó sus estudios logró entrar en el banco hasta adquirir un puesto de responsabilidad. Hacía sólo dos años que había terminado el chalé de Bollullos de la Mitación. Poco después surgió la idea del divorcio, que no quiso plantear antes para no perjudicar a sus hijos. Nunca decidió llevar a su esposa a los tribunales y acusarla de maltrato físico o psicológico. Pocos meses antes de morir, Natividad lo agredió a escobazos porque no quería quitar un nido de gorriones que se había formado en una de las ventanas de la planta alta del chalé. Un portavoz de la familia aseguró a este periódico que "cree en la justicia y confía en que se aclarará totalmente el caso", además de mostrar su agradecimiento a la Guardia Civil.

EL MÓVIL Pudo haber un componente de celos por la relación que había iniciado Andrés con otra mujer, pero la investigación judicial y de la Guardia Civil se centran en la cuestión económica. El ejecutivo del BBVA quería vender la casa de la Juliana y posiblemente esto hizo pensar a Natividad que no iba a recibir todo el dinero que ella tenía previsto ganar con el divorcio.

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