Traducción de latín al árabe
Calle rioja
Magisterio. Lola López Enamorado, directora del instituto Cervantes de Casablanca, coincidió en el Alcázar con Rocío Carande, su profesora de Métrica en el curso 81-82
CURSO 81-82. Es cuando coincidieron por primera vez las protagonistas de la fotografía del Alcázar. Con lo que Rocío Carande y Lola López Enamorado saben se podían escribir diez capítulos de Juego de Tronos. Rocío era una jovencísima profesora de 24 años que daba Prácticas de Métrica a alumnos de primer curso entre los que se encontraba Lola López Enamorado, entonces una joven de 18 años, hoy directora del instituto Cervantes de Casablanca.
Al Alcázar las llevó su amistad con Rafael Valencia, director de la Academia de Buenas Letras y profesor de Historia de Al-Andalus y de Literatura Andalusí en la misma Universidad en la que Ramón Carande, abuelo de Rocío, fue rector en 1931. Valencia enseña árabe pero se pasa al latín para rendir honores a sus amigas. Dice de ambas que son femina magnae virtutis.
Las dos son extremeñas, una de cuna, otra de ascendencia y querencia. Lola López Enamorado nació en Llerena, cabeza de partido judicial a la que pertenece Berlanga, pueblo natal de Rafael Valencia. Éste coincidía muchas veces con Bernardo Víctor Carande, hijo de don Ramón y padre de Rocío, "peleando por nuestras hectáreas extremeñas, él en Capela, yo en Berlanga y en Higuera de Llerena, en Extensión Agraria de Badajoz".
Esta amistad es un cruce de magisterios. A Rocío Carande la conoce Valencia como discípula de Juan Gil, latinista, fabulador de los viajes a Indias y académico de la Lengua. "Yo me dedico a la Sevilla árabe", dice Valencia, "y Rocío Carande es una de las grandes especialistas en los textos latinos de la Sevilla pre-árabe". La catedrática de Latín dirige con Pilar Pavón la revista Habis, publicación de Filología e Historia Antigua que recibó el sello de excelencia del CSIC y es primera de la Hispalense en descargas. Lleva el nombre de un rey tartesio, Habis, hijo de Gárgoris, de quien Fernando Sánchez Dragó escribió erróneamente su nombre. Trabaja en los Coloquios de Erasmo de Rotterdam.
Cuando Lola López Enamorado conoció a Rocío Carande, la hoy directora del Cervantes de Casablanca era una joven extremeña que estudió el bachillerato en Sevilla, primero en el Vicente Aleixandre de Triana, después hasta COU en el nocturno del Murillo "porque estaba estudiando Piano". Muy joven, compartió despacho y departamento con Rafael Valencia. Una maestra de éste, Eugenia Gálvez, le dirigió a Lola una beca de personal investigador.
El destino los hizo partícipes de una lotería literaria. La que fuera alumna de Métrica de Rocío Carande estaba traduciendo la Trilogía de El Cairo de Naguib Mafouz cuando le dieron el Nobel de Literatura al escritor egipcio. Rafael Valencia fue uno de los colaboradores de esa traducción, "concretamente en los volúmenes segundo y tercero", recuerda el arabista. "Cuando le dieron el Nobel, la editorial le pidió a Lola trabajar a marchas forzadas. Fue un premio y un castigo al mismo tiempo".
Rocío Carande le enseñaba a López Enamorado unas fotos del viaje que hizo recientemente a Irán. "Fue la primera profesora que conocí en la Facultad", dice la que fue su alumna. Ayer, a la arabista de Llerena le salía por teléfono una frase propia de Ingrid Bergman. "Acabo de llegar a Casablanca". Viajó en barco de Tarifa a Tánger y de Tánger a su destino profesional en coche.
Rocío Carande y Lola López Enamorado comparten el sustrato extremeño que enriquece sus inquietudes humanísticas. Valencia evoca la agitación cultural que Bernardo Víctor Carande protagonizaba en la Diputación pacense y su tarea como director de la revista Alor Novísimo.
El Alcázar sabe latín y árabe. Dos lenguas nucleares que enseñan estas mujeres y que une Rafael Valencia en sus más recientes vicisitudes intelectuales. El profesor de Berlanga va a realizar un salto dinástico de Fernando III a su hijo, Alfonso X. Ante la estatua ecuestre del primero, pronuncia mañana el pregón del encuentro de Casas Regionales y Provinciales. La próxima semana hará sesión continua con el hijo de este jinete, el autor de las Cantigas, con una doble participación en el Congreso que la Fundación Caballero Bonald dedica en Jerez a la literatura en tiempos de Alfonso X.
En la jornada inaugural, miércoles 15, Rafael Valencia intervendrá con José Luis Corral y Nieves Vázquez Recio en una mesa redonda sobre la diversidad lingüística y cultural en el siglo XIII moderada por Julio Neira. El jueves 16, impartirá una conferencia titulada Lo árabe en la corte de Alfonso X.
Llerena, Capela, Berlanga. Tres topónimos extremeños asociados con los tres protagonistas de esta historia del Alcázar de Sevilla antes de que lo cerraran para el rodaje de Juego de tronos. Del latín al árabe, de Ovidio a Maimónides, sin salir de esas parameras de las que según el recuento de Hugh Thomas salió el segundo mayor porcentaje de hombres que hicieron la aventura indiana. Sólo superados por los que salieron de Andalucía. Esa aventura contada con pulso de Calvino y de Álvaro Mutis por Juan Gil, ahijado intelectual de Ramón Carande, padrino de Rocío Carande, la veinteañera profesora de Métrica de la chica que venía de estudiar Piano y nocturno en el Murillo y que dirige el Cervantes de Casablanca dos años antes del cuarto centenario del nacimiento de Cervantes.
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