¡Vaya mediocampo! (3-1)
Betis - córdoba · la crónica
El equipo de Mel, en gran medida por la ambición de éste, vive en campo contrario al margen del resultado. Pese a las asimetrías de los dibujos, el trío de centrocampistas presiona, roba, juega y da pases de gol
Se alaba constantemente de este Betis la pegada de sus delanteros y, aun con razón, no deja de ser un análisis simplista. Porque este Betis que se tomó una especie de vacaciones tras su victoria en Salamanca hace ya casi dos meses ha vuelto en toda su extensión y es mucho más que los tres futbolistas que rubrican con goles un juego que vuelve a ser el mejor de la categoría gracias a su trío de mediocampistas.
Lo apuntó frente al Barça B hace tres días y no lo elevó a los altares con una goleada búlgara porque Emana se empeñó en arabescos imposibles. Frente al Córdoba apenas se concedió un ínterin de cinco minutos en un contexto avallasador tan autoritario como el de los inicios de la temporada.
El Betis, este Betis, es muchas cosas, pero ante todo es un equipo valiente y con hambre. Su entrenador ha logrado inyectarle una sangre nueva, no se sabe si roja o incluso verde, que circula sin desmayo y se desparrama en pos de la portería contraria. El equipo suele vivir en el terreno de juego adversario y es ahí donde vuelve a cimentar su buen fútbol y la lógica correspondencia de las victorias, que algunas de las últimas sí llegaron por esa pegada que a veces no deja ver un bosque frondoso y muy verde.
La puesta en escena ya resulta encomiable. Salvo los cuatro zagueros, todo el equipo se postula para robar el balón en el campo de un Córdoba que apenas logra aminorar el ritmo de las acometidas béticas y tratar de meterle plomo al partido al más puro estilo de Lucas Alcaraz, ese tipo de entrenador cuya pizarra siempre refleja un empate sin goles y de la que cuelga un cartelito que dice: "A ver si en una contra, en un despiste, tal vez una estrategia...".
Es la gran diferencia entre el Betis y la mayoría de lo rivales a los que se enfrenta. Ya se vio en los albores del curso frente al Valladolid y se refrenda casi partido a partido.
Y en ésas estaba el Betis, en las de apretar arriba, con Iriney, Beñat y hasta Emana en sobresalientes, cuando un robo adelantado, en este caso de Dorado, fue a dar luz a la privilegiada cabeza de Salva Sevilla, quien cuando se siente con las espaldas a salvo y con pocos metros por delante es letal. Se está acostumbrando por obligación el virgitano a morar por el carril del diez y desde allí trazó un pase al hueco para que Jorge Molina lo convirtiese en el primer gol de la tarde a poco de haber entrado por Miguel Lopes.
El dato, el del cambio, merece un destacado aparte. Porque sin haberse movido el marcador y, tras lesionarse un centrocampista, Mel puso en liza a un ariete. Es la ambición en su extensión máxima, la valentía. Y el premio fue el gol para un equipo que lo busca desde el tañido inicial.
Pero es que ni ese gol es capaz de cambiar la dinámica. Porque el Betis no se echa atrás. No sabe echarse atrás y no le conviene, ya que detrás del balón las carencias sí se advierten cuando el rival le hace cosquillas. Lo difícil es que se deje. Así, Beñat roba el balón y lo juega hacia un Iriney que sabe incluso descolgarse para anotar a través de un centro-chut un segundo gol que ya sí le moverá todos los esquemas al rival.
Así es el Betis y así se comporta. Vehemente de salida, ante los contratiempos, sin retroceder ni especular con los cambios ni cuando queda ya poco y se ha visto obligado a hacer un tercer gol tras haberse despistado en un contraataque imperdonable que concedió tras un saque de esquina a favor. Va 3-1 y por Iriney entra Arzu. Y por Emana, Ezequiel. Jugador por jugador en los mismos puestos y si llega el cuarto gol, pues a festejarlo. ¿Temerario? Cuando faltan pocos minutos y un gol del rival te puede atiborrar de nervios, quizá. Pero es su estilo. El estilo de Mel. Y si sirve para que el equipo no se acoquine y se sienta seguro, pues mejor. Ya dijo el técnico cuando aterrizó que el Betis estaba obligado a ofrecer algo más que el resultado. Y a fe que lo está logrando.
Por suerte además, los futbolistas habían recibido un varapalo el miércoles y supieron cómo jugar con el 2-1. Lejos de tambalearlos, el gol del Córdoba los espabiló. Antes del mismo, Isidoro había lanzado al palo y Dorado, puesto de gol a Jorge Molina en la desgraciada jugada de la lesión del muy sospechoso Raúl Navas. Tras el mismo, el árbitro anuló un gol legal a Roversio en un remate de cabeza del brasileño a centro de Beñat. Es la prueba irrefutable de que el fútbol del Betis, cuando le sale, es inmune a los aconteceres del partido. Es atacar y atacar, jugar lejos de Goitia y mandar en el juego con un centro del campo que es briega y fantasía a la par.
Si Iriney es capaz de intimidar con su presión hasta a tres rivales en un instante y conminarlos a jugar el balón con prisas y perderlo, Beñat se maneja en unos terrenos donde siempre halla metros para levantar la cabeza y darle al juego lo que éste solicita. El vasco, eso sí, selecciona sus robos de balón, pero los logra por inteligencia y por su adecuada lectura del fútbol. Así, Salva Sevilla apenas tiene que preocuparse de poner a titilar a los de arriba. Globitos, cachitas, pases de tiralíneas... Todo vale en este caso si es en provecho del equipo y nunca del lucimiento personal. Es la diferencia entre la faena del almeriense y la inacabada y frívola del camerunés ante el Barça B.
Pero más allá del lujo o de la pegada del tridente, la gracia de este Betis reside en su ambición. Ésa que nace en Mel, en Iriney...
Ficha técnica:
3 - Real Betis: Goitia; Isidoro, Roversio, Dorado, Nacho; Miguel Lopes (Jorge Molina, m.22), Salva Sevilla, Iriney (Arzu, m.76), Beñat; Emaná (Ezequiel, m.80) y Ruben Castro.
1 - Córdoba CF: Raúl Navas (Alberto, m.54); Camille, Tena, Gerardo, Richy; Callejón, Jorge Luque, Usero (Jonathan Sesma, m.45), Beobide, Arteaga (Pepe Díaz, m.62); Oriol.
Goles: 1-0, M.30: Jorge Molina. 2-0, M.33: Iriney. 2-1, M.55: Jonathan Sesma. 3-1, M.72: Alberto (p.p).
Árbitro: Lesma López (Comité madrileño). Amonestó al local Beñat (m.85) y a los visitantes Tena (m.69), Jonathan Sesma (m.80) y Callejón (m.85).
Incidencias: Partido correspondiente a la decimosexta jornada de Liga en Segunda División disputado en el estadio Benito Villamarín de Sevilla ante cerca de 25.000 espectadores.
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