Palabra de rock. Antología de letristas españoles.
ADELANTO EDITORIAL
La letra de canción es un género en sí mismo. La novelista, poeta y periodista Silvia Grijalba ha reunido en una antología a autores como Kiko Veneno, Enrique Bunbury, Jaime Urrutia o Santiago Auserón y a otros nombres indiscutibles de letristas de diversos estilos y trayectorias. La obra se presenta mañana lunes en la Feria del Libro de Sevilla y, próximamente, se promocionará también en Málaga.
A continuación, extracto del capítulo dedicado a Kiko Veneno:
"Volando voy, volando vengo” y “Arreglá pero informal”. Kiko Veneno es el autor de esas dos frases, que han pasado a la categoría de adjetivo, de frase hecha que ayuda a definir una forma de ver la vida y un prototipo muy español. La poesía elevada a sabiduría popular, algo en lo que Kiko Veneno es un maestro. Fueron Camarón y Martirio los médiums que llevaron esas palabras hasta el gran público. Y es que Kiko Veneno se ha sabido rodear siempre de lo mejor de cada casa, desde los hermanos Amador en Veneno, hasta Santiago Auserón en su gira conjunta, Jabier Muguruza, Jackson Brown, Chico Ocaña (de Mártires del Compás, aunque la cosa no acabara bien) o Charlie Cepeda. Pero si el primer disco de Martirio (con ese personaje de la maruja con el chándal y los tacones que no tiene desperdicio) es una sátira cariñosa de una mujer genuinamente española, los discos de Kiko Veneno están llenos de recovecos e ingenio, eso sí, sin florituras, a la cara, de un solo golpe.
Han sido muchos los que han intentado seguir su estela, incluso con su bendición, pero está claro que la aparente sencillez de las letras de Kiko Veneno es imposible de imitar. Él dice que su estilo de hacer canciones consiste en “aprovechar lo que tiene alrededor”: “Tenemos que aprender a valorar lo que tenemos aunque sea pobre”. Pero eso no es tan fácil. Vale, Paul McCartney compuso Yesterday mientras freía un huevo, pero no compuso ninguna canción sublime sobre el hecho de hacer un huevo frito. Kiko Veneno tampoco, pero si le diera por ahí, está claro que sería magnífica.
De su etapa al frente de Veneno, con los hermanos Amador, hay algunas muestras como ese cuento-canción infantil para adultos que es Pata Palo o Ratitas Divinas (“Ratas, os comprendo / porque sois la parte chunga, / quisiera tocaros / pero no puedo, / os he visto crecer entre ratas”). Pero si esa parte previa a su participación en La leyenda del tiempo de Camarón (1979) fue esencial para Kiko, lo cierto es que en su carrera en solitario tiene algunos versos de esos que se quedan pegados en el paladar, pero no por la rima fácil, que a veces más que una rima parece una putada, sino porque Kiko Veneno es capaz de decir rápidamente, sin darles muchas vueltas, verdades de esas que otros son incapaces de explicar con libros enteros. ¿Un ejemplo? Pues la complicada fase de lo que se podría llamar relación madura o cariño: “Está muy bien eso del cariño, / yo me comprometo, / pero no me des un dulce como a un niño, / te estoy hablando de respeto”.
La fama a Kiko Veneno no le llegó inmediatamente; de hecho, su aventura de Veneno, un disco que ha sido esencial en la historia de la música de este país, en su momento no se vendió lo suficiente como para forjar una carrera que le permitiera vivir de la música. Pasó por diversos oficios, uno de ellos, programador cultural de la Diputación de Sevilla, algo que, según ha contado, le sirvió para darse cuenta de lo estupenda que era la vida del artista, sin horarios, algo que le llegaría a partir de su gira conjunta con Santiago Auserón, un músico con esa generosidad que da el talento y que hace a los grandes echar manos a los que admiran, sin ese miedo de los mediocres a que les quiten no se sabe qué. Juan Perro y Kiko Veneno vienen dando el cante fue un momento esencial en la carrera de Kiko y a partir de ahí se ha conseguido hacer un hueco en la primera división. A partir de entonces la industria musical, que ya se sabe que no es precisamente rápida de reflejos, empezó a apoyar a artistas que le “acusaban” de una paternidad que él nunca acabó de reconocer. Algunos como Los Delinqüentes, Muchachito Bombo Infierno y Tomasito, con los que hizo la gira G-5. En cualquier caso el rock español está lleno de hijos putativos en lo musical, pero especialmente en lo que respecta a las letras de Kiko, que ha abierto un camino mucho más difícil de seguir de lo que parece.
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