"La Semana Santa andaluza se parece a las romerías del norte de África"

Rafael Valencia · Arabista de la Universidad de Sevilla

Rafael Valencia hizo la carrera y la mili y se largó cinco años a Iraq. Allí estudió, practicó y dominó el arábe, una lengua obviamente esencial en su campo, y trenzo un lazo irrompible con esta otra cultura.

"La Semana Santa andaluza se parece a las romerías del norte de África"
"La Semana Santa andaluza se parece a las romerías del norte de África"
Fede Durán

26 de octubre 2012 - 09:25

-Dígame si Al Ándalus es esa espinita que el mundo árabe algún día se querrá quitar.

-El mito de la recuperación de Al Ándalus es poco más o menos como el de la recuperación de Cuba y el resto de colonias españolas. No tiene base ninguna. Lo que ocurre es que para los árabes significa un momento de esplendor, exactamente igual que la época colonial española. Cuba aún sigue siendo un referente. Y Al Ándalus también.

-Grave confusión recurrente: Al Ándalus como sinónimo de Andalucía.

-Como término geográfico, Al Ándalus es la Península Ibérica más el sur de Francia más el Norte de África. Como término histórico evoluciona desde toda la Península hasta el Reino de Granada. Cuando la palabra Andalucía surge en el siglo XIII, era el título que se daban los reyes de Castilla para decir: "Yo soy el sultán de Al Ándalus". Lo tienen escrito todos los andaluces en el Alcázar de Pedro I. Andalucía es un término que surge como forma de lucha política e ideológica para oponerse al otro sultán de Al Ándalus, que era el rey de Granada.

-La raíz de Al Ándalus es controvertida.

-Surge posiblemente en el siglo VII, y hace referencia a la isla del Atlántico. Cuando los árabes conquistan la Península el gran enemigo era Bizancio, el Imperio Romano de Oriente, y la razón estratégica principal de esa conquista era bordear la isla del Atlántico para atacar Constantinopla por la retaguardia. Pero llegaron al país y se quedaron. La historia se repite: cuando vinieron los romanos, la idea era atacar a Cartago desde atrás, pero se toparon con la Bética y se asentaron. Aquí se han instalado todos menos los franceses hace doscientos años.

-Somos una cebolla. Capas y capas superpuestas.

-Hablamos de una mezcla perfecta. El ejemplo es la Giralda. ¿Es un alminar musulmán? No. ¿Es una torre cristiana? Tampoco. Los cimientos son romanos, el cuerpo almohade, el campanario es del siglo XVII. La cultura es un elemento vivo.

-¿Cuánto tenemos de idiosincrasia árabe?

-Si se da un paseo desde Finlandia hasta el río Senegal, la forma de vida es más parecida entre nosotros y la gente del norte de Marruecos que entre nosotros y los finlandeses. ¿Eso se debe a influencia árabe? ¿A la griega? ¿A la romana? Todo es posible. Fíjese en un elemento tan constitutivo de la Andalucía actual como la Semana Santa. Si comparamos la de Sevilla o Córdoba con la de Zamora o la de los protestantes calvinistas de Suiza, pues no se parecen en nada. Sin embargo, se parecen a las romerías del norte de África. Hay adaptaciones al medio, formas de vida que muchas veces no dependen únicamente de la religión sino de expresiones culturales que se van transformando paulatinamente.

-¿Qué pasó con la población árabe tras la Reconquista?

-En Sevilla se encontró un texto árabe muy tardío (la reconquista se produjo allí en 1248) que dice que la ciudad se quedó vacía. Eso es imposible. Sabemos que permaneció gente, muy poca probablemente, y hubo árabes que volvieron tras marcharse o que vinieron de otros lugares como Granada tras la revuelta de las Alpujarras en 1580. No se trata sólo de números sino de formas de vida. La actual cultura de EEUU, esa masa blanca, anglosajona y protestante, procede de las apenas 25 personas que cruzaron el océano en el Mayflower. Y después hay que tener en cuenta las mutuas influencias. Vuelvo al ejemplo del Alcázar de Pedro I, un palacio cristiano hecho por el rey teóricamente más cristiano de todos, que era el de Castilla, quien sin embargo le dio la forma mudéjar porque por cuestiones políticas quería aparecer como el sultán de Al Ándalus.

-¿Existió el mozárabe?

-No creo que existiese esa lengua; los mozárabes hablaban el árabe, igual que el resto de la población, pero eran cristianos. El árabe era entonces el idioma común, y no sólo aquí sino en todo el mundo conocido, desde la Península Ibérica hasta China. Fue la lengua del comercio hasta más o menos el siglo XIII.

-¿Por qué un sector del islam se lleva tan mal con la libertad de expresión?

-Son enfrentamientos buscados por ciertos elementos fundamentalistas. La caricatura existe en el mundo árabe desde principios del siglo XIX. La representación gráfica de figuras humanas, que algunos dicen que no es propia del islam, existe desde antiguo: hay reyes plasmados en los techos de la Alhambra. Respecto a la sensibilidad, el islam es plural, lo mismo que el cristianismo o cualquier otra creencia religiosa. Hay mentes amplias y mentes cerradas.

-¿Se está diluyendo la primavera árabe?

-Hay algunos países donde la expectativa de democratización sí se está cumpliendo. La primavera fue signo de esperanza y divorcio con regímenes que habían roto la cohesión del sistema. Ben Jaldún, un historiador del siglo XV de origen sevillano, ya hablaba de que una sociedad existe porque tiene mecanismos de cohesión. Cuando se rompen, cuando los excluidos son más que los beneficiados, el sistema cae.

-Eso vale como advertencia para la España actual.

-O para Islandia. Allí se produjo la primera revuelta. Los ciudadanos atacaron el sistema político y económico en sus cimientos. Averroes decía que los mecanismos por los que surgen las civilizaciones, llegan al cénit y caen son siempre muy similares.

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