Una herida sin suturar (1-2)

Sevilla fc-racing· la crónica

El Sevilla sufre su cuarto revés seguido en casa por la sencilla razón de que el Racing, como los anteriores rivales, se aprovechó de su endeblez atrás. El equipo ni defiende ni ataca bien.

La sorpresa se convierte en rutina (1-2)
La sorpresa se convierte en rutina (1-2)
Francisco José Ortega / Sevilla

09 de enero 2010 - 22:05

El Sevilla se desangra sin que nadie sea capaz de suturar su herida. El conjunto de Manuel Jiménez sumó su cuarto tropiezo consecutivo delante de los suyos y lo hizo de idéntica manera a todos los anteriores. El Racing, como el Málaga, como el Valladolid, aunque éste fuera ligeramente diferente, y como el Getafe, se puso por delante en el marcador con dos goles en el primer periodo y a partir de ahí los blancos tuvieron que remar contra corriente. Esta vez, igual que la última, fueron incapaces de salvar siquiera un punto para que el horizonte se ennegrezca de manera inquietante.

El otrora aspirante a campeón de Liga ha encallado, por tanto. Este Sevilla sólo se parece a aquél en el color de las equipaciones, nada más que en eso, por la sencilla razón de que la fortaleza se ha esfumado de golpe. Lo que antes era un equipo de fútbol con mayúsculas ahora carece de las más elementales señas de identidad. El conjunto de Jiménez, por las razones que sean, ya no es ni carne ni pescado, ni ataca con profundidad ni defiende con solidez. En definitiva, lo que antes era una de las mejores escuadras de la Liga ahora es un verdadero juguete roto que le abre todos los caminos a sus adversarios para que éstos puedan lucirse incluso.

Está claro que el encargado de suturar esta herida, con inmediatez por supuesto, es Manuel Jiménez, quién si no. Pero lo principal para que lo consiga es que se encierre consigo mismo y no se deje guiar por los consejos de nadie, que sea consecuente con sus ideas futbolísticas y no trate de apuntarse a los esnobismos que se le señalaban desde fuera. Tal vez por ello, por esas loas al fútbol de ataque, su equipo sea en estos momentos un verdadero pelele que permite a Canales, como antes a Soldado o al mismísimo Duda, plantarse delante de Palop con una facilidad injustificable.

Cierto que los contrincantes también juegan, verdad que éstos son futbolistas profesionales y que, por tanto, son capaces de acumular acciones brillantes, pero la cruda realidad es que el actual Sevilla le pone una sombra roja para que se conviertan aún más en estrellas. Todo lo contrario que le sucede a Negredo, por ejemplo, quien cada día que pasa se empequeñece un poco más para que algunos puedan esbozar una pequeña sonrisa cuando se recuerda aquella campañita mediática para el inmediato retorno a un Real Madrid que había permitido su salida apenas unas semanas antes.

En fin, son las circunstancias de este deporte llamado fútbol que fluctúa casi más que cualquier mercado bursátil. Y siguiendo con este símil, las acciones del Sevilla se desploman en caída libre por la sencilla razón de que el equipo de Jiménez no es capaz de mantener su portería a cero jamás. Es un día tras otro y la canción se repite cuando ejerce como local, que otra cosa es cuando sale fuera y se siente más protegido atrás. Justo lo que debía hacer también en el Sánchez-Pizjuán.

Pero no, los puros de espíritu no podrían comprender que así fuera y es mucho mejor que el oropel brille. Lo cierto es que el Sevilla arrancó ayer con muchas de sus estrellas que en la lista de bajas obligadas, porque Kanoute, Luis Fabiano, Jesús Navas o Squillaci sí tienen la condición de estrellas en esta plantilla, ¿o no?, y, pese a ello, no tenía un mal son lo que ofrecía en el tramo inicial. Los blancos movían la pelota con cierta rapidez, no excesiva, pero bueno, y debieron ponerse por delante cuando Negredo se topó con su gran ocasión. Pero el madrileño no fue capaz de acertar y después llegaría la debacle.

Porque el Racing supo aguardar a que le presentara la ocasión y Canales no la desaprovechó. Tres toques en el centro del campo, todos con el sevillista más cercano a metro y medio, y Canales se había plantado ante Palop. Fue tan fácil que parece mentira en una defensa que otrora era de las más sólidas de España. El Racing, como los últimos equipos que visitaron Nervión, se había puesto por delante prácticamente a la primera. El Sevilla, también como en anteriores días, se rebeló ante ello, pero otra vez le abrió los caminos al adversario. Un córner a favor, segundos después de que la grada silbara a Dragutinovic por buscar la protección de Palop con una cesión desde el medio del campo, se convirtió en una contra letal para que Canales, otra vez, se luciera. Diez para el chavalito, pero un cero para la manera de defender del Sevilla.

Adriano trató de hacer una falta que no llegó a producirse y el Sevilla ya estaba sentenciado de nuevo. El resto es una canción repetida, un bis del Getafe. El conjunto de Jiménez trata de atropellar la razón, acorta las diferencias, tiene ocasiones para empatar, pero se encuentra con un portero que está ahí para impedir que el rival marque goles. Y, sobre todas las cosas, una verdad incuestionable: Este Sevilla sólo se parece al de hace un par de meses en sus equipaciones. El equipo sólido de entonces se desangra sin que ningún doctor en fútbol sea capaz de suturar su herida. Mala cosa.

Ficha técnica

Árbitro: Mejuto González H (asturiano). Su principal error fue no ver que un cabezazo de Escudé se metió dentro de la portería antes de ser despejado por Coltorti. Grave fallo.

Tarjetas: Amarillas Colsa (33'), Adriano (38') Romaric (88'), Henrique (88') y Munitis (90').

Goles 0-1 (26') Canales. Triangulación en el centro del campo entre Colsa, Munitis, con pase perfecto en profundidad, y Canales, quien se queda solo y marca con un toque muy sutil por arriba de Palop. 0-2 (38') Canales. Contragolpe que nace en un córner a favor del Sevilla, Adriano no puede derribar a Munitis y éste le da la pelota a Xiscu, quien prolonga hacia Canales para que éste drible a Palop y con sangre fría deje pasar a Adriano antes de marcar a puerta vacía. 1-2 (62') Romaric. Falta de Christian a Diego Capel que saca Dragutinovic, cabecea Negredo para que dé en el larguero tras tocar Coltorti y empuje bajo los palos Romaric con la derecha.

Incidencias: Decimoséptima jornada, Ramón Sánchez-Pizjuán, unos 35.000 espectadores.

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