Un equipo en 'stand by' (1-1)
Sevilla-valladolid
Segundo empate seguido en casa de un Sevilla incapaz de derrotar a un Valladolid con diez desde el minuto 39. Los blancos, ahogados primero, fallaron varios goles hechos después
El Sevilla ha bajado un peldaño en la escalera. El conjunto de Manuel Jiménez no sólo empató por segunda semana consecutiva en su feudo ante otro de los equipos que estarán en la zona baja de la tabla al final del campeonato, sino que, lo que es peor, lo hizo a pesar de tener un futbolista más sobre el campo durante más de 50 minutos. El Valladolid, muy bien trabajado, eso es cierto, se llevó un punto por méritos propios, pero de manera directamente proporcional lo consiguió por la impericia de los nervionenses para conseguir el triunfo.
No es normal que un aspirante al título, o al menos ése es el cartel con el que se tiene que manejar este Sevilla, deje escapar dos puntos ante los suyos cuando al adversario le han expulsado a uno de sus futbolistas, concretamente Borja, en el minuto 39 del primer periodo. Ésa es una ventaja demasiado grande, sin duda, para cualquier conjunto de primer nivel, pero el Sevilla, sin duda alguna, ayer no lo fue. Y tal vez hasta debiera dar las gracias por esa tarjeta roja para que la cosa no hubiera ido aún a mayores, ya que el Valladolid, hasta entonces, había sido tremendamente superior sobre el terreno de juego.
Lo fue por la sencilla razón de que el planteamiento del cuadro pucelano fue infinitamente mejor que el que puso en liza Manuel Jiménez. Durante esos primeros cuarenta minutos del litigio parecía que el conjunto visitante tenía un par de futbolistas más sobre el tapete que los blanquirrojos. Ésa era al menos la sensación que se transmitía hacia la grada, pues el Sevilla era incapaz de salir con la pelota de atrás y se sentía ahogado por un Valladolid que lo presionaba con valentía e iba a por todos los balones como si fuera el último del choque.
Llegados a este punto, conviene traer al análisis del encuentro un punto fundamental que tiene que ver con el pasado. No es malo echar la vista atrás para los análisis y si se observan las alineaciones de los dos partidos que disputaron sevillistas y pucelanos en la pasada campaña aparece un aspecto de indudable interés. En ambos partía Romaric como falso extremo izquierdo para equilibrar la pelea en la línea del centro del campo y en las dos ocasiones por ahí llegó la superioridad de los hombres de Jiménez por mucho que en la primera de ellas todo se le fuera al traste a su equipo por la temprana expulsión de Luis Fabiano en el Nuevo Zorrilla.
Viene esto a cuento para explicar que la opción de jugar con cuatro delanteros, léase Luis Fabiano, Negredo, Jesús Navas y Perotti, está muy bien para el espectador y para recibir los piropos de los amantes de la estética, pero tampoco debería suponer esto un dogma de fe, algo que es imposible de alterar contra algún que otro rival. ¿Para qué sirve tener tantos peones de ataque si el balón jamás llega hasta ellos? ¿Cómo se puede jugar con tantos hombres arriba si apenas ninguno acude en ayuda de los de atrás para sacar el balón jugado? Ambas cosas sucedieron en la fría tarde de ayer, pues en la libreta del periodista no se contabiliza ninguna ocasión de gol, ni una sola, durante todo el primer periodo, algo que es completamente anormal en este Sevilla como local.
Pero así fue y, como diría el propio Jiménez en sus ruedas de prensa respecto a los rivales, el Sevilla se fue con 1-1 al descanso y con un futbolista más sin haber creado no ya media ocasión de gol, pues ni siquiera fue eso el regalo del veterano Marcos al cometer penalti sobre Jesús Navas en un recorte de éste. Quedaba a partir de ahí un tiempo entero para tratar de arreglar aquello y todos los vaticinios en el intermedio indicaban que el partido debía virar hacia el lado blanquirrojo.
En lo que se refiere al juego, está claro que el mando ya sí pasó a poder del anfitrión. Jiménez introdujo a Romaric por Lolo para tener más criterio con el balón y sustituyó a Konko por Squillaci para tener más salida por la derecha. El Sevilla ya sí iba a vivir mucho más cerca de Justo Villar que antes, pero volvió a faltarle el acierto de sus futbolistas de ataque. El dominio del balón comenzó a ser absoluto y Romaric trató de mover la pelota de un lado hacia otro con cierta paciencia, entre otras cosas porque se notaba que el Valladolid estaba con uno menos.
Sin embargo, la suerte suprema iba a ser esquiva de nuevo para un equipo que tuvo ocasiones de gol clarísimas. A saber, un cabezazo solo de Luis Fabiano, un remate de Perotti con todo a favor, dos llegadas de Kone en las que lo más fácil era marcar y una opción final de Sergio Sánchez. El Sevilla, sin duda, pudo ganar entonces, como también pudo haber caído de no haberse interpuesto Dragutinovic delante de Nauzet, pero ni siquiera esa superioridad en el número de oportunidades es un eximente para el bajón que ha pegado el equipo de Jiménez. Los sevillistas, en el argot electrónico de la contemporaneidad, se hallan en estado de stand by, inexplicablemente parados. Que Kanoute no estaba... Sería una excusa muy pobre.
Ficha técnica:
1 - Sevilla FC: Palop; Sergio Sánchez, Squillaci (Konko, m.46), Dragutinovic, Fernando Navarro; Jesús Navas, Renato, Lolo (Romaric, m.46), Perotti; Luis Fabiano y Negredo (Koné, m.78).
1 - Real Valladolid: Justo Villar; Barragán, Nivaldo, Luis Prieto, Marcos; Pelé, Álvaro Rubio (César Arzo, m.77), Borja, Canobbio (Baraja, m.90); Manucho (Nauzet, m.46) y Diego Acosta.
Goles: 0-1, M.33: Manucho. 1-1, M.46+: Luis Fabiano, de penalti.
Árbitro: Alfonso Pérez Burrull (Comité Cántabro). Expulsó con roja directa en el minuto 39 al jugador del Valladolid Borja Fernández, por una dura entrada sobre Perotti. Además, amonestó a los visitantes Diego Costa (m.6), Nivaldo (m.20), Pelé (m.44) y Justo Villar (m.81), y a los locales Jesús Navas (m.50), Dragutinovic (m.55), Luis Fabiano (m.89) y Romaric (m.89).
Incidencias: Decimotercera jornada, Sánchez-Pizjuán, unos 35.000 espectadores.
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