Empate, sonríe el Betis (3-3)

El derbi fue uno de los más espectaculares al igualar los locales el 0-3 que tenía el Sevilla a los 33 minutos Las decisiones de Del Cerro Grande provocarán infinidad de discusiones

Francisco José Ortega

12 de abril 2013 - 21:33

Sevilla/Espectacular derbi para la historia en el Benito Villamarín. El Betis, a pesar de empatar como local, se marchó del partido con la sonrisa de oreja a oreja después de igualar un marcador que llegó a tener el Sevilla en un rotundo 0-3 cuando apenas se había sobrepasado la media hora de juego. Curiosas las sensaciones que puede deparar el fútbol, pero esto es así y los nervionenses, que fueron mucho mejores en el arranque, se tienen que conformar al final con un solo punto después de ese cabezazo de Igiebor que los dejó con la miel en los labios. Mención especial también en este arranque del relato de los hechos, por qué no decirlo, para la actuación de Del Cerro Grande, que firmó un balance pobrísimo, sobre todo en el penalti del 2-3. También se equivocó en un posible fuera de juego en el 0-2 sevillista, que seguía a otro sancionado inexistente a Jesús Navas cuando se marchaba en solitario, e incluso en la solución al rifirrafe entre Medel y Cañas que acabó con el chileno en la caseta antes de tiempo.

Multitud de cosas que pueden convertir el lead de la noticia casi en una crónica propiamente dicha, pero es que sucedieron tantas cosas anoche en el Benito Villamarín que casi se podría escribir un ensayo, deportivo o de la índole que sea, sobre un simple partido de fútbol. Incluido un desenlace final que nadie podía esperar cuando los visitantes ganaban por un contundente 0-3 cuando se habían consumido en los cronómetros 33 minutos de juego. Tanto es así que hasta muchos béticos se marchaban de manera apresurada de sus localidades ante lo que estaban viendo, pero cabe suponer que después volverían con las mismas prisas para disfrutar con esa igualada final de los suyos.

Pero hay que empezar por el principio, y ese arranque tiene un protagonista clarísimo. Se trata de Rakitic, el suizo que se había casado apenas 48 horas en el Ayuntamiento de Sevilla y que se encargó de destrozar pronto todos los planes de Mel. El Betis, como casi siempre, había partido con cuatro delanteros y el Sevilla optó por darle libertad a un número idéntico de hombres arriba para que eligieran las zonas por las que debían llegar hasta la portería rival.

Ése era el planteamiento de partida de ambos entrenadores y está claro que resultó claramente ganador Unai Emery. El ímpetu de los locales, tal vez propiciado por el resultado de la primera vuelta, dejaba muchos espacios atrás y por ahí camparon a sus anchas Rakitic, Negredo, Jesús Navas y Reyes. Los cuatro conectaban con facilidad y un pase profundo del utrerano dejó al suizo solo delante de Adrián. Amago de centro y balón a las redes béticas con sólo siete minutos jugados.

El gol iba a servir para que el Sevilla se afianzara en sus planteamientos. La defensa daba un paso adelante y estrechaba las distancias, aunque un error de Botía pudo propiciar el empate en el posterior disparo de Juan Carlos. El litigio comenzaba a ser vibrante, pues Negredo se topaba con Adrián y el poste antes de que Beñat

disparara un misil ligeramente desviado. El cuerpo a cuerpo era continuo y ahí comenzaron los errores arbitrales, sobre todo de un asistente de Del Cerro que igual pitaba un fuera de juego que no lo era que daba validez a una dudosa acción en segundo tanto de Rakitic. Lo cierto es que el Sevilla tenía noqueado al Betis e incluso llegaría a derribarlo con el tercer gol de Negredo en una preciosa jugada colectiva que tenía un medido pase de Reyes al espacio.

Media hora, una hora por delante, demasiado tiempo para no barajar que el fútbol tiene alternativas de todo tipo. Y Medel se encargaría de que así fuera, pues su recital de errores acabó de sacar del carril a los suyos. Poco antes del intermedio le regaló un gol a Pabón, aunque también hay que darle su mérito al colombiano por su presión y también por la definición perfecta cuando salía Beto a la desesperada.

Los rostros de los béticos ya habían cambiado, ya existía un pie para la esperanza por mucho que el marcador siguiera 1-3 y el dominio de los sevillistas hubiera sido tan apabullante en el juego. Mel tiró de otro delantero en el intermedio y metió a Jorge Molina por Juan Carlos jugándoselo el todo por el todo. Riesgo, está claro, si los visitantes hubieran aprovechado las ocasiones que tendrían con el Betis casi entero metido arriba, pero erraron en las dos primeras y entonces llegó la jugada más polémica con un penalti que otorgó el asistente en un choque entre Jorge Molina y Fazio que no pareció derribo.

Desde ahí el Betis ya estaba enardecido y nadie dudaba de que el empate podía llegar, sobre todo cuando Medel se empeñó en destrozar a sus compañeros. Roce en el centro del campo con Cañas y Del Cerro decide que tarjeta roja para el chileno. El dominio del Betis ya fue apabullante y parecía evidente que la igualada acabaría por subir al marcador, la única duda era cuándo. Y llegó en el minuto 89, vía Igiebor, para que el Betis en pleno se marchara con una sonrisa de oreja a oreja. No era para menos, había empatado después de ir perdiendo 0-3.

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