Birimbao y el valor del arte en tiempos de confinamiento
Arte
Miguel Romero y Mercedes Muro cumplen 30 años como galeristas ensalzando la huella de los maestros
Sevilla/"Nunca hemos vendido una obra de arte pensando en la inversión. Cuando los clientes nos piden consejo sobre si deben o no adquirir un cuadro siempre decimos lo mismo: cómpralo porque puedes y porque vas a disfrutarlo pero no lo pienses en términos de negocio, ni siquiera te plantees transmitirlo como herencia en el futuro. Para nosotros la verdadera inversión es el disfrute estético". Con esta filosofía tan personal (y radical, si pensamos en un mercado del arte que hasta el actual parón estaba ansioso por las cifras) se plantean Miguel Romero y Mercedes Muro su trabajo, que llevan desarrollando desde que hace ahora 30 años fundaran junto a la calle Harinas con un grupo de socios Ventana Abierta, "traducción del nombre de la primera galería de Pablo Picasso, al que quisimos homenajear así", recuerda Mercedes Muro.
En el 2000 este matrimonio trasladó su proyecto, ya en solitario, a la calle Alcázares, donde Birimbao siguió representando a algunos de los artistas con los que arrancaron. "Hubo una cierta continuidad pero también muchos cambios y nuevos nombres que se sumaron al proyecto", repasan.
Birimbao está cerrada estos días como parte de las medidas de seguridad impuestas por la emergencia sanitaria. Sin embargo, tras sus puertas cuelgan obras de artistas ya fallecidos que alguna o muchas veces trabajaron con Muro y Romero, y a los que esta pareja quiso rendir homenaje en su trigésimo aniversario como galeristas. En Ausencias, que es el título de esta muestra, se reúnen trabajos muy hermosos de Manuel Ángeles Ortiz, Rolando Campos, Juan Casado, Cloweiller, Paco Cuadrado, Santiago del Campo, José Guerrero, Mompó, Julio Juste, Paco Molina, Lucio Muñoz, Lolo Pavón, Miguel Pérez Aguilera, Diego Ruiz Cortés y Antoni Tàpies.
La exposición, inaugurada a finales de febrero, debía clausurarse el próximo sábado 4 de abril aunque Miguel Romero confirma que "cuando podamos volver a abrir las puertas y retomar la actividad la mantendremos unos días más para que el público pueda disfrutarla y nosotros tengamos un margen para ultimar el montaje y anunciar la próxima". En su agenda estaba previsto que en abril se inaugurara Praia das baleias de Manuel Garcés Blancart, que ha quedado retrasada hasta próximo aviso.
Resulta estéril o utópico en este momento hacer planes sobre cuándo reanudar la agenda cultural. Sin embargo, ellos consideran que este tiempo de confinamiento puede suponer también la ocasión de reconectar con nosotros mismos y con los valores que sustentan la experiencia estética. "En estos días nos damos cuenta del valor que tiene la casa, el espacio que habitamos, que no sólo es un refugio físico sino algo más: es el sitio donde forjamos la intimidad y podemos desarrollarnos", reflexiona Romero. "Y en los hogares donde el arte está presente, ya sea en forma de cuadros, libros, música u otras manifestaciones, además de propiciarse un recreo de la razón se construye un vínculo emocional fuerte", continúa.
El poder admirar una pintura o un grabado ofrece así un goce estético pero también abre una ventana que confiere un sentido nuevo a su quehacer galerístico, trastocado por la pandemia. El último cuadro que vendió Birimbao fue precisamente un lienzo de Rolando Campos que forma parte de la muestra Ausencias y es un magnífico ejemplo de la potencia creativa de un pintor prematuramente fallecido. La crisis del coronavirus, además, ha obligado a Birimbao a posponer el envío de un cuadro de Juan Romero adquirido este mes por un coleccionista afincado en Austria cuyos padres, que residieron en España años atrás y compraron varias obras suyas, le transmitieron el amor por la pintura onírica y optimista del sevillano.
Birimbao lleva varias décadas representando a Juan Romero, que sigue pintando a diario desde su estudio madrileño. En Ausencias se incluye un cuadro de su esposa Claudine, que firmaba como Cloweiller y falleció el año pasado. Es un paisaje que combina la gracia cromática con un elegante lirismo y donde la pintora francesa escoge a un joven arce para celebrar uno de sus lugares favoritos: el Real Jardín Botánico de Madrid.
Cloweiller se incluye también en la nómina de mujeres con obra en el fondo de esta galería que ha dinamizado la carrera de algunas de las artistas ahora más interesantes del panorama español, como Gloria Martín y Ana Barriga. Birimbao ha dado asimismo primeras oportunidades a figuras hoy consagradas como José Miguel Pereñíguez.
En su ensayo para el catálogo de Ausencias, que puede verse en la web de la galería (donde siempre hay información de interés y pueden consultarse las obras expuestas y parte del almacén), Alberto Hevia explica que en esta reunión de diferentes trabajos y técnicas de quince maestros del arte español hay una valoración extraordinaria de su trayectoria donde se hace evidente que "tradición y novedad pueden manifestarse sin contradicción alguna".
Prueba de ese espíritu es una de las reuniones más sugerentes de la exposición, en la que un gouache sobre papel de José Guerrero de una de sus series emblemáticas (Cerillas, 1971) dialoga con una de las personalísimas abstracciones que firmó en su madurez Miguel Pérez Aguilera. Ambos amigos, que tantas reflexiones estéticas compartieron en sus años granadinos, vuelven a mostrar sus señas de identidad unidos por el uso expresivo del color azul.
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