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Podemos llena un símbolo y se pega un baño de euforia

El partido de Pablo Iglesias hace la ola en la grada del velódromo de Dos Hermanas, que representó en su día la hegemonía del PSOE.

Foto: Juan Carlos Vázquez
Pedro Ingelmo, Dos Hermanas

21 de marzo 2015 - 01:00

El medio es el mensaje. En el último día no importaban tanto las ideas fuerza, repetidas durante toda la campaña y que apenas han variado, sino en hacer una demostración de fuerza en el mismo lugar en el que el PSOE, en sus años gloriosos, exhibía su hegemonía en Andalucía: el velódromo de Dos Hermanas. "Habéis llenado con 33.000 personas. Eso se dijo siempre ¿no?", ironizaba en el escenario el chirigotero El Selu, una de las bazas de animación buscadas por Podemos para la noche.

Y no, no había 33.000 y seguramente nunca los hubo, ni ahora ni entonces, pero sí que había un graderío lleno, incluido el interior de la pista. 12.500, según lo que permitía el Ayuntamiento de Dos Hermanas. Posiblemente alguno más cuando se abrieron las puertas a todos los que esperaban fuera. "No cabe ni un alfiler", clamó Sergio Pascual, maestro de ceremonias de la función, lo que no era del todo cierto, aunque sí aproximado, a lo que miles de podemistas corearon "luego diréis que somos cinco o seis". Y ése, en definitiva, era el mensaje. Ningún otro partido se había atrevido con semejante aforo en las andaluzas. Al margen de que el presupuesto de este mensaje se disparara desde su idea inicial, el tamaño de la autoestima del joven equipo de la candidata de Teresa Rodríguez tenía dimensiones planetarias: "Lo conseguimos", decía uno de ellos.

En la grada trasera se extendían pancartas de círculos de Olivares, Umbrete, Lora del Río, Huelva, Bormujos... El sí, se puede se hizo a ratos atronador y Juan Carlos Aragón, con su comparsa Los Millonarios, hizo que el velódromo se viniera abajo al cantar que "ya es hora de echarlos de aquí".

En medio de una liturgia futbolera que incluía cánticos de "a por ellos, oé oé oé" y la tradicional ola del público de los estadios, los tres oradores estrella subieron al escenario y el velódromo se iluminó con cientos de móviles fotografiando ese momento de comunión. "Esto es historia", decía un veinteañero que ametrallaba con su smartphone a la concurrencia con un brillo de emoción en los ojos. Su primer momento para la historia. Pero había muchos mayores que seguramente ya habían vivido demasiados momentos históricos. Tenían la misma emoción y ametrallaban igualmente con sus smartphones.

Íñigo Errejón, que ha estado en el pimpampúm por su contrato con la Universidad, se calificó de gente corriente haciendo política y llamó sinvergüenzas a quienes dicen que se crea empleo cuando lo que se cambia es un trabajador de 900 euros por dos de 450. También llamó torpes a los que durante más de 30 años han gestionado la Junta y la han dejado con los índices de paro actuales. Por último, acusó a PSOE y PP de no pagar las deudas a los bancos porque, a cambio, legislan para ellos. "Son los únicos que no pagan las deudas. Todos los demás las pagamos de un modo u otro". Aunque cuando más se aplaudió fue con el ya famoso llamamiento a los funcionarios: guardad los discos duros, que ya llegamos.

El siguiente turno fue para la candidata Teresa Rodríguez, recibida a capella con el himno andaluz que ella coreó al micrófono con algun que otro gallo, con la voz quebrada por casi quince días de mitineo. Señaló algunos triunfos que ya ha logrado Podemos, como que el PP haya comprado sus propuestas de acabar con los aforamientos de parlamentarios ("lo podrían hacer mañana mismo en Madrid") o el portal de transparencia del PSOE ("227 imputados después y con mil millones de los ERE dilapidados"). El entusiasmo era creciente y, despidiéndose al grito de ¡presidenta! por la concurrencia, presentó al último orador, Pablo Iglesias, como el próximo presidente de España.

Y Pablo Iglesias dio su primer mitin de las generales empezando con un verso conmovedor de Miguel Hernández que habla de leonas que cuidan a su camada. "Tictac", se escuchaba en el velódromo mientras ondeaban bufandas moradas que se vendían fuera a cinco euros donde se leía "tictac". Qué exito en seis letras. E Iglesias desafió a Rajoy, "al del partido de no se puede", y le dijo que la desigualdad es corrupción y que les tomaron por frikis y ahora eran los únicos que podían derrotar a los de las pulseras de colores. "Ser patriota no es llevar una pulsera". Para Andalucía, un consejo: "Os han fallado y en democracia, cuando alguien falla, se le cambia. Y aquí huele a cambio".

"Mira, los vellos como gallinas", mostraba un asistente a la salida confundiendo conceptos. Del velódromo 12.500 andaluces, o los que fueran, salieron convencidos de que habían asistido al principio de otra cosa.

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