‘Zafarrancho Vilima’ salta a la radio convencional
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La popularidad de un programa de podcast conquista a La SER, que firma su fichaje
El mercado de invierno se cerró hace un par de semanas con un fichaje insólito en nuestra ciudad hispalense. Por primera vez la radio convencional se hacía eco de la popularidad de un programa de podcast y lo colocaba al completo en su parrilla. El formato es lo de menos cuando el producto funciona. Esto mismo es lo que debieron pensar los productores de Radio Sevilla (La Ser) para materializar su fichaje, que desde principios de enero ya se emite -cada lunes- de 22:00 a 23:30 horas en ‘Ser Más Sevilla’: 96.5 FM y 792 AM.
Un equipo de ‘puretas’
Para conocer más a fondo esta historia me entrevisto con dos de los cuatro componentes que conforman ‘Zafarrancho Vilima’, un programa ‘made in Sevilla’ que ha conquistado a miles de oyentes de todo el mundo a través de sus podcasts.
El grupo lo forman un cuarteto de amigos ‘puretas’ con mucha guasa: Álvaro Martín, (ideólogo del programa) de profesión redactor y guionista, (41 años); Manuel Velardo (49 años), más conocido por 'Manolo de Vilima', gerente de Pavenort Sistemas de Fijación; Kike Silva (41 años), químico de formación, aunque actualmente trabaja como programador web; y Raúl García (41 años), pedagogo, pero trabaja en estos momentos en una fábrica.
Los orígenes
Los orígenes de ‘Zafarrancho Vilima’ datan de hace más de 7 años cuando Álvaro Martín inicia una aventura en solitario creando la primera radio online de Sevilla (Sevilla web Radio), por streaming. Ahí tuvo dos colaboradores y amigos que fueron Kike y Raúl, ahora componentes del grupo. “Con el paso del tiempo me di cuenta que dedicarme a la radio online era muy duro para los pocos réditos que nos daba. Quise abandonar hacer radio a diario y enfocarme en otro producto. Entonces fue cuando se me vino a la cabeza el nombre de ‘Zafarancho Vilima’. El nombre me parecía muy divertido. Era como la antigua Vilima anunciaba sus rebajas”, comenta Martín con una sonrisa. Fue cuando le vino a la cabeza una frase de un profesor de literatura del instituto San Isidoro, Daniel Lebrato: “Álvaro, recuerda siempre que la nostalgia vende”. Y pensó, “pues en radio no hay ningún producto parecido”.
A la hora de la verdad, con los amigos “siempre terminas hablando de cosas antiguas”, interrumpe Manuel Velardo con un acento muy simpático. “Vamos, lo que hacen los puretas de toda la vida”, apostilla. Eran temas recurrentes y que se prestaban mucho al cachondeo. Así que, prosigue Martín, “como ya tenía dos grandes colaboradores como Kike y Raúl, y conocí a Manu a través de mi mujer constatando que era un cachondo total… ¡Nos aventuramos a grabar ‘Zafarrancho Vilima’ en diciembre de 2015!”. Velardo recuerda con gracia sus primeros días ya que era el único que carecía de experiencia en radio: “Me acuerdo que en los primeros programas hasta levantaba la mano para poder hablar” (risas).
Formato podcast
El primer año hicieron el programa en directo hasta que se dieron cuenta que el número de descargas era muy superior por lo que pasaron al formato podcast. Al poco tiempo les pasó una anécdota muy curiosa. Contactó con ellos un señor llamado Óscar Lirola, descendiente de la familia Vilima, insistiendo en mantener un encuentro con Álvaro, creador del programa. “Me dije, vaya la que me va a caer. Nos vimos en la Alfalfa y la sorpresa fue que me dio las gracias por usar el nombre de Vilima, que la familia estaba muy agradecida y que por fin alguien se acordaba de este emblemático comercio para algo bonito. Fue un puntazo, me esperaba una regañina y pasó todo lo contrario”.
De la noche a la mañana pasaron de 300 oyentes que descargaban sus podcasts, “que ya nos parecían una auténtica barbaridad”, a superar las 10.000 descargas cada semana. “Nunca hemos usado ninguna estrategia de marketing para promoción, entre otras cosas porque ninguno somos experto en la materia. El boca a boca es lo que verdaderamente nos ha funcionado. Hemos llegado a coincidir con alguien en un ascensor y hablarle del programa”, admiten con naturalidad al tiempo que matizan: “Nos hemos ganado cada oyente, uno a uno”.
Manu Sánchez y Javián
Como buen nostálgicos que son recuerdan con agrado a muchas personas que les han apoyado mucho en estos años y que tanto han dado “sin nada a cambio”. Es el caso, por ejemplo, del cantante y empresario Javián (Francisco Javier Antón Díaz), que un buen día contactó con ellos para decirles que era un seguidor más y que le encantaría asistir a un programa. A día de hoy, además de conservar una amistad con el grupo continúa interviniendo con frecuencia en ‘Zafarrancho Vilima’.
Otra bonita historia -y desconocida hasta ahora para el público- ha sido la del talentoso Manu Sánchez. Un día les escribió por Twitter diciendo que era seguidor del programa: “Soy oyente y me ‘jarto’ de reír con vosotros. Me gustaría participar en un programa vuestro, ¿cuándo me vais a invitar?”.
Al principio grababan en un estudio alquilado muy pequeño con unos recursos técnicos “muy cortitos”. Pero el día que decidieron grabar con Manu Sánchez “le pedimos a Javián que nos buscara algún estudio en condiciones para no tener, por ejemplo, que compartir micro cada vez que interviniera Manu. Para grabar ese programa solo”. Y así lo hicieron. Con el paso del tiempo siguieron manteniendo contacto con el polifacético artista nazareno. Incluso, recuerdan aún con asombro, “llegó a salir en el programa que participaba en TVE ‘Bailando con las estrellas’ con la camiseta de ¡Zafarrancho Vilima!”. Javián también hizo lo mismo en TeleCinco en el programa ‘Sálvame’”.
Pero la cosa no quedó ahí. A los meses, el periodista y empresario de Dos Hermanas volvió a escribirles para grabar otro programa con estos cuatro amigos. “Lo esquivábamos un poco porque el estudio bueno no podíamos pillarlo de nuevo. No estaba a nuestro alcance. Hasta que un día nos sinceramos y le contamos la verdad. Nos sorprendió su reacción. Nos dijo que nos escuchaba gratis y que se sentía casi en la obligación de echarnos un cable. Así que nos ofreció grabar gratis los programas en un estudio que tiene en su productora ‘16 escalones’ poniéndonos incluso un técnico de sonido. No nos lo podíamos ni creer".
Ahí estuvieron durante tres meses que "han sido maravillosos porque, entre otras cosas, hemos encontrado una familia, desde Ana, Antonio, Jesús, Manolo, Rafa… Les estaremos eternamente agradecidos”, puntualiza con emoción Martín. Manu Sánchez demostró que no solo es un fenómeno escribiendo, actuando, haciendo tele o radio, también lo es como persona.
Radio Sevilla
Y de repente un día Álvaro Martín, invitado por Manu Sánchez, acude como público para disfrutar del programa ‘La cámara de los balones’ (Radio Sevilla). “Fue el pasado mes de noviembre y acudí con mi camiseta de ‘Zafarancho Vilima’. Cuando menos me lo esperaba entró a saludarme Antonio Yélamo, director de Radio Sevilla y me felicitó por nuestros podcasts diciendo que vaya la que estábamos liando. Me pidió mi contacto de teléfono y se marchó subrayando ‘tenemos que hablar’. Me quedé de piedra”.
Meses después, ‘Zafarrancho Vilima’ da el salto a la radio convencional de la mano de La SER. Para Manuel Velardo este paso a Radio Sevilla ha sido como “un sueño que nunca habíamos buscado”. Recuerda perfectamente que el primer día de grabación se le acercó Antonio Yélamo y le dijo: “Haced lo que sabéis, disfrutar y pasadlo bien”. Y así grabaron el primer programa radiofónico. “Lo cierto es que ese primer programa no disfrutamos mucho (risas), por los nervios del debut, comenta Velardo. “Era lo mismo de siempre, pero no lo mismo. Me explico, sentarse delante de esos micros donde han pasado grandes de la radio como Bobby Deglané, Iñaki Gabilondo, Jesús Quintero, Salomón Hachuel, o el propio Manu Sánchez … Eso impone al principio. Es una responsabilidad muy bonita”.
Ayudas desinteresadas
‘Zafarrancho Vilima’ se ha mantenido durante años gracias al trabajo y empeño de sus cuatro componentes, pero no quieren olvidar tampoco las innumerables ayudas (de todo tipo) recibidas por los oyentes. A cambio, y de manera simpática, dedicaban breves menciones con rimas a cada uno de ellos. “Hemos tenido muchos apoyos. Unas Navidades estábamos haciendo el especial de noche buena y Kike dijo que él bebía siempre un anís, ‘Flor de Utrera’. A los demás no nos sonaba de nada y empezó el cachondeo. Que si suena a nombre de travesti, que si tal… Y al cabo del mes recibimos un mensaje por Facebook. Hola soy José Antonio Espinar, gerente de ‘Flor de Utrera’, he estado escuchando vuestro programa y que sepáis que me ha divertido mucho. Como veo que no conocéis bien el producto os voy a enviar una caja entera de botellas. Al cabo del tiempo se convirtió en un patrocinador de verdad. Por cierto, que estas Navidades, han batido récord de ventas”, recuerda Velardo.
Para Álvaro Martín, ‘Zafarrancho Vilima’ ha sido un regalo para su vida: “Me ha dado tanto, a tantos niveles, que no se pueden ni siquiera cuantificar de forma tangible”. Además, añade medio en serio: “Nos hemos ahorrado una fortuna en psicólogos gracias al programa. Cuando nos metemos a grabar salimos nuevos”. En el caso de Manuel Belardo el programa le ha dado cosas “que no están pagadas. A mí me han parado hasta en el Mercadona para felicitarme por el programa y mi personaje Manolo de Vilima. Son sensaciones difíciles de explicar”.
Humor desvergonzado
‘Zafarrancho Vilima’ aterriza en las ondas radiofónicas con una legión de seguidores desde distintos puntos del mundo, además de España. “Tenemos oyentes de Argentina, Estados Unidos, Japón, o Pekín, por citar algunos”. Un programa desenfadado en el que han pasado multitud de personajes conocidos como Mayra Gómez Kent, Millán Salcedo, Pablo Carbonell o Ana Chávarri. “¡Ah! Y muy conocido para nosotros como Julio Muñoz (Rancio)”, matizan.
Su humor desvergonzado, “de la calle y libre”, ha seducido no solo a miles de oyentes sino a una generación de personas que han bautizado como vilimadas las ocurrencias que salen de estos cuatro amigos que se reúnen cada lunes para charlar con espontaneidad de sus cosas, sin ningún guión por delante y para demostrar, sobre todo, que la radio, sea en el formato que sea, siempre seguirá viva.
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