Un vídeo revela que los narcos también trasladan a sin papeles
El Gobierno español desmiente al marroquí y a la agrupación de guardias civiles que denuncian que haya contactos fijos entre migrantes y traficantes
"¡Venga amigos! ¡Subid a la barca los que queráis emigrar!”. Un joven marroquí profiere estos gritos mientras se introduce en el mar, en alguna playa del norte de Marruecos, en dirección a una lancha que le depositará en la playa de Los Lances, en Tarifa. Al rato él y la decena de sin papeles que lo acompañan se tiran al mar, pero ya en la otra orilla, a muy escasa distancia de la costa gaditana.
El patrón de la embarcación, español a juzgar por su acento, las va diciendo cuando han de echarse al agua no sin antes pedirles que miren brevemente a la cámara de un móvil que graba sus rostros. A bordo hay, aparentemente, dos miembros de una misteriosa tripulación vestidos de rojo.
Algunos de los chavales se despiden de ellos dándoles las gracias. En las páginas de Facebook donde ha sido colgado el vídeo de su desembarco otros jóvenes marroquíes hacen comentarios desencaminados mostrándose agradecidos a la “guardia costera” española
El vídeo, grabado probablemente el lunes 10 de septiembre, ha desatado las alarmas de las fuerzas de seguridad españolas. ¿Tratan los narcotraficantes de redondear su negocio trasladando también a inmigrantes de Marruecos a España? ¿Por qué corren riesgos grabando el desenlace de la operación y las caras de sus pasajeros? La explicación más verosímil es que intentan demostrar que les han conducido a buen puerto para cobrar así, al familiar que la sufraga, el precio de la travesía del Estrecho.
La Asociación Unificada de la Guardia Civil alertó el miércoles pasado, tras analizar el vídeo, del nexo entre inmigración y narcotráfico, un negocio que, señala en un comunicado, ha “trascendido el ámbito de la delincuencia común para convertirse en un problema de mucha más envergadura”.
El ministro-portavoz del Gobierno marroquí, Mustafa el Khalfi, habló el jueves en Rabat de una “colusión entre las redes de tráfico de drogas y las de trata de seres humanos” que es necesario investigar.
El delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, les contradijo a ambos. “Hemos detectado que en algunos casos hay vinculaciones, pero fundamentalmente por los materiales”, declaró el jueves en San Roque. Más allá “no observamos relaciones entre el narcotráfico y la inmigración”, sentenció.
Vídeo en el que un "sin papeles" magrebí llega a nado (probablemente a Torrremolinos) y la Guardia Civil intenta cogerle. Se ha debido de tirar al agua desde una patera. La segunda parte del vídeo muestra la llegada de una patera con marroquíes. Les está esperando la Guardia Civil. Dos ellos intentan correr. Los guardias civiles les atrapan y les esposan.
No todos los vídeos, como el de la lancha semirrígida rodado el lunes, dan pie a que se abra una investigación policial, pero casi todos aportan una información valiosa a los estudiosos de la emigración y a las fuerzas de seguridad.
Desde principios del verano los jóvenes marroquíes que emigran a España cruzando el Estrecho –no así los subsaharianos– se graban con frecuencia al zarpar y hasta alguno ha hecho un Facebook Live de despedida (emisión en directo a través de esa red social) hasta que la patera se aleja de la costa y pierde la conexión.
Los marroquíes son la mayoría relativa, casi la quinta parte de los que llegan por mar a España, aunque las televisiones tengan predilección por las imágenes de subsaharianos y el Ministerio del Interior rehúse dar un desglose por nacionalidades de los inmigrantes irregulares. Evita así indisponer a las autoridades de Rabat revelando el alto porcentaje de marroquíes que huyen de su país.
Más de 33.000 migrantes hasta el 31 de agosto
Hasta el 31 de agosto, último dato disponible, desembarcaron en España 28.620 sin papeles, un 163% más que en el mismo periodo de 2017. Si se añaden los que saltaron las vallas de Ceuta y Melilla, todos ellos subsaharianos, en España han entrado 33.195 inmigrantes irregulares en los ocho primeros meses del año.
Nada más zarpar la patera es una fiesta. Sus pasajeros se hacen selfies, cantan, se abrazan, enarbolan banderas de sus equipos de fútbol y dan gritos de “Hala Madrid” o de “Bye bye Alhucemas”, Tánger etcétera. El jolgorio es ante todo masculino, porque los hombres son mayoría a bordo y en los vídeos en los que aparecen mujeres y niños estos esbozan sonrisas, pero no se suman del todo al alborozo.
Vídeo en el que menores marroquíes intentan colarse, en la frontera de Beni Enzar, en un autobús español que está saliendo de Marruecos para entrar en Melilla. El vídeo ha sido publicado por una pequeña web de Nador que le ha puesto sur marca de agua. Está en otros lugares sin la marca.
Distribuidas a través de las redes sociales estas imágenes son un incentivo que anima a emigrar, según opinan las fuerzas de seguridad españolas. Basta con leer los comentarios, entre entusiasmados y laudatorios de la “hazaña”, que redactan muchos de los jóvenes que las han visionado en Facebook.
La travesía es ante todo una aventura colectiva, pero algunos la emprenden por su cuenta. En medio del Estrecho unos pescadores andaluces se toparon, por ejemplo, con un adolescente marroquí que remaba con su toy (barco de juguete) rumbo a la costa andaluza. Aunque él no pidió ayuda, le subieron a bordo. Estaba desorientado y deshidratado. Sus rescatadores le grabaron mientras anunciaban que iban a llamar a Salvamento Marítimo para que se hiciera cargo del chaval.
Los pasajeros de los ferries que cruzan el Estrecho, muchos de ellos inmigrantes legales en Europa, también echan mano de sus móviles para inmortalizar sus experiencias. Dos de ellos grabaron y comentaron atónitos, desde la cubierta de su ferry, el domingo 9 de septiembre, cómo una furgoneta con un inmigrante tumbado en su techo pasó todos los controles de acceso para embarcar a bordo de un buque que zarpó rumbo a Algeciras. ¿Fue detectado cuando desembarcó en Algeciras?
La otra cara de la moneda, cuando le fiesta migratoria está a punto de convertirse en tragedia, la brinda otro vídeo grabado también desde un ferry. Éste intenta auxiliar en el Estrecho a una patera que está naufragando y algunos de cuyos pasajeros ya están en el agua mientras otros, desesperados, intentan subir a la embarcación. Desde el puente de mando les lanzan chalecos salvavidas.
Ni siquiera esa prenda de seguridad es garantía de supervivencia en las aguas turbulentas del Mediterráneo Occidental. En otro vídeo un cadáver flota, con ese chaleco adosado a su espalda, bajo la atenta mirada de los pasajeros marroquíes de un ferry, niños incluidos a juzgar por las voces que se escuchan en la grabación.
Aumento del número de fallecidos
Un total de 329 migrantes –un 47% más que el año pasado– se ahogaron en aguas próximas a España entre el 1 de enero y el 5 de septiembre, según la Organización Internacional de Migraciones, una agencia de Naciones Unidas.
Poner pie en España no significa que la odisea esté acabada. Dos mujeres gritaban a finales de agosto en una playa gaditana porque repararon que a lo lejos la hélice de la patera varada en la arena hería a un subsahariano. Dos bañistas, se observa en el vídeo, acudieron corriendo a socorrerle mientras los demás inmigrantes no prestaban atención a su compañero lesionado y corrían despavoridos tierra adentro.
Los subsaharianos tienen pocos motivos para correr. Los temidos Centros de Internamiento de Extranjeros, que dependen de Interior, están desbordados, por lo que no suelen ingresar en ellos. Es difícil y costoso expulsarles por lo que la mayoría tampoco suelen ser repatriados.
La Policía Nacional les entrega más bien ahora a las ONG que se hacen cargo de ellos unas semanas. Los magrebíes no suelen correr la misma suerte. Si les echan el guante tienen grandes posibilidades de ser devueltos, en ferry, a sus países de origen. Por eso marroquíes y argelinos tratan de escabullirse cuando ponen pie en España.
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