Gato Clavo: Un ejemplo de conservación
En el corazón de la Sierra de Andújar, Antonio Rodríguez González ha transformado su finca de 50 hectáreas en un refugio para el lince ibérico. Pero, entre todos los logros alcanzados, la historia de 'Oligisto', una hembra de lince, ocupa un lugar especial.
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Oligisto era una lince territorial conocida en la zona, pero durante años no logró reproducirse. "Sabíamos que merodeaba cerca de nuestra finca, pero no conseguía criar", cuenta Antonio Rodríguez González. En 2021, tras años de esfuerzos enfocados en restaurar el hábitat, Antonio y su equipo decidieron actuar. Se inició la repoblación del conejo de monte, especie clave en la dieta del lince, y se realizaron trabajos de clareo de pinos y recuperación del bosque mediterráneo.
El resultado no tardó en llegar. En 2022, Oligisto sorprendió a todos al dar a luz a cuatro cachorros, dos hembras y dos machos. “El día que los vimos en las cámaras fue increíble, un momento que jamás olvidaré.”, recuerda emocionado Antonio. Este nacimiento fue un hito, ya que hacía años que no se reproducía.
El éxito de Oligisto marcó un antes y un después en el proyecto. Desde entonces, ha seguido criando: en 2023 tuvo dos cachorros más, y en 2024 repitió con otros dos.
La colaboración con la Junta de Andalucía ha sido esencial para estos logros. Una de las cachorras de Oligisto, Tirene, nacida en 2022, fue seleccionada para un proyecto de reintroducción en Doñana, donde los linces se enfrentan a un reto genético. “Los linces de Andújar tienen la mayor variabilidad genética de la Península, lo que los hace cruciales para reforzar otras poblaciones”, explica. Antonio destaca cómo la historia de Oligisto es un ejemplo vivo de que la conservación funciona. “Demuestra que, si se restaura el entorno y se trabaja con constancia, los linces responden. Es emocionante ver cómo la vida vuelve a estos paisajes”.
La historia de Oligisto no solo refleja el esfuerzo humano, sino también la resistencia de una especie que sigue luchando por sobrevivir. En la finca de Antonio, el lince se ha convertido en un símbolo y un recordatorio de lo que se puede lograr cuando conservación y pasión van de la mano.