La berrea en Doñana: ecos en la Madre
Con la bajada de temperaturas, al finalizar el verano, el Parque Nacional de Doñana se convierte en el escenario de uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza: la berrea de los ciervos
Doñana cumple 55 años tratando de asegurar su supervivencia
En este rincón privilegiado, los bramidos poderosos de los machos resuenan entre las marismas, anunciando el inicio de la época de apareamiento. Entre los lugares más singulares para presenciar este fenómeno se encuentra 'La Madre', una extensa marisma donde la naturaleza se fusiona con la historia.
Al caer la tarde, cuando las temperaturas bajan, los ciervos, habitualmente esquivos, abandonan la espesura y emergen majestuosos en la llanura. Los bramidos, un sonido grave y prolongado que resuena en la distancia, no solo son un llamado de apareamiento, sino una demostración de dominancia. Es en este momento cuando el silencio del parque se ve interrumpido por un sonido salvaje.
Los ciervos, con sus impresionantes cornamentas y esbelta figura, se exhiben en los claros de la marisma de La Madre.
Este rincón de Doñana no es solo un escenario idóneo para la observación de la fauna, sino un ecosistema dentro del parque. La Madre, como se conoce a esta marisma, es una vasta área inundada donde el agua dulce atrae a diversas especies a lo largo del año. Cuando esta marisma se seca, la presencia de los ciervos adquiere un protagonismo especial, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de ser testigos de la fauna ibérica en su estado más puro.
La berrea en Doñana no solo es un fenómeno natural, sino también una experiencia que evoca emociones profundas. Escuchar el eco de los bramidos mientras los ciervos se dejan ver en las marismas de La Madre nos conecta con una naturaleza que, a pesar del paso del tiempo, sigue marcando el ritmo de la vida salvaje en este lugar único