El 'verso libre' del Gobierno andaluz

La espontaneidad y el lenguaje coloquial del consejero de Justicia, Emilio de Llera, le han llevado a meterse en más de un entuerto desde que está en el cargo.

El 'verso libre' del Gobierno andaluz
Jorge Muñoz / Sevilla

03 de noviembre 2013 - 05:04

Un veterano fiscal metido en política. El consejero de Justicia e Interior de la Junta, Emilio de Llera, lleva en la política tan sólo 17 meses. Su andadura parlamentaria es efímera, pero ha dado lugar ya a numerosos titulares de prensa, muchos de ellos críticos por la espontaneidad de unas declaraciones que, muchas veces, le han acarreado más disgustos que felicitaciones porque, en ocasiones, la realidad no es políticamente correcta. Otras veces, como ocurrió esta misma semana con las declaraciones sobre la búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo, constituyen una verdadera metedura de pata.

Es lo que tiene la falta de conocimiento del oficio de la política, de un lado, y mantener la espontaneidad de una persona que parece haber olvidado que ya no está en los estrados desde los que hablaba con la claridad que puede y debe emplear un fiscal. Emilio de Llera, a sus 62 años, es el "verso libre" del Gobierno andaluz. Nadie ha conseguido que sus declaraciones, para lo bueno o para lo malo, pasen desapercibidas. Es lo que tiene hablar igual delante de los micrófonos y de las cámaras de televisión que detrás de ellas, una sinceridad y naturalidad que por lo general se considera que es ajena a la clase política y que, en el caso de Llera, le lleva a emplear expresiones coloquiales poco comunes en el lenguaje político pero que calan rápidamente en la opinión pública.

Sus principales frases más polémicas las ha pronunciado sobre una temática muy concreta: el caso de los ERE fraudulentos, la juez Mercedes Alaya, y más recientemente el caso del asesinato y desaparición de Marta del Castillo, donde el padre de la joven llegó incluso a pedir públicamente su dimisión, aunque posteriormente explicó que el propio consejero le había telefoneado para pedirle disculpas. Este caso fue quizás el mayor error dialéctico del consejero porque, aunque es cierto que la búsqueda del cuerpo ha supuesto un importante coste, no se puede decir que es una "tontería despilfarrar" el dinero porque la búsqueda no ha tenido éxito y Miguel Carcaño no ha dejado de mentir sobre el paradero. La reacción del padre de Marta era comprensible.

La antología de las frases más controvertidas de Emilio de Llera, que es el único consejero socialista que ha repetido en su Consejería a la llegada de Susana Díaz, se inició prácticamente con su llegada al despacho de la Plaza de la Gavidia, el que un día ocupó Queipo de Llano. Emilio de Llera enterró el proyecto de la Ciudad de la Justicia, al afirmar que un complejo de estas características en una época de crisis y recortes presupuestarios entraba en el "campo de la ciencia ficción".

Pocas semanas después realizó unas declaraciones que han sido quizás de las más contestadas, cuando al referirse a la instructora del caso de los ERE fraudulentos, Mercedes Alaya, destacó el esfuerzo que realiza la magistrada para apuntillar que, a pesar de su labor, sigue estando "muy guapa", lo que llevó a que fuese acusado de machista por algunos sectores.

De Alaya también dijo que "no es superwoman", cuando la juez se negó a aceptar los jueces de refuerzo que le puso el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) para ayudarle en la instrucción de las macrocausas que investiga.

Muy singulares fueron igualmente las críticas que realizó a la labor del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, cuando dijo que no está resolviendo los grandes males de la Justicia y comparó su intervención con el caso de una persona que tiene "mucha hambre y se le ofrece una gamba en lugar de un plato de cocido".

La última perla del consejero de Justicia data del pasado jueves, cuando en la presentación de los presupuestos de la Junta para Sevilla justificó la falta de inversiones en grandes proyectos de la siguiente forma: "No vamos a ser tan animales como para invertir en obras si hay hambre física". El hiperrealismo de su lenguaje es lo que le juega a veces malas pasadas a Emilio de Llera y eso es difícil de corregir, aunque muchos alaban su naturalidad, aunque sea en privado.

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