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La venganza de los ganaderos andaluces contra el cártel de la leche

Demanda

Más de 2.000 granjas participan en una demanda colectiva contra las principales empresas lácteas por las pérdidas que sufrieron durante 13 años a causa del pacto de los precios

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Dos de las vacas de una explotación ganadera de Cádiz. / Miguel Ángel González

La de ganadero es "un profesión en peligro de extinción". Son palabras del gaditano Manuel, que en 2007 heredó de su padre una explotación de vacas lecheras en la provincia de Cádiz. Su progenitor, que se hizo con la granja en los años 50 del siglo pasado, fue víctima del mayor cártel de leche que ha tenido este país y, hoy, es su hijo el que lucha para que su padre sea indemnizado por el daño causado: "No es por el dinero, es por mi dignidad y la de mi padre. Las grandes empresas lácteas se estuvieron cachondeando de los ganaderos durante años", exclama el ganadero, que prefiere no decir su nombre completo.

Desde el año 2000 hasta 2013, las principales empresas lácteas tuvieron en jaque a los ganaderos españoles, que vieron cómo aquellas pactaban el precio de la leche en detrimento de los intereses de los ganaderos.

La Comisión Nacional de los Mercados de la Competencia (CNMC) multó por ello en 2019 a ocho empresas lácteas y les impuso una multa de 80,6 millones de euros, pero, según se ha podido confirmar, las ganancias de estas empresas fueron mucho mayores y el daño a los ganaderos ya estaba hecho. Algunos de estos profesionales se arruinaron, cerraron sus granjas o se pasaron a la producción de carne, abandonando la de leche. Ahora, estos ganaderos piden la revancha respaldados por el Tribunal de Justicia Europea, que les da un plazo de 5 años para reclamar pérdidas.

"En el año 2000 había 60.000 granjas en España, ahora solo hay 12.000. Muchas de ellas cerraron como consecuencia de los daños causados por el cártel de la leche, ya que los ganaderos no podían hacer frente a los costes de producción. Otras han cerrado porque sus dueños se han jubilado y los jóvenes, viendo la situación y las condiciones actuales, no quieren trabajar en este negocio", explica Albert Poch, letrado del bufete de Abogados Redi, que trabaja en una demanda colectiva contra las grandes empresas lácteas que participaron en el cártel.

Explotación ganadera de la provincia de Cádiz. / Miguel Ángel González

El sector ganadero andaluz ha perdido un 18% de las granjas de vacuno desde el año 2015, según advierten las principales organizaciones del sector (COAG, UPA, CA Andalucía, OPL, ASAJA Córdoba y ASAJA Granada). Actualmente, no llegan a 500 las granjas de vacuno de leche en Andalucía, con algo más de 60.000 cabezas y una producción de 600.00 toneladas de leche, lo que representa cerca del 8% del sector lechero nacional y el quinto puesto tras las grandes regiones productoras de leche como Galicia, Castilla y León, Cataluña y Asturias. No obstante, la comunidad autónoma andaluza se encuentra a la cabeza en dimensión y profesionalización, con una producción media por explotación de 836.000 kilos.

"Mientras que en regiones como Galicia las granjas son familiares, con una media de 10-12 animales; en Andalucía son explotaciones de grandes dimensiones, con 100 cabezas de ganado de media. Hay menos granjas pero la producción es grande", explica el abogado Poch.

El sector ganadero andaluz ha perdido un 18% de las granjas de vacuno desde el año 2015

Respecto a la producción distribuida por provincias, destaca Córdoba, especialmente el Valle de los Pedroches, que registra una producción de 322,5 millones de kilos; detrás vienen Sevilla, con 65 millones; Cádiz, con 50 millones; Granada, con 39 millones; Jaén, con 15,5 millones; Málaga, con 10,5 millones; y Almería, con 0,3 millones. Huelva, ha desaparecido del tejido productivo de vacuno de leche, según datos de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía

El sector se halla cooperativizado en más del 90%, existiendo, en el seno de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, nueve entidades asociadas con una facturación total superior a los 160 millones de euros.

El origen de la discordia

Durante 13 años, ocho compañías acordaron los precios de la leche a nivel estatal y se repartieron el mercado de tal forma que los productores apenas pudieron obtener beneficios. Según la CNMC, estas empresas intercambiaban información, a nivel nacional y regional, sobre precios de compra de leche cruda de vaca, volúmenes de compra de ganaderos y excedentes de leche con el objetivo común de consensuar y adoptar una estrategia conjunta para controlar el mercado de aprovisionamiento de leche cruda de vaca. Además, en determinados momentos, se materializaron acuerdos concretos para coordinar los precios de compra de leche y para la cesión de ganaderos entre industriales.

Como consecuencia de ello, los ganaderos carecían de libertad para fijar el precio de su productos. En España, durante el periodo del cartel, el litro de leche se vendió a una media de 0,31 euros, según el Observatorio de Mercado de la Leche de la Unión Europea. Hoy, el precio se sitúa en torno a los 0,50 y los 0,60 euros el litro de leche.

Lácteas de Galicia (AELGA), Calidad Pascual (antes Grupo Leche Pascual S.A.), Central Lechera de Galicia (CELEGA), Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA), Danone, el Gremio de Industrias Lácteas de Cataluña (GIL), Grupo Lactalis Iberia, Nestlé España, Industrias Lácteas de Granada (Puleva) y Schreiber Food España (antes Senoble Ibérica) son las empresas citadas por la CNMC en una lista de la que terminaron saliendo otras tantas comercializadoras tras haber prescrito su mala conducta. Finalmente, la CNMC impuso una multa de 80 millones de euros a ocho de estas empresas por su mala práxis. Esta sanción no es firme, ya que las empresas tienen recurrido el caso ante la Audiencia Nacional.

Una demanda colectiva con más de 1.200 ganaderos

Un camión de la empresa Puleva recoge la leche de la granja gaditana. / Miguel Ángel González

Se calcula que puede haber 60.000 posibles afectados en todo el país por el cártel de la leche, pero, bien por desconocimiento, miedo a posibles represalias o por resignación, apenas un 5% de los afectados se plantean reclamarle a las empresas lácteas que participaron en el cártel una indemnización por el dinero que perdieron.

El bufete de Abogados Redi, especializado en defensa de reclamaciones de afectados por cárteles, trabaja actualmente en una demanda colectiva con más de 1.200 explotaciones ganaderas de toda España y mantiene reuniones con representantes del sector de diferentes comunidades para explicarles las posibilidades de su reclamación. En esta demanda colectiva hay 167 ganaderos andaluces: 64 de Cádiz, 101 de Córdoba, uno de Sevilla y uno más de Granada.

"Las empresas lácteas se han cachondeando de los ganaderos durante años"

"Este caso es bastante complejo a nivel judicial. Las industrias sancionadas han recurrido y ahora el caso está en la Audiencia Nacional. Hasta que no haya una sentencia firme, no vamos a reclamar la indemnización por los daños causados para evitar riesgos", explica Alberto Poch, que empezó a trabajar en esta demanda colectiva en 2017. "Conozco bien el sector. Me pagué la carrera ordeñando vacas", relata el letrado. "Empezamos a trabajar en este caso de manera muy local, en la zona de Gerona. Muy pocos ganaderos sabían que había una sanción que multaba a las empresas lácteas por pactar el precio y, mucho menos, que podían reclamar".

Poch explica que muchos de los demandantes son los descendientes de los afectados. "Muchos de los perjudicados están jubilados o han fallecido, y son sus hijos los que han iniciado los trámites legales, más que por el dinero, por el trabajo y la dignidad de sus padres".

Una profesión en peligro de extinción

Una vaca en una explotación ganadera de la provincia de Cádiz. / Miguel Ángel González

Cada día, ya sea festivo o laboral, Manuel ordeña sus vacas a las cinco de la mañana. En la explotación que heredó de su padre, ya jubilado, son tres trabajadores en total, aunque no es extraño ver también a su progenitor de 74 años "echando una manita" a las seis y media de la mañana. "Ordeñamos a los animales, les damos de comer, limpiamos, comprobamos el estado de los animales, alimentamos a los becerros más pequeños, asistimos a partos....

Todo esto a diario, los 365 días del año, aunque sea festivo o haga 45 grados, como ocurrió este verano", explica el ganadero, de 40 años y padre de tres niños pequeños. "Pero reconozco que me gusta. Es lo que he vivido. Dicen que sarna con gusto no pica, aunque a veces se hace cuesta arriba. Las personas mayores piensan que debes dedicarte en exclusiva a las vacas las 24 horas. Yo creo que hay que organizarse. También quiero disfrutar de mis hijos".

El ganadero denuncia que, durante el cártel, los ganaderos vendieron de media la leche a 0,31 euros el litro. Pero, tras la sanción por parte de la CNMC, la situación no mejoró demasiado. "Desde el año 2018, las empresas lácteas hacen contratos anuales, y durante todo el año 2021 nos obligaron a vender la leche a 0,33 euros el litro. Los ganaderos no queríamos firmar ese contrato, pero nos amenazaron y tuvimos que ceder a sabiendas que perderíamos dinero".

Los ganaderos vendieron su leche a 0,33 euros el litro durante todo 2021, un precio por debajo a los costes de producción

Para cubrir los costes de producción, olvidando las ganancias, el litro de leche debería venderse a 0,42 euros. "Hemos estado vendiendo la leche durante mucho tiempo a un precio inferior al coste de producción. Por mucho que el Gobierno dijera que eso no se iba a permitir, se ha permitido", denuncia el ganadero gaditano. "Hay mucha gente que no sabe de dónde viene la leche y creen que directamente que sale del tetrabrik del supermercado".

Hoy, la leche se vende a 0,60 euros el litros, pero, como denuncia Manuel, los costes de producción están disparados. "Hace unos años, el precio del pienso era de 225 euros la tonelada. Hoy, lo estamos comprando a 420 euros".

"¿Teme tener que cerrar su explotación?". La última pregunta de la entrevista hace que Manuel cambie el tono de su voz. "No sé si es miedo o alivio", responde con sinceridad. "Tal como está la situación, el sacrificio que supone y lo difícil que es contratar a trabajadores de confianza, a veces pienso que cerrar sería un alivio. Es triste".

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