El último felino
En 2014 ya son 28 los ejemplares de lince ibérico fallecidos por causas no naturales, el peor dato de la última década. Únicamente 332 ejemplares campean en Andalucía.
Las primeras huellas aparecen en el camino, una senda de arena fina que indica su presencia de entre los pinares de Aznalcázar (Sevilla), donde todo su paisaje parece lo mismo: mucho verde y olor a fresco.
Los últimos rayos de luz nos guían el paso, y el corazón se acelera a cien por hora cuando se cruza el gato, gato clavo. Moteado grueso de Doñana, agazapado en el matorral esperando su presa, con la melodía de los mochuelos en la dehesa; sí, de esas de las que no quedan. De repente una carrera, polvo en el ambiente. Se le escapa, esta vez el conejo pudo con el sigilo del felino. Fatigado, mimetizado en el entorno, nos regala una mirada, quizás la última.
Ya son al menos 28 los linces ibéricos muertos en lo que va del año 2014 por causas no naturales, de los cuales 20 son por atropellos, seis más que en 2013, y el resto por cacería y envenenamiento. Uno de estos atropellos se produjo el pasado mes de agosto en la carretera que cruza la Dehesa de Abajo, en el término municipal de La Puebla del Río.
El naturalista Beltrán Ceballos, uno de los gestores de este centro, lleva varias años advirtiendo de esta posibilidad. "En más de una ocasión hemos solicitado que se pongan señales de advertencia en esta carretera y estamos recaudando dinero a través de crowdfunding para poder ponerlas". Muchas son la actuaciones para la recuperación de la especie mas amenazada del planeta.
Francisco Villaespesa, director del centro de cría en cautividad de El Acebuche, explica cuáles son los dos pilares del programa de conservación Lynx ex-situ. "En primer lugar es tener un stock de ejemplares en cautividad, una salvaguarda genética para que en el caso que desaparezca la especie en la naturaleza, tener ese stock y poder recuperarlo".
El segundo de los objetivos es proporcionar ejemplares aptos desde un punto de vista sanitario, etológico y genético para reintroducirlos en la naturaleza. "Desde 2010, cuando se dejaron en libertad los primeros ejemplares de lince ibérico en el campo, se está trabajando en ese aspecto", subraya Villaespesa.
Hay que recordar que la mayor amenaza del lince sigue siendo la falta de población de conejo, su principal subsistencia, producida por una enfermedad de origen vírico. Esta escasez de alimento estuvo a punto de llevar a esta especie en 2002 al borde de la extinción.
Otro de los motivos de la desaparición progresiva de la especie es la fragmentación de su hábitat, producido por la intensificación de la agricultura y el cambio de uso del suelo, así como el aislamiento genético.
El censo actual de la especie asciende a la cantidad de 332 ejemplares, de los cuales 94 corresponden a la zona Aljarafe-Doñana, 169 a Andújar-Cardeña y 69 a Guadalmellato-Guarrizas.
Extremadura, Castilla-La Mancha y Portugal son los nuevos territorios de reintroducción del felino.
En los últimos 50 años, la población del lince ibérico ha descendido considerablemente, pasando de los 5.000 ejemplares de los años 60 a los 332 de 2014.
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