Tribuna
Andalucía y el socialismo andaluz
Escueta sesión vespertina en el segundo capítulo del juicio más mediático de la historia de Huelva. En poco más de una hora y diez minutos, cinco testigos declaraban ante el tribunal en presencia de los dos acusados por la muerte de la pequeña Mari Luz Cortés: Santiago y Rosa del Valle.
El tercero de ellos, el ingeniero técnico de la Empresa Municipal Aguas de Huelva SA (Emahsa) Fernando Mayor, arrojó el testimonio más significativo de la tarde. Con sus expertas aclaraciones, desmontó uno de los detalles más importantes de la declaración autoinculpatoria que realizara el pederasta durante la instrucción del caso (de la que se desdijo el miércoles en la vista oral): el lugar donde presumiblemente abandonó a la menor para deshacerse de ella.
Santiago del Valle aseguró en aquella declaración a la que se hace referencia que salió de la avenida de las Flores donde residía y caminó con la pequeña oculta en un carrito de la compra hasta llegar a una alcantarilla que se encuentra a unos 300 metros de su casa, en los aledaños del hotel AC, a la entrada de Huelva por la A-49. "No sé si estaba o no viva. No sé si murió después de arrojarla a la alcantarilla por el golpe o porque hubiera agua", indicó. De este modo trató de exculpar a su mujer, Isabel García, y a su hermana Rosa de toda vinculación con el crimen. Él lo hizo todo solo y no trasladó a Mari Luz hasta el Estero del Rincón en el vehículo de su hermana, apuntó.
Fernando Mayor participó, junto con otros técnicos de Aguas de Huelva, en la búsqueda de la niña. Tanto la Policía como los Bomberos solicitaron su ayuda y la de otros compañeros para buscar pistas en la red de alcantarillado del entorno de El Torrejón, "sobre todo en aquellos que pensábamos que podían tener un mayor diámetro". Incluidos los más cercanos al hotel AC. También achicaron agua en algunos garajes del barrio onubense. Pero siempre fue una búsqueda infructuosa.
Aunque es necesario tener "cierta habilidad" para levantar la tapa de un colector, reconoció que "no es complicado si se tiene un destornillador". A la pregunta del fiscal, Alfredo Flores, sobre si existe la posibilidad de que arrojando un cuerpo al alcantarillado hubiera llegado al Estero del Rincón, el ingeniero aseguró que sí, pero añadió una salvedad: "Para ello debía haber llovido con intensidad".
La posibilidad existe porque el colector en cuestión tiene 1,80 metros de diámetro, es decir, que no es precisamente estrecho. Pero generalmente, "en su normal funcionamiento" no tiene más de dos dedos de agua. Y así es imposible trasladar un cuerpo.
La clave está, indicó Fernando Mayor, en que "según nuestra propia base de datos" durante los días en que Mari Luz estuvo desaparecida -entre el 13 de enero y el 7 de marzo de 2008- "no llovió con la intensidad suficiente". De hecho, el primer día que arreció la lluvia fue "el 19 de marzo". Por lo que descartó tajantemente la hipótesis.
En un día de temporal que hubiese aportado la carga de agua suficiente al colector, un cuerpo inerte hubiera sido arrastrado a una velocidad de un metro por segundo, "bastante" elevada.
Con esta fuerza, iría golpeándose "contra las paredes de hormigón continuamente" hasta llegar a los canales 19 o 20 de Huelva, pero el cadáver de la menor sólo presentaba magulladuras en algunas zonas muy concretas que no se corresponden con el nivel de violencia relatada por el técnico. Una vez allí y ante la necesidad de aliviar el excedente de agua, desembocaría en el estero "en cuestión de horas" y, por ende, en la ría del Tinto. Esta posibilidad, por tanto, quedó totalmente desmontada por el ingeniero.
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