Su tarjeta de presentación
Diego Sales. Ex rector de la UCA de Cádiz
Internacionalizó la UCA a golpe de cargos en viajes por todo el mundo, de Moscú a San Luis de Potosí
El químico Diego Sales soñaba con una Universidad de Cádiz que fuera algo en el mundo, cuyo nombre sonara a prestigio, un revulsivo en la sociedad gaditana. Por eso quiso ser el sustituto de de Romero Palanco, el hombre que había puesto en pie el proyecto universitario de la provincia, y se enfrentó a la vieja guardia representada por Martínez Massanet en 1994. No lo consiguió, perdió, y se retiró a su laboratorio. Pasado el tiempo, dos mandatos después, con la UCA en quiebra técnica, incapaz de pagar sus obligaciones con la Seguridad Social y con una deuda de 59 millones de euros, un grupo de catedráticos de peso le animó a volver a intentarlo en 2003. Esta vez sí ganó y se rodeó de un grupo potente, donde destacaban nombres muy respetados en el mundo académico como Juan Terradillos, de Derecho, o Manuel Larrán, de Empresariales. Ambos abandonaron el barco tiempo después. Sales, al que pocos niegan el mérito de haber modernizado una universidad con una estructura muy compleja, que cuenta con cuatro campus, se reveló como un hombre que necesitaba de lealtades inquebrantables, al que no le gustaba escuchar críticas y que, según sus detractores, no era muy estricto en la observancia de las reglas de la meritocracia.
Aún así, el notable cambio experimentado por la institución en su primer mandato le llevaron a ganarse un segundo mandato, donde se rodeó de un equipo con un perfil algo más bajo en el que el hombre clave era el gerente, Antonio Vadillo, que había logrado estabilizar las cuentas de la UCA. Pero paralelamente era necesario pagar las lealtades. Si se exceptuaban los sueldos del propio Vadillo y de Sales, que podían superar los 80.000 euros, la remuneración de los otros cargos no era excesivamente generosa. Sólo así se puede explicar la aparición de las tarjetas, que algunos, a juzgar por los extractos, utilizarían como sobresueldos.
Sales, un hombre afable, muy sociable, subido en la cresta de la bonanza económica, hizo de su tarjeta su carta de presentación. Sus gastos en comidas y agasajos en su segundo mandato son continuos. Hay un total de 231 apuntes sólo en restaurantes durante el periodo de 2007 a 2011, con un coste para la Universidad de 30.111,06 euros. Aquí no se contabilizan gastos en los hoteles del extranjero que también podrían corresponder a comidas.
Su afán por dar a conocer a la UCA como una institución abierta al exterior, no encerrada en sí misma, como consideraba que había sido la anterior etapa, le llevó a realizar viajes de muy diversa índole. Con la tarjeta de la UCA Business Oro, Sales asumió 76 apuntes en hoteles con un coste de 11.701 euros. En la espera de estos viajes, en los aeropuertos, compraba con la tarjeta en las tiendas Aldeasa. Los apuntes en este sentido son muy numerosos.
Uno de los reconocimientos que él más valoraba fue haber sido investido doctor honoris causa por la Universidad Estatal Lingüística de Moscú. Eso supuso unos cuantos viajes a Rusia para afianzar los acuerdos entre esta institución y la de Cádiz. También se alcanzan más acuerdos, como con la Universidad de Managua, con sus correspondientes viajes, o San Luis de Potosí, en México. Esta relación fue muy comentada en el mundo universitario, ya que aparece en las cuentas de la UCA un apunte de 3.506 euros para un viaje en el que los pasajeros eran el propio Diego Sales, la vicerrectora Marieta Cantos y el catedrático de Historia Alberto Ramos. Este viaje se produjo en junio de 2011, en pleno periodo electoral en la Universidad. Posteriormente se sabría, a través de un despacho de la agencia Efe, de la presentación de La Constitución de Cádiz y su huella en América, un libro de Alberto Ramos, en México Distrito Federal en un acto en el que intervendrían tanto Marieta Cantos, pareja de Ramos, como Diego Sales. Esos días, además, había un acontecimiento social en San Luis de Potosí: la boda del hijo de Diego Sales. Posteriormente se pasaron nueve dietas con cargo a este viaje a México por 478 euros.
El uso que hizo el rector de su tarjeta abarcaba otras actividades que no es fácil encuadrar, en principio, en necesidades de la Universidad, como puede ser un cargo de 54 euros en la barra del Teatro Falla en mayo de 2011 o los 1.500 euros gastados en sábado en el supermercado Makro. En las Navidades de 2007 y 2009, con cargo a la UCA, realizó compras por valor de 460 euros en la tienda de joyería y bisutería Paraty by Carmen. El fin de semana de la Hispanidad de 2010 lo pasó en Madrid, alojado en el hotel Eurostar, con un coste (se incluye comida en la marisquería La Dorada) de 924 euros. Entre los buenos hoteles que visitó se encuentran los Westin de Valencia, donde una sola noche de mayo de 2008 salió por 426 euros, o de San Luis de Potosí (538 euros).
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