Susana se asombra, aquí se juega
La ex presidenta descubre que los secretarios de Organización mandan en el PSOE
Perdió las primarias contra Espadas porque antes había perdido la Junta, iba de derrota en derrota, la misma razón que ahora argumentan los críticos para relevar al secretario general
Considera "normal" que se esté buscando una alternancia a Espadas
Susana Díaz ha descubierto la pólvora. Y el agua. "Aquí se juega", que diría el comisario Louis Renault al desmontar el garito del café de Rick en Casablanca donde él era el cliente más distinguido. La ex presidenta de la Junta ha culpado a José Luis Ábalos de su derrota en las elecciones primarias de junio de 2021. El ex ministro era por aquel entonces el secretario de Organización del PSOE, el poderoso número dos del partido y, según Susana Díaz, Ábalos se pasó 15 días en un hotel, colgado al teléfono para recabar apoyos para Juan Espadas, el ganador de aquellas primarias. La ex presidenta liga así, como quien no lo quiere, el nombre del cabecilla de la trama de los Koldo, Aldama y Jessica al de Espadas, un golpe que ha retumbado en todo el PSOE de Andalucía. Un caldo a punto de ebullir, faltan días.
Díaz ha descubierto el agua, quien también fuera poderosa fontanera de todas las batallas internas del PSOE se ha caído del caballo ante la revelación de que los aparatos de los partidos también influyen en los congresos y en las elecciones primarias. Susana Díaz era la secretaria de Organización del PSOE de Andalucía cuando Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón se enfrentaron en 2012 en el 39º Congreso de Sevilla, cuando la sevillana se empleó a fondo para poner a la militancia, a los dirigentes y a los alcaldes socialistas del lado de la ministra catalana. El hombre que acabó con ETA no supo ver la maniobra de San Telmo. Díaz era la mujer fuerte del presidente José Antonio Griñán en el partido y el PSOE andaluz tenía todo el poder de la Junta. José Antonio Viera, entonces responsable del PSOE en Sevilla, declaró en ese congreso que las presiones que había padecido esos días desde la Junta habían cruzado todas las líneas rojas. El trío Susana Díaz, Mario Jiménez, Rafael Velasco hicieron prácticas de purgadores en Juventudes Socialistas. Pues eso, aquí se juega.
Susana Díaz lleva tres años retirada de la primera línea del partido, se refugió en los platós de televisión, donde le va muy bien como tertuliana en algunos de los programas más vistos de Antena 3 y Cuatro, y cree que en el PSOE intentan "borrarla", y puede que sea cierto, pero ella no perdió esas primarias contra Juan Espadas por las maniobras de José Luis Ábalos. Fue derrotada porque, antes, había perdido el Gobierno de la Junta y las elecciones internas contra Pedro Sánchez. Susana iba de derrota en derrota, y ése es el mismo argumento que utilizan ahora los críticos para relevar a Espadas al frente del PSOE de Andalucía.
Susana Díaz se ha pasado al bando de los Calimeros, aquel pollito de los dibujos animados que siempre andaba llorando, y se queja de que, como Felipe González y Alfonso Guerra, no participará como delegada en el 41º Congreso Federal de Sevilla. Los ex presidentes no suelen ser delegados, no se les escoge para ir a los congresos a debatir y a votar, sino que se les invita como patricios, como ocurrrió en el pasado congreso de Valencia, cuando Pedro Sánchez llamó a Díaz para que fuese a la ciudad del Turia. Y eso ocurrirá ahora, Díaz será invitada, otra cosa es que crea conveniente asistir.
Es cierto que el PSOE de Andalucía, por diversas razones, tiene problemas con sus ex presidentes, a Manuel Chaves y a José Antonio Griñán aún no los han rehabilitado del todo, a pesar de la sentencia de amparo del Tribunal Constitucional, y con Susana Díaz se han reabierto todas las heridas ahora que se acerca un proceso precongresual. Estas lejanías provocan que el PSOE andaluz, que fue la federación más fuerte del partido desde Surenes en 1974 hasta la derrota de 2018, se haya quedado sin referentes históricos, todo un déficit para una organización cuando trata de buscar nuevos liderazgos. No hay moderadores ni auctoritas, sólo algunos patanegra que tratan de enmarcar la crisis sin crearle un problema a Pedro Sánchez.
Porque en ese momento se encuentra el PSOE de Andalucía, más allá de la última polémica con Susana Díaz. Hay un grupo de críticos, que se denomina Bases Andaluzas Socialistas, donde participan los susanistas, pero hay muchos más a la espera, tantos que podrían desequilibrar el respaldo que Juan Espadas tiene de Ferraz. Uno de éstos ha explicado a este medio que se trata de buscar una lista "única y potente", donde haya susanistas, sanchistas y todos aquellos que entiendan que el partido necesita un nuevo líder para encarar las elecciones autonómicas de 2026.
Si finalmente hay un paso adelante de personas que hasta ahora no han entrado de modo público en este debate, los socialistas andaluces dirimirán su futuro en el congreso regional que se celebrará a partir de diciembre, posiblemente en febrero. La fecha la pondrá Ferraz, porque la dirección quiere que los cónclaves regionales no se acumulen en una única fecha, sino que se repartan a lo largo de varios meses, cuando coincidirían dos cada fin de semana.
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