Los riesgos de los vapers, la nueva moda entre los adolescentes en los institutos
El fácil acceso de los menores para conseguir estos dispositivos, pese a ser ilegal, es una las causas por las que su uso está generalizado
Intervienen en una nave de Málaga casi 8.500 vapeadores, vendidos de forma clandestina incluso a menores
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Chocolate, algodón de azúcar, plátano, sandía o lima son algunos de los cientos de sabores que ofrecen los conocidos como vapers; una especie de cigarrillos electrónicos que calientan un líquido para obtener un vapor que se puede inhalar. Con nicotina o sin ella y cos envoltorios cada vez más coloridos y llamativos se ha convertido en una moda cada vez más extendida, sobre todo, entre los jóvenes. Y es que, a pesar de que su venta está prohibida para los menores de edad, dos de cada diez adolescentes lo han probado, desbancando así el consumo del tradicional tabaco.
Los vapers funcionan de manera similar a los cigarrillos electrónicos. Si bien, estos crean más vapor y liberan más productos químicos. Mientras que en estos dispositivos el vapor puede contener nicotina (sustancia adictiva del tabaco), saborizantes y otras sustancias químicas; los cigarrillos electrónicos también se pueden usar con marihuana, aceite de cáñamo u otras drogas.
Hace más de diez años que se aprobó en el Congreso de los Diputados la ley del tabaco, cuyo texto prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados y en algunos al aire libre, como parques y lugares de ocio infantil, colegios y recintos hospitalarios. Una norma que también regula el consumo de vapers. Si bien, su uso en los centros educativos se ha extendido durante los últimos meses.
Así lo confirma a este periódico Virginia Rodríguez, portavoz en Málaga de la Asociación de Directoras y Directores de Institutos de Enseñanza Secundaria de Andalucía (Adian). “El consumo de vapers entre los adolescentes y dentro de los centros educativos es una realidad que nos está causando algún problema”, asegura. Además, apunta que en los cursos inferiores (primero, segundo y tercero) se observan a un mayor porcentaje del alumnado consumiendo este tipo de cigarrillos electrónicos.
Una de las causas por las que el uso de los vapers está cada vez más generalizado entre los adolescentes es la facilidad para conseguirlos, pese a ser menores de edad, señala Rodríguez. En internet o en lugares clandestinos. De hecho, la Policía Local de Málaga intervino más de 8.400 vapeadores en una nave ubicada en el polígono industrial Guadalhorce, cuyo fin era ser vendidos de manera ilegal.
Con la finalidad de controlar el uso y las condiciones de seguridad de actividades que emplean sustancias peligrosas para el medioambiente o la salud de las personas, de conformidad con la legislación vigente, efectivos del Grupo de Investigación y Protección (GIP) han llevado a cabo labores de inspección en varias empresas y establecimientos abiertos al público para comprobar si estaban almacenando o comercializando estos dispositivos electrónicos.
Tras efectuar una vigilancia en las inmediaciones del establecimiento en cuestión, los investigadores pudieron comprobar como los vapers eran vendidos a jóvenes menores de edad sin ninguna objeción por parte de los trabajadores, que tampoco les solicitaban documentación alguna para ello.
Por ello, Virginia Rodríguez insiste en la importancia de la prevención desde los centros educativos. “Además de activar el protocolo disciplinario cuando nos encontramos a un alumno vapeando en el instituto, es importante centrar esfuerzos en los mecanismos de prevención, como el Plan Director”. Este proyecto, promovido por el Cuerpo Nacional de Policía, lleva a cabo la formación e información preventiva de la comunidad educativa en temas como el acoso escolar, la violencia de género o las drogas y el alcohol, entre otros.
El vapeo, la puerta de los jóvenes al consumo de otras sustancias
Algunos expertos consideran que el uso del cigarrillo electrónico en la adolescencia se considera como una puerta de entrada para el consumo de tabaco. Estudios longitudinales en países como Estados Unidos o Inglaterra han comprobado que adolescentes que consumen cigarrillos electrónicos con 13 años, fueron fumadores de tabaco convencional más tarde.
Además, las consecuencias para la salud pueden ser aún más graves. Y es que estudios advierten de que la exposición a la nicotina durante la adolescencia puede provocar adicción y daños a largo plazo en el desarrollo del cerebro. De hecho, los vapores inhalados en los cigarrillos electrónicos están relacionados con enfermedades pulmonares e, incluso, muertes. Aunque la nicotina del vaper puede ser menos dañina que la de los cigarros convencionales, este hábito también daña la salud.
Para aquellos que defienden su versión sin nicotina, las noticias tampoco son buenas, ya que pueden ser igual de nocivos. La Universidad de Pensilvania, a este respecto, descubrió que los cigarrillos electrónicos sin nicotina son malos para la circulación sanguínea y pueden causar ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
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