"Por respeto, no hable del resto de los españoles"

El presidente de la Sección Segunda de la Audiencia de Málaga, el magistrado Federico Morales, interrumpió ayer en 14 ocasiones el interrogatorio de la Fiscalía Anticorrupción para llamar la atención al ex alcalde de Marbella, Julián Muñoz, unas veces por el tono que empleaba en las respuestas a la fiscala y otras veces por el contenido de sus argumentos. Uno de los momentos álgidos se vivió cuando por enésima vez el acusado trató de hacer ver que sus ingresos en el Ayuntamiento de Marbella, unos declarados y otros en negro, le permitieran tener capacidad de ahorro "como cualquier español".

El magistrado saltó en ese momento para hacerle ver que después oírle hablar de sobres con dinero en metálico nunca declarados a Hacienda "mucha gente" se iba a acordar de las "ganancias que usted percibió" y le exigió "por respeto al momento que se está viviendo" que no extendiera sus consideraciones personales "al resto de los españoles". No obstante, el encontronazo más severo se vivió en los primeros minutos de la sesión judicial cuando Muñoz amagó con negarse a declarar porque el Ayuntamiento de Marbella todavía no había remitido a la sala documentación que reflejara la totalidad de los ingresos que recibió durante su época como cargo público del GIL.

El órdago del acusado le valió la advertencia del tribunal de que si renunciaba a declarar en ese momento no podría hacerlo más adelante. Tras las críticas del abogado de la defensa quejándose de la escasa flexibilidad de la sala y tras un tenso tira y afloja el magistrado aceptó conceder cinco minutos, contados al segundo, para que letrado e imputado tuvieran una breve conversación para redifinir la estrategia a seguir.

Tras la pausa, el ex alcalde marbellí aceptó someterse a las preguntas del Ministerio Público, aunque volvió a ser reprendido por el tribunal por responder a la fiscala con preguntas o contestar con explicaciones, además de mostrar su sorpresa porque Muñoz hiciera anotaciones en su agenda que ahora dice que no tenían nada que ver con la realidad.